jueves, 28 de octubre de 2010

A buen paso de tortuga

Las tortugas pueden moverse hasta 800 metros en un día o migran de 8 a 10 kilómetros en las Galápagos.

Desde Las Encantadas
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com

En Santa Cruz
“Catorce tortugas de la isla han sido marcadas para estudiar el movimiento y ecología de su población en Santa Cruz, y para entender su acción como agentes dispersores de semillas”.

Sebastián y Carolina se encontraron en mayo de 2009. Aparentaban ser la pareja del año, él grande y lustroso, ella pequeñita y ágil. Pero nunca se volvieron a topar desde entonces. ¿Y cómo lo sabemos, siendo Santa Cruz una isla tan grande? Porque Sebastián y Carolina llevan en su caparazón una unidad de GPS que permite rastrear sus pasos por el mundo.

Catorce tortugas de la isla han sido marcadas para estudiar el movimiento y ecología de su población en Santa Cruz, y para entender su acción como agentes dispersores de semillas. Este es el proyecto de Steve Blake, coordinado por el Instituto Max Planck en colaboración con el Servicio Parque Nacional y la Estación Científica Charles Darwin.

Sabemos poco de los vertebrados más emblemáticos de Galápagos, por eso el trabajo de Steve nos devela una nueva faceta en la vida en libertad de estas criaturas. Las imaginamos sedentarias y lentas, pero ahora sabemos que pueden moverse hasta 800 metros en un día, que migran distancias de 8 a 10 kilómetros, de la parte alta de la isla, a la zona árida, y viceversa.

¿Por qué tanto andar? Un poco por amor, como dice Steve “las tortugas toman muy en serio su responsabilidad de reproducirse para evitar su extinción”. Así, hembras y machos se encuentran en la parte baja de Santa Cruz para aparearse y anidar. Luego retornan a alturas de hasta 400 metros sobre el nivel del mar, donde la vegetación y el agua son más abundantes.
El aparato que llevan en el caparazón consta de cuatro partes: la unidad de GPS que graba su posición geográfica cada hora; un ‘acelerómetro’ que mide el movimiento de la tortuga en tres planos, para entender sus patrones de actividad (si se mueve de lado, hacia el frente, etc.); una radio VHF, que emite frecuencias específicas para cada una de las tortugas; una radio UHF que permite bajar toda la información del GPS y el ‘acelerómetro’. 

La capacidad de memoria del aparato es de 8 megabites, lo que equivale a tres meses en la vida de una tortuga, pero lo ideal es colectar los datos al menos una vez al mes. Para poder recibir la señal hay que estar a 50 metros de distancia del animal, por lo que el trabajo de Steve y sus colaboradores (Freddy Cabrera, Patricia Jaramillo, Ann Gezeou) es muy arduo en el campo, caminar y caminar hasta encontrar a estos elusivos animales que nadie creía se movieran tanto.

Pero Steve no se ha dedicado únicamente a la ciencia, reflexiona: “Me pagan para hacer investigación, pero soy un conservacionista de corazón, siento el compromiso de compartir lo aprendido. La mayoría de los niños de escuela, a pesar de vivir en estas islas, son más bien de cultura urbana. Por eso he integrado a la escuela Tomás de Berlanga al programa de las tortugas”.

Así, los alumnos manejan la página en Facebook de Sebastián y Carolina. Además, junto con el propietario de la tienda Lonesome George & Co, tuvieron la iniciativa de crear camisetas con la foto de Sebastián y Carolina para financiar parte del sueldo de una profesora extra para la escuela, encargada de integrar programas de conservación al currículo de estudios. Entonces con Steve Blake todo va de la mano, investigación y educación, y a buen paso de tortuga. 


Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

martes, 26 de octubre de 2010

Un futuro incierto para el área más diversa del país

Niños de la comunidad Ange, ubicada dentro del Parque Nacional Yasuní,
improvisan y adaptan sus juegos diarios al entorno natural en el que se desarrollan.
Alexandra Ávila | COCA

Áreas protegidas
Está marcado por la abundancia y la belleza. Allí, en medio de formaciones vegetales únicas, conviven diversas especies de aves, mamíferos y anfibios, que dan forma a una de las áreas más biodiversas del mundo. Según la Pontificia Universidad Católica de Quito, solo en 50 hectáreas existen más especies de árboles que en Estados Unidos y Canadá juntos.

