sábado, 5 de noviembre de 2011

Ballena azul en Isabela

Desde Las Encantadas 
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com

“Es definitivamente una ballena de barbas, criatura de más de 14 metros de largo. ¿Será que no ha sacado del agua la totalidad de su cuerpo?”.

Avistamientos inolvidables


¿Ballena de aleta o ballena de Sei? ¿Qué sería aquel cuerpo gigantesco que cruzaba el océano, como cuchilla fina deslizándose a través de un delicioso flan de coco? La neblina nos acosa desde cada punto cardinal. Sabemos que hay una isla al este de la proa, que es la más grande, Isabela, pero esto es gracias al radar. 
Es como si el mundo fuera un cúmulo de nubes rodeando escasos metros cuadrados de mar, y en ellos, una ballena. Cruza silenciosa, apenas se escucha su soplido, poderoso suspiro cargado de sal y nostalgias por aquellos días cuando eran abundantes y felices. 
La columna de vapor que emerge al aflorar de lo profundo, asemeja un gigantesco árbol de ceibo que desde el mar extiende sus ramas para tocar el cielo. Fernando, el oficial, ha sido el primero en avistarla, Fernando, el naturalista, cree que se trata de una ballena Sei. 
Yo sueño conque sea una ballena de aleta. No nos cabe duda de que se trata de una ballena del grupo de las rorcuales, ballenas sin dientes, de grandes dimensiones, comedoras de plancton, en general solitarias. No hemos podido percibir más que el soplido, casi nada de su aleta. ¿O es que no tiene aleta? ¿Cuál de las especies de ballena carece de aleta dorsal? Buscamos en los libros, la jorobada, con su giba bastante obvia. Los cachalotes que exhiben a lo largo de su lomo pequeñas hendiduras y protuberancias. 
Pero no, esto es definitivamente una ballena de barbas, criatura de más de 14 metros de largo. ¿Será que no ha sacado del agua la totalidad de su cuerpo? El capitán Pablo Garcés nos acerca. La miramos mejor. El cielo comienza a aclararse, ya se distingue el volcán Ecuador, estamos dentro de su colapsada caldera; National Geographic Islander, ballena y sesenta humanos, inmersos en el corazón de un volcán.
Gilda atina a ver el color de su piel: azul, moteado. No puede ser, no me lo creo. ¿Y dónde está la aleta dorsal? De pronto la ballena aparece junto al barco, fue ella quien vino a nosotros, que respetuosos manteníamos una distancia prudencial. ¿Será que se siente sola en estos mares donde tantos de los suyos han sido asesinados durante siglos, y, lo que es peor, siguen siendo asesinados? Hace un poco de spy hopping, es decir,  saca la cabeza mientras su cuerpo flota vertical en el agua. Nos está “espiando”, quiere aprender de esta especie rara, capaz de maravillarse ante una criatura de las profundidades, y capaz también de exterminarla. 
¿Quiénes somos? En el silencio nos identificamos en esta reflexión: ¿quiénes, o qué somos los humanos? ¿Y quién es ella? Gilda da el veredicto final, ballena azul. El mamífero más grande que jamás haya habitado el planeta. Bastante pequeña para ser azul, pero hay que recordar que los balleneros siempre prefirieron a los individuos más grandes, y a lo largo del tiempo, esta “selección” antinatural, ha reducido el tamaño promedio de las ballenas. 
¿Y qué pasó con la aleta? Está rota, como si se la hubieran mordido, ¿tal vez una orca? ¿O nació así, como el Nemo de Disney, con una aletita diminuta? ¿O habrá sido el efecto de un arponazo de balleneros? Nunca lo sabremos. La ballena se nos acerca una segunda vez, viene directo a la proa. Nos mira, así como nosotros la miramos. Trata de entendernos, tal como nosotros tratamos de entenderla. De igual a igual, con respeto de ambos lados y genuina curiosidad. Que así fueran todos los encuentros entre especies, y por qué no, entre nosotros mismos, humanos de etnias diferentes, pero habitantes iguales de este planeta azul.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

domingo, 16 de octubre de 2011

La mantarraya, especie que salió de ‘peligro crítico’

Las hembras llegan a medir hasta 8 metros de ancho por 2 de largo, y los machos alcanzan los 6 metros de ancho. Se calcula que pueden vivir hasta 100 años.
La identificación de más de 500 Manta birostris en las aguas de la Isla de la Plata (dentro del Parque Nacional Machalilla –PNM–) determinó que el lugar sea considerado como el de mayor importancia en el mundo para esta especie marina, según lo confirmó el lunes pasado la científica estadounidense Andrea Marshall, quien efectúa un estudio internacional sobre las llamadas mantas y que durante las últimas dos semanas realizó distintos análisis en las costas manabitas.

