En la costa ecuatoriana habitan especies de ranas pertenecientes a la familia identificada como ‘ranas venenosas’, que también están en peligro de extinción.
32% de especies que habitan en el Ecuador enfrentan un alto riesgo de extinción.
No importe lo que cueste, el objetivo es salvarlas. El estudio y la lucha por la conservación de los anfibios en Ecuador ha llevado a que un grupo de científicos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) desarrolle desde este mes una arista clave dentro del programa ‘Balsa de los sapos’, que arrancó hace dos años.
“Se trata de la compra de tierras donde habitan especies de anfibios en peligro de extinción”, explica Santiago Ron, uno de los investigadores de mayor experiencia en este tema. El técnico refiere que la primera compra se efectuará en el cantón Limón, en la provincia de Morona Santiago, donde se encuentra la última población de la rana jambato, una especie en riesgo de desaparecer.
En ese lugar se adquirirán 50 hectáreas con fines de conservación e investigación, pues –dice– el objetivo del plan es incrementar los conocimientos científicos y las innovaciones tecnológicas para tomar mejores decisiones relacionadas con el manejo de los anfibios nativos del Ecuador.
Para esto, la PUCE está aliada con la organización ambientalista Conservación Internacional y la fundación ecológica La Otonga, con sede en Quito. Para la primera compra de terrenos se destinarán 50 mil dólares aproximadamente.
¿Por qué tanto interés en los anfibios? El estudio de la zoología establece que los sapos y ranas son eslabones de la cadena alimenticia: son controladores de plagas o enfermedades y constituyen una fuente de alimento para otros animales (por ejemplo peces, reptiles, aves y mamíferos).
Además son consideradas especies bioindicadoras, pues al poseer una piel sensible, son los primeros afectados por la presencia de químicos, el incremento de la luz ultravioleta y el aumento de la temperatura. Eso sirve como advertencia de que algo está mal en el ambiente y que los humanos también pueden ser afectados en su salud o economía, cree Luis Coloma, director del proyecto.
El plan de compra de tierras incluye también a sectores de las provincias de Bolívar y Cotopaxi, donde también hay especies en peligro de extinción. Sin embargo, la continuidad del plan está sujeto a los ingresos económicos que se perciban para este propósito, una tarea no tan sencilla, según Ron.
No es sencilla –sostiene– porque los proyectos ambientales aún no son prioritarios en el mundo. Estudios ambientales determinan que Ecuador está incluido en el grupo de países megadiversos del planeta.
Periodistas de National Geographic captaron a la rana jambato en la Amazonía.
ECUADOR DESTACA
Esta riqueza natural se encuentra bien representada en la diversidad de anfibios (465 especies descritas en la actualidad), siendo el Ecuador el tercer país con el mayor número de estas especies en el mundo, después de Colombia y Brasil.
Sus colores y diversos tamaños llamaron la atención de investigadores extranjeros el mes pasado. Se trataba de un equipo de la revista periodística National Geographic que en los últimos meses ha recorrido México, Brasil, Estados Unidos y la Amazonía ecuatoriana en busca de ranas que están muriendo por falta de políticas de conservación o por un hongo conocido como quítrido. La revista publicará el 2009 un especial sobre la especie.
La coloración blanca, negra, roja y amarilla de la piel de la especie jambato y su tamaño (tres centímetros) cautivó a los periodistas extranjeros que visitaron Morona Santiago y anotaron a las especies.
Pero también registraron la destrucción de su hábitat, debido a la habilitación de la carretera que une a Macas con Genereal Leonidas Plaza, la capital de Limón Indanza, un cantón fronterizo de esta provincia amazónica.
“Muchos investigadores extranjeros han destacado el trabajo de la PUCE con los anfibios, que data desde 1999”, comenta Ron.
Según investigaciones de este centro de educación superior, el 40% de estas especies de anfibios en Ecuador son endémicas, es decir que únicamente habitan en Ecuador. Actualmente se considera que la diversidad de anfibios del Ecuador es una de las más amenazadas del planeta.
Recientes estimaciones sobre el estado de conservación de los anfibios en nuestro país indican que 142 de estas especies se encuentran en riesgo de extinción y se considera que 25 de ellas están extintas.
No obstante, según una investigación de la PUCE, esta cantidad podría estar subestimada debido a que la información hasta ahora disponible es insuficiente para establecer el estado de conservación de otras 115 especies de anfibios.
Los científicos prevén que el número de especies en riesgo de extinción se incrementará a medida que pase el tiempo y se disponga de más información y –sobre todo– según el avance del cambio climático.
Cristina Félix, investigadora de la PUCE, toma una muestra de la piel de una rana marsupial para hacer análisis genéticos.
Fábricas químicas,
Antibióticos y analgésicos se han derivado de los anfibios. Su uso para el mejoramiento de la salud humana y para generar recursos es un potencial incalculable. Con su extinción es difícil descubrir la cura para varias enfermedades.
Símbolo
Las formas, colores y cantos de los anfibios atraen la atención del público. Su imagen puede ser utilizada como emblema para promocionar la conservación de los ecosistemas, el turismo y el marketing ambiental de las empresas.
En los Andes
La creciente evidencia científica permite asumir que los anfibios que habitan en la Región Andina enfrentan el mayor riesgo de extinción. Estudios han determinado que el 84% de ellos están en peligro de desaparecer.
Extinción
Durante las dos últimas décadas los rangos de distribución territorial de muchas especies de anfibios se han reducido tanto que en la actualidad solo es posible encontrar algunos de ellos, por ejemplo el jambato, únicamente en áreas protegidas.
Fuente: eluniverso.com
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