El Parque Nacional Yasuní (PNY) es el área protegida más grande del Ecuador continental y una de las tres reservas de biósfera con las que cuenta el país (con las islas Galápagos y el Gran Sumaco), reconocido por el programa El hombre y la biósfera, de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (Unesco). 

En cuanto a la fauna del PNY, el Ministerio del Ambiente ha determinado que existen más de 610 especies de aves, entre las que se destacan guacamayos, loras, tucanes, paujís y el águila harpía. Se han registrado 200 clases de mamíferos, que corresponden al 57% de toda la fauna de mamíferos del Ecuador. Entre ellos, 81 especies de murciélagos.
Un árbol matapalo, especie predominante en el área.
Sin embargo, debido a la expansión agrícola, deforestación y cacería indiscriminada de carne de monte (guanta, venado, entre otros), decenas de especies están en peligro de extinción y el mono araña y el chorongo ya desaparecieron. 

El PNY, cuya planta de guardaparques no llega ni a diez personas, también alberga algunas especies acuáticas de mamíferos como el manatí, el delfín rosado y la nutria gigante, según el Ministerio del Ambiente. 

Pero la riqueza de especies no es lo único que existe en ese pedazo de paraíso verde. Debajo, en las entrañas de la tierra se esconden millones de barriles de crudo que son apetecidos por las empresas petroleras y por el propio Estado.

Mientras que las comunidades Kichwa y Huaorani reclaman obras, educación, salud y territorio; y los denominados pueblos no contactados, Tagaeri y Taromenane, han demostrado en escasas apariciones que solo quieren impedir la destrucción de la selva, de su casa, según cuenta Esperanza Martínez, cofundadora de Oilwatch, red de organizaciones que dan seguimiento a los impactos petroleros locales y globales. Trabajan en campaña para proteger al Yasuní desde el 2006 en conjunto con su filial en Ecuador, Acción Ecológica.
La tortuga de tierra recorre las comunidades pobladas.
En el Parque se explotan unos diez pozos petroleros y con el ingreso de las empresas que los manejan aumentó la población. “La colonización no es accidental, es motivada por las empresas. Toda operación petrolera necesita alguien que cuide las instalaciones. Uno de los tantos casos es cuando la petrolera Repsol asumió el Bloque 16. Provocó una colonización de los mismos huaorani al abrir una carretera (Pompeya-Sucumbíos-Napo)”, relató Esperanza Martínez, de la Fundación Acción Ecológica.

Martínez asegura que el mayor daño que han hecho las petroleras es social y cultural. “Ellos hicieron que el pueblo Huaorani se vuelva un pueblo mendigo. Cada vez que abren un pozo negocian las bandejas de comida”.

En la última década se han desarrollado talleres y conferencias para reflexionar sobre los problemas que enfrenta el área protegida más grande y biodiversa del país, pero no se ha ejecutado ningún cambio trascendental que mejore el futuro incierto del Yasuní. 

Una muestra es el Plan de Manejo, elaborado en el 2002. En él se proponía identificar las áreas estratégicas que debían explotarse para el turismo, reforzar la seguridad del PNY con la implementación de guardaparques, impulsar proyectos sociales en beneficio de las comunidades; sin embargo, la aplicación de ese plan implicaba una inversión de medio millón de dólares y, según expresa David Romo, coordinador del Área de Biología de la Universidad San Francisco de Quito y miembro del comité de gestión del Parque, “el Estado le asignaba $ 4 o $ 5 mil hasta el 2004, y en el 2007 el presupuesto llegó a descender hasta $ 1.000”. Añade que “ese plan tenía vigencia hasta el 2004, pero jamás se aplicó por falta de recursos económicos”. 