Es el resultado de un año de estudios, que incluyó la ubicación de dispositivos satelitales en los animales y, posteriormente, el monitoreo de los movimientos migratorios de la también llamada “voladora de los mares”, una especie apetecida en el mercado asiático por tener partes similares a las aletas del tiburón. 

Marshall indicó que este hecho es un aporte esencial para la especie, pues, tras los estudios realizados, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) le solicitó realizar un nuevo informe que sirva para certificar si la Manta birostris podía salir de la lista de especies en peligro de extinción en el mundo, en la cual se mantenía. La norteamericana indicó que después de los últimos estudios realizados en Ecuador, Mozambique, México e Indonesia pudo elevar un informe a la UICN, en el que se determinaba que había más población de Manta birostris en puntos focalizados, lo que llevó a que el organismo internacional de preservación de especies dispusiera que dichos animales marinos salgan de la categoría “en peligro crítico” para ascender a la lista de especies “vulnerables”.

Ahora los científicos esperan que en noviembre, cuando se reúna la Comisión Mundial de Especies Migratorias, en Noruega, también se dictaminen leyes que impidan su captura, como sucede en Ecuador, donde desde agosto del 2010 está prohibida la pesca y comercialización de mantarrayas. 
La Manta birostris, a diferencia de otras variaciones de la especie, carece de un aguijón venenoso en la cola. Eso la convierte, además, en un atractivo para el turismo de buceo en el país.

Entre los motivos por los cuales la científica considera la alta presencia de mantas en las zonas cercanas al PNM se destaca que el lugar es una zona rica en nutrientes, sobre todo con abundancia de organismos como el plancton; además de la concentración de pequeñas especies que se alimentan de los parásitos que estas grandes nadadoras suelen llevar sobre su piel; y que en aguas ecuatorianas encuentran su “estación de limpieza”. 

Pero la protección de la mantarraya también tiene impulso nacional. Desde el 2004 hasta el 2009, la Fundación Equilibrio Azul, en coordinación con el PNM, registró más de un centenar de individuos a través de la identificación fotográfica de sus vientres, que son una especie de “huella digital”. 

Andrés Baquero, científico de Equilibrio Azul, describe que hasta el momento han colocado 17 transmisores acústicos y 3 satelitales en veinte mantarrayas, con el apoyo del Parque Nacional Galápagos. Esto, según explica, les ha permitido entender mejor el uso del hábitat de estos peces migratorios. 

“Algunos de los resultados parciales indican que las mantas prefieren los primeros 10 metros de agua para navegar, lo que las hace muy susceptibles a interacciones con artes de pesca superficiales”, describe. Los monitoreos han permitido también confirmar que las mantarrayas son ágiles nadadoras, una de ellas recorrió 10 millas marinas (18,52 kilómetros) en 6 horas, resalta Baquero. 

Al momento, científicos ecuatorianos impulsan proyectos para que la mantarraya sea protegida en la región sudamericana y en el mundo; mientras, Marshall continúa con seguimientos satelitales sobre unos ejemplares marcados en Ecuador, país que, según cree, dará la pauta para que este pez se aleje definitivamente de las especies en camino a desaparecer.

domingo, 9 de octubre de 2011

El Quimsacocha, una reserva de agua amenazada por la minería

Una visitante entrega una ofrenda al pie de una de las tres lagunas que componen la zona conocida como Quimsacocha que se ubica entre los 3.600 y los 3.964 metros de altura en los cantones de Cuenca, Girón y San Fernando, en la provincia del Azuay.
Sandra Ochoa | CUENCA
Provistos de chompas, gorras, guantes y bufandas de lana, así como diversos tipos de impermeables y mochilas con alimentos, centenares de jóvenes artistas y estudiantes de medio ambiente se citaron para recorrer el cerro de Quimsacocha, que en lengua quichua significa tres lagunas.

Está ubicado en la cordillera Occidental del Ecuador, a 35 km al sur de Cuenca, a una altura que oscila entre los 3.600 y 3.964 metros sobre el nivel del mar, donde las temperaturas bajan de cero grados centígrados y en días despejados y hasta soleados sobrepasan los 10 grados centígrados.

El interés de los jóvenes de aquella visita fue el deseo de divulgar a la ciudadanía lo que significa el lugar para el ambiente, según Julián Estrella, director del colectivo Huella Verde, a cargo de la organización del recorrido. 

Esta causa motiva a quienes realizan este recorrido. Y, al llegar a la parte más alta, luego de transitar en carro por un sendero de tierra y caminar por un largo y destruido sendero de madera por poco menos de 30 minutos, tuvieron una amplia vista del lugar.