Cuando se negociaba el tema de la licencia ambiental para el Bloque 31, el Comité de Gestión buscó que las petroleras financien el mantenimiento del área, pero el Estado solo negoció dos vehículos, que en vez de ir al Parque fueron para los funcionarios del Ministerio del Ambiente, destacó Romo. 
El Parque Yasuní alberga cuatro tipos de bosque y sus
temperaturas anuales oscilan entre los 23 y 25°C.
“Si no se logró superar ni una inversión de $ 10 mil para el Parque, ¿de qué avance hablamos?”, se pregunta. El presupuesto con el que cuenta esta entidad ahora debe repartirse con el funcionamiento de la Dirección Provincial del Ambiente en Coca.

Este Diario intentó comunicarse con el jefe del Parque, Santiago Bonilla, pero se encontraba en recorridos de campo dentro del Yasuní.

En ese plan operativo se propuso también el apoyo a las comunidades indígenas que viven en la zona. Sin embargo, Giovanni Rivadeneira, presidente de la comunidad Kichwa Añangú, recalcó que todo lo que su comunidad posee (transporte semanal por el río Coca, centro médico, energía eléctrica, escuela y colegio) es por su propio esfuerzo y por las utilidades que genera el turismo a través de la administración de una hostería ecológica. 

Guillaume Fontaine, coordinador del programa de investigación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, reseña que desde su creación, en 1979, el número de habitantes en la zona, la falta de coordinación entre los órganos administrativos y políticos del Estado que intervienen (Ministerio del Ambiente, Ministerio de Recursos Naturales no Renovables, consejos provinciales de Orellana y Pastaza, y los municipios), no permiten que un plan de gestión se concrete. A esto, el investigador le suma el uso inadecuado de los recursos naturales, entre los que se destacan: la explotación de madera en la zona vía Auca, extracción de especies silvestres y el uso de métodos no apropiados (dinamita, barbasco, químicos) en las actividades de pesca.
La laguna de Angacocha es el hogar de grandes caimanes.
Los habitantes de las comunidades cercanas
respetan este espacio, donde los reptiles
se alimentan de especies más pequeñas.
Erradicar el problema de la tala indiscriminada de madera fina, como el cedro seique (que se va a Colombia), implicaría que el Estado entre a trabajar en las comunidades, pero hasta ahora a la “ministra (Marcela Aguiñaga) no se la ve impulsando algún plan en el Parque”, añade David Romo.

Este problema no es nuevo y nace de la delimitación del área. Según el Plan de Manejo, la superficie actual del PNY es de 982.000 hectáreas; sin embargo, el mismo Ministerio del Ambiente reconoce, en otros documentos, que no hay límites definitivos, y las instituciones locales lo confirman. 

Aunque el Plan de Manejo del PNY, elaborado en el 2002, admite que “existe una confusión sobre los límites de la Reserva y su zonificación no está todavía definida”, David Romo, director de la estación de Biodiversidad Tiputini, una de las estaciones que se encuentran dentro del Parque, recalcó que un plan verdadero significa definir mecanismos y alternativas para generar recursos económicos, dotar de educación y salud, tener una visión de largo plazo. Una de las alternativas que podrían garantizar el financiamiento de proyectos en la zona es la iniciativa Yasuní ITT, que aún espera los recursos internacionales. 

domingo, 24 de octubre de 2010

Orquídeas reinan en Ecuador

Las orquídeas atrajeron a cerca de 25.000 visitantes a la Expo Orquídeas celebrada en Quito.
Por Moisés Pinchevsky

Expertas en evolución
Charles Darwin  no se percató de ellas; sin embargo, los coloridos miembros de la familia de las orquidáceas sustentan la teoría del naturalista inglés.
El labelo o pétalo modificado de la orquídea Peristera elata tiene forma de paloma.
Puede considerarse un engaño ingenioso y cruel. Pero las leyes de la naturaleza aprueban cualquier acto de supervivencia. La mariposa, por crédula, resulta víctima del magnífico disfraz del pétalo modificado de la orquídea Psychosis Krameriana, el cual por lucir como una mariposa atrae a la alada víctima que busca una pareja para reproducirse.
Una orquídea, como la Sobralia powellii, se la reconoce por tener
 tres pétalos, de los cuales uno es modificado, y tres sépalos.
La mariposa cumple su papel: llega a la orquídea, seduce, se agita, intenta copular, insiste, insiste e insiste hasta que se percata de que su mariposa no es mariposa, sino una especie de muñeca de hule que también ha cumplido su papel: atraer al insecto para impregnarle una bolsa de polen que la amante frustrada depositará en el pistilo de otra orquídea que, posiblemente, utilizará el mismo engaño para convocarla.

Este es uno de los juegos de mentiras creado por una experta en supervivencia que sabe moverse en las arenas movedizas del tiempo.
La Psychopsis krameriana se destaca por su peculiar forma de mariposa.
Un reino en Ecuador
Las orquídeas son las flores más complejas del reino vegetal, por lo que a menudo son llamadas las reinas de las flores, según el quiteño Alexander Hirtz, presidente del Consejo Latinoamericano de Orquideología, quien agrega que el Ecuador es, al parecer, el reino preferido de estas plantas ya que posee la mayor cantidad de especies registradas: 4.215 (todo Estados Unidos tiene como 350 y Brasil, el segundo país en cantidad, 3.800).
Los insectos son atraídos con engaños a la Stanhopea tricornis.
Ese récord fue oficializado en la exposición internacional de orquídeas celebrada en el 2000 en Hannover (Alemania) y fue confirmado por los expertos de 16 países convocados a la Expo Universal Orquídeas, celebrada del 4 al 9 de febrero en el centro cultural Itchimbía, bajo la organización de la Asociación de Orquideología de Quito, el Jardín Botánico de Quito, el Ministerio de Turismo, la Empresa Metropolitana de Turismo, la Cámara Provincial de Turismo de Pichincha y la empresa Ecuagenera, que exporta orquídeas.

Es así que los ecuatorianos convivimos, a veces sin saberlo, entre seres que habrían provocado que Charles Darwin escribiera un segundo o tercer tomo de su libro sobre el origen de las especies, ya que este miembro del reino vegetal es la planta más evolucionada que se conoce, indica Hirtz, de padres alemanes, quien participó activamente en el evento por ser uno de los mayores expertos en el país.
James Pérez siente una peculiar admiración por las orquídeas,
las cuales muestra en el Jardín Botánico de Guayaquil.

Más engaños, más vida
James Pérez, director ejecutivo del Jardín Botánico de Guayaquil, coincide con el estudioso quiteño, y agrega que tal evolución se debe a la necesidad de estas plantas por sobrevivir. Por ello inventaron estrategias de reproducción que no se encuentran en otros vegetales.


Por ejemplo, “son las reinas de la imitación”, señala Pérez, quien explica que hay orquídeas que simulan el olor de la feromona de la hembra de insectos como las moscas, así atraen al macho que busca reproducirse, pero sencillamente es una maniobra para utilizarlos como transporte del saco de polen. Allí justamente hay otro indicio de evolución: las orquídeas producen su polen en sacos, para así facilitar el transporte del cargamento entero en el insecto que lo recoge durante su paso.

Otro método de seducción es menos romántico: imitan el olor de la carne descompuesta, el cual resulta atrayente también para las moscas y otros insectos. Y aunque hay orquídeas que ofrecen néctar para atraer a los insectos, hay otras que imitan tal olor prometiéndoles a los insectos un banquete que no disfrutaran.
El experto Alexander Hirtz ha descubierto algunas especies de orquídeas,
 entre ellas la Dracula Hirtzii (ampliada en el recuadro), nombrada así en su honor.
Buen negocio
El mercado internacional de flor cortada de orquídea (es decir, para ornamentación) es comandado por Tailandia, país que tiene entre 15 y 20 mil productores de esa flor, especialmente híbridos, y que diariamente  envían cinco aviones jumbos con esas plantas hacia Alemania.


Ingrid de Portilla, gerente general de la empresa cuencana Ecuagenera, la mayor exportadora de orquídeas en el país, señala que esa flor puede ser un buen negocio para los ecuatorianos debido a la gran cantidad de especies que crecen en el país. Sin embargo, aclara que las flores exportables no son las silvestres, sino aquellas producidas en laboratorios. Ecuagenera, que tiene 17 años, trabaja con especies escogidas hace 50 años por el sacerdote salesiano Ángel Andreetta, quien se asoció con Mario Portilla.


La ejecutiva destaca que el principal mercado de Ecuagenera es California (Estados Unidos), y en otros países. “Por ejemplo, ahora (martes) tenemos la visita de 14 compradores de Australia y otros más de Italia, Canadá y Estados Unidos. La buenas relaciones son fundamentales en este negocio”, dice Ingrid, quien agrega que Colombia y Perú son los principales competidores de Ecuador.


“Además, los ecuatorianos cada vez compran más las orquídeas, eso no ocurría hace unos diez años, cuando se pensaba que eran solo para una elite”, concluye.


Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

jueves, 21 de octubre de 2010

Tierra Yumba ¿Spas Antiguos?

El “baño de los yumbos”, en la reserva Pahuma, en el
km 43 de la vía Calacalí-La independencia.
Por Moisés Pinchevsky
Es fácil imaginar cómo se desplazaban los antiguos yumbos por las colinas que hoy forman la Reserva Orquideológica Pahuma (650 ha), las cuales recorrían mientras realizaban sus tareas, entre las que se destaca el comercio con los pueblos de la Costa.
Yumbos de Nanegal, al noroccidente de Quito, posando con visitantes hacia 1925.
Retomar los pasos de los yumbos por esta zona implica asentar los pies por senderos en medio de varios microclimas y en un bosque nublado donde es posible apreciar 260 especies de orquídeas (9 endémicas, es decir, solo crecen aquí) y 170 especies de aves.


También resulta fácil entender que los yumbos hayan elegido este territorio como su hogar entre el 800 y 1400 dC., en donde realizaban sus actividades escuchando el susurro de las seis caídas de agua que provocan riachuelos serpenteantes.
Pahuma es gran jardín botánico repleto de orquídeas.
Toda la zona luce como un inmenso spa de relajación al natural, el cual tiene su joya en una pequeña piscina denominada “baño de los yumbos”, un sitio que al parecer era tan concurrido que construyeron una especie de gradas en sus alrededores y reforzaron las paredes de piedra de la piscina.


¿Quién podría resistirse a dejarse llevar por el relax sumergido en esas aguas? Sin embargo, los turistas deben resignarse a contemplarlas en seco.

Piscinas en Tulipe.
Los espejos de Tulipe
El gusto de los yumbos por las piscinas se hace más evidente en el Valle Sagrado de Tulipe, a 70 kilómetros de Quito, donde es posible aproximarse a los vestigios de un centro ceremonial conformado por seis estructuras de piedra hundidas y conectadas entre sí por acueductos: dos rectangulares, dos semicirculares, una zoomorfa y una cuadrada.
Representación de una mujer yumbo en el museo de Tulipe.
El arqueólogo ecuatoriano Holguer Jara, quien lleva treinta años estudiando la etnia yumba, encontró tales estructuras cuyo propósito no queda aún totalmente claro para la ciencia. Sin embargo, una teoría apunta a que esas piscinas se llenaban de agua para reflejar a las estrellas y propiciar su observación por parte de los chamanes u hombres de saber del pueblo yumbo.


En los lechos de los ríos aledaños se hallan también numerosos petroglifos que muestran complejas figuras, algunas de las cuales se observan también en las piscinas. Asimismo, los yumbos construyeron una gran red de caminos hacia la Costa, algunos de los cuales aún lucen visibles.
Petroglifos en Tulipe.
El Centro de Interpretación del Pueblo Yumbo, que  forma parte de este complejo arqueológico y turístico reconstruido por el Fondo de Salvamento del Municipio de Quito (Fonsal) tras una inversión de $ 531.831,67, fue inaugurado en el 2007 para ofrecer un montaje multimedia sobre el pueblo yumbo, que incluye una réplica de uno de los petroglifos, una maqueta que muestra los amplios dominios de los yumbos y elementos audiovisuales.


Este pueblo precolombino, que ahora resurge después de 350 años con la ayuda de científicos, desapareció a mediados del siglo XVII debido a erupciones de volcanes vecinos, como el Pichincha y el Pululahua. Los sobrevivientes se desplazaron a territorios de la Amazonía, donde aún es posible encontrar descendientes de esta importante etnia. (M.P.)

Informes: Pahuma: www.reservapahuma.com; fuente e informes sobre Tulipe: www.fonsal.gov.ec, (02) 285-0635.



Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

lunes, 18 de octubre de 2010

Mache Chindul, una exuberante reserva tropical amenazada

La Reserva Ecológica Mache Chindul protege uno de los ecosistemas
 más escasos a nivel mundial, los bosques tropicales.
 Áreas protegidas
Entre la cordillera de los Andes y el océano Pacífico está la Reserva Ecológica Mache Chindul (Remach), ocupando una pequeña parte de territorio manabita y una amplia porción, el 90%, de tierras esmeraldeñas. En este territorio ecuatoriano está una de las zonas con más biodiversidad y endemismo de plantas vasculares (retienen agua y minerales) del mundo. 

La Remach es uno de los últimos remanentes de bosques húmedos y secos tropicales del país y uno de los pocos del mundo. Un área protegida donde se han contabilizado 1.436 especies de plantas, 136 clases de mamíferos, 491 de aves, 54 de anfibios y 38 de reptiles, según el Plan de Manejo elaborado en el 2005, pero donde se presume existe mucha más variedad.
Existen casi 500 especies de aves.
En la reserva de 119.172 hectáreas predomina el verdor de los bosques alimentados por las abundantes lluvias, y el sonido de las caudalosas cascadas contrasta con la calma de la Laguna de Cube, un espacio de más de 100 hectáreas reconocido por la Convención de Humedales de Importancia Internacional como sitio Ramsar, con el respaldo de la Unesco, en el 2002. 

Hábitat donde, según el Libro rojo de especies endémicas del Ecuador, el 7,7% de sus especies vegetales es endémico, pero donde también 64 especies tienen potencial de explotación comercial. 

La belleza que atrae a científicos y turistas atrae, asimismo, a depredadores que han reducido significativamente la presencia de los árboles de tagua, palma real, paja toquilla, bejuco de mimbre, entre otros.
Se registran 54 especies anfibias.
Hogar de tucanes, loros, colibríes, carpinteros y más, donde 28 especies son endémicas, según la organización especializada en avifauna Bird Life International, que mantiene a 35 especies dentro de las diferentes categorías de peligro a nivel nacional, y refiere que las aves de mayor tamaño son las más afectadas por el comercio ilegal de especies. 

En el mismo escenario, deambulan libremente el mono araña y aullador, el oso perezoso. el tigrillo, entre otros, aunque no estén seguros de cazadores que trafican con la riqueza natural del país. El área protegida alberga el 37% del total de mamíferos del Ecuador y según la lista de control comercial de fauna de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (Cites, por sus siglas en inglés), 38 especies están en peligro de extinción, entre ellos el jaguar y la nutria. 
Oso perezoso, casi en extinción.
Un paisaje exuberante amenazado por la depredación humana. De acuerdo con el mismo Plan de Manejo, la Remach es una de las áreas con mayor deforestación del país, debido a conflictos de tenencia de tierras y a la ampliación de la frontera agrícola. Hasta el 2005 se registraron más de 6.000 habitantes dentro del área y el único remanente continuo de bosque natural se encontró dentro del territorio Challin.

Riqueza natural a la que se le asignan al año $ 10.700, aproximadamente, provenientes del fondo fiscal; y $ 50.000 del Fondo para Áreas Protegidas, que según detalla Wellington Montenegro, responsable de la Remach, solo alcanza para cubrir los gastos de movilización y algunos talleres de concienciación ambiental. 
Cazadores amenazan al tucán.
Montenegro, de la Dirección Provincial del Ambiente de Esmeraldas, cuenta con seis guardaparques y tres técnicos para proteger la reserva ecológica de la tala de árboles madereros, la deforestación para la expansión agrícola, la cacería de especies en peligro de extinción y cualquier otra amenaza que altere el exuberante ecosistema de la Costa ecuatoriana. 

Él reconoce que la falta de personal, presupuesto y conciencia ambiental son las principales falencias que enfrenta en su administración. Ante la promesa del Plan de Manejo, Montenegro expone que cumplir este enunciado es imposible, pues desde el 2005 se han dedicado a crear conciencia ambiental en las familias que habitan dentro de la reserva, porque casi ninguna estaba de acuerdo en reconocer al lugar como área protegida. 

“Ahora se puede decir que el 90% ha aceptado que debe cuidar el área. Antes ni siquiera se podía ir a las zonas habitadas porque los pobladores nos daban problemas (impedían realizar los talleres)”, afirma el responsable de la Remach. “Desalojarlos no es una solución que se pueda tomar como inmediata, debemos realizar charlas de concienciación para que ellos también se conviertan en protectores”, añade.
Tigrillo, una especie representativa.
Con respecto a la tenencia de tierras dentro del área protegida, Christian Crusati, abogado de la Dirección Provincial de Medio Ambiente, explica que aunque la ley permite la posesión ancestral dentro de la zona, esto no significa que ellos sean los propietarios de los terrenos, pues la clasificación como área protegida está por encima de cualquier documento.

Pero para cumplir las disposiciones escritas, cuya ejecución sobrepasa los $ 3 millones, de acuerdo con el Plan de Manejo, Montenegro aclara que es fundamental aumentar las partidas para guardaparques, el incremento presupuestario para equipos de control y vigilancia, investigaciones científicas y el apoyo de las comunidades que viven en el interior del área protegida.
La Laguna de Cube (112,67 hectáreas) fue reconocida, en el 2002,
como sitio Ramsar, un humedal de importancia internacional.
Laguna de Cube
Extensa, pacífica y rodeada de vegetación, la Laguna de Cube ocupa 112,67 hectáreas de la Remach. Su importancia dentro del ecosistema está reconocida internacionalmente por la Convención Ramsar. 

Este ecosistema lacustre, ubicado dentro de la Reserva, en el cantón Quinindé, Esmeraldas, es una de las zonas más importantes de la reserva, pues sus características biológicas son fundamentales para mantener el equilibrio de las áreas circundantes. 

Pero la salud del único humedal continental de la Costa ecuatoriana está en peligro. El mismo informe de Ramsar detalla que la tala de árboles maderos, los cultivos y pastizales acelera el proceso de erosión del suelo y reduce la zona ribereña del humedal. 
Ante la reducción de la cobertura vegetal, los pobladores de los alrededores de la Laguna de Cube formaron la Fundación El Kaimán y junto con la Fundación Jatun Sacha crearon, en el 2007, un proyecto de conservación enfocado al fortalecimiento de la reforestación del área que rodea al humedal, con énfasis en sitios claves como los esteros y las laderas adyacentes. Esta iniciativa solo duró un año; sin embargo, Fundación El Kaimán, integrada por las comunidades nativas, mantiene programas de ecoturismo comunitario con los que busca promover el uso sustentable del ecosistema en el que habitan. 
Estación Bilza
La diversidad biológica de la Reserva Ecológica Mache Chindul atrae la atención de la comunidad científica extranjera, y la Fundación Jatun Sacha, administradora de 3.500 hectáreas de la zona protegida, acoge a voluntarios de diferentes nacionalidades en la Estación Biológica Bilza, en Quinindé, para generar conocimientos que ayuden a la protección de los bosques tropicales del país.

Dentro de esta estación se encuentra el Centro para la Conservación de Plantas del Bosque Occidental, que desde 1996 hace énfasis en educación ambiental y el desarrollo de planes de manejo de la comunidad. Además de producir 100.000 árboles, cada año, para programas de reforestación. 

Patricio Alvarado, coordinador general del voluntariado, detalla que cuentan con siete guardabosques para el territorio que tienen bajo su cargo, pero explica también que la deforestación y explotación maderera dentro de la reserva es bastante agresiva, y por ello al momento están dedicados por completo a la reforestación de especies nativas y a la búsqueda de nuevos apoyos económicos que les permitan extender su estación científica.

Expectativas
Mache Chindul es una de las pocas áreas protegidas que cuenta con un Plan de Manejo actualizado. Sin embargo, al igual que los demás sitios miembros del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador, los objetivos ahí planteados no se han cumplido. 

Ya sea por la falta de asignaciones presupuestarias, carencia de sistemas de control y vigilancia, falta de personal y casi nula conciencia ambiental de los habitantes cercanos, esta Reserva Ecológica continúa perdiendo sus características biológicas únicas que la convierten en un referente de biodiversidad mundial.

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