Rodeados de picos y cimas, de cerros y colinas de caprichosas formas, los caminantes se ubicaron sobre la boca misma de la caldera del volcán Quimsacocha, de donde brotan a la superficie de la tierra pequeños chorros de agua. Al continuar el recorrido pendiente abajo de la montaña estos forman varios ríos que llegan a los cantones Cuenca, Girón, San Fernando y en su recorrido son parte de otras cuencas hídricas de importancia para varias provincias del país. 

La zona de la Caldera del antiguo volcán es un reservorio natural de agua y a su alrededor predomina un paisaje de coloridos matices ocres, amarillentos y verdes, que van desde pequeñas almohadillas a ras del terreno, pasando por pequeños arbustos verdes, hasta bosques de mayor altura.
En toda su área, Quimsacocha está llena de lagunas, pantanos, ciénegas y vertientes de agua. Se encuentra en peligro, pues sobre ella se asienta el proyecto minero del mismo nombre.
Luego de escuchar a los jóvenes activistas sobre la importancia de las vertientes, el periplo continúa más al sur, y durante todo el recorrido se pueden observar varias lagunas, desde donde se originan arroyos, que según un estudio de la empresa minera I am Gold, con concesiones para exploración minera en el sector, se disponen alrededor de la cota 3.700 metros sobre el nivel del mar.

“El conjunto de ríos que se originan en el área forma una cuenca de drenaje radial. Esta forma se caracteriza por una red circular con canales que proceden de un punto elevado y corren hacia una corriente colectora principal que circula alrededor de la base de la elevación”, se explica en el estudio.

Dirigentes comunitarios opuestos a la explotación minera explican que esa red de drenaje está compuesta por las quebradas Sayacu y Gúlag que corren en dirección noreste para unirse con otros ríos y forman parte del Yanuncay. 

Las quebradas Aguaorongopamba, Quinuahuayco, que van del noroccidente; Colloancay, Río Falso, Zhurucay y Lluchir de norte a sur, son parte de las corrientes principales conformadas por el río Tarqui, Girón y Jubones, los dos primeros en Azuay y el tercero que llega a la provincia de El Oro.

También está la hondonada de la quebrada Aguaros, que corre hacia el norte, se une con el río Galag, de noroeste a noreste y el Quingoyacu de oeste a este, para formar el Bermejos, el que aguas abajo da lugar al río Yanuncay.

Es fácil observar en el sector de Quimsacocha características hídricas, típicas de arroyos de alta montaña, especialmente arroyos de cabecera, caracterizados por pequeños volúmenes de agua con caudales estacionales, donde la trucha es la especie característica.
En este humedal de altura el agua es el principal factor controlador del medio, de la vida vegetal y animal asociadas a este.
La cuenca del río Irquis, al sur, con sus afluentes Quinuahuayco y Collancay, es considerada hidrológicamente importante porque con sus ramales labra la tierra a lo largo de aparentes fallas geológicas de noroeste a sureste.

Esta cuenca presenta un alto nivel de caudales desde hace miles de años. Ahí está la huella de la tierra labrada en cañones profundos desde la zona media de su recorrido, hasta la convergencia del río Irquis y Portete, que forman el río Santiago, que también se recogen en el Estudio de I am Gold.

Las cabeceras de estos ríos están constituidas por zonas de pantanos y pequeñas lagunas que mantienen agua pluvial y confinada permanentemente.

Una potencial zona colectora de aguas de infiltración se localiza en las lagunas de la cabecera alta de la quebrada Quinuahuaycu y la caldera del volcán Quimsacocha, donde se generan aguas subterráneas que se mueven a lo largo de las grietas, fracturas o fallas geológicas hacia las laderas bajas.

La alta pluviosidad, resquebrajamiento de las rocas del subsuelo y la regular morfología del terreno alrededor de Quimsacocha favorecen la acumulación de grandes cantidades de aguas superficiales en forma de lagunas y cauces de lento caudal y aguas infiltradas en el subsuelo.

En 1970, luego de que se observaran algunos rasgos geológicos únicos en sedimentos en el área, se empezó a explorar el yacimiento Quimsacocha. En 1991, adquiere la propiedad Cogema, una compañía que se asoció con Newmont Mining and TVX Gold en 1994 y continuaron explorando sin resultados prometedores.

En el 2001, las autoridades del Ecuador otorgaron a I am Gold Ecuador el derecho para explorar las propiedades de Río Falso y Cerro Casco. El 11 de octubre del 2002, el Ministerio del Ambiente entregó la primera licencia ambiental de la historia minera del país a la compañía y argumentó esfuerzos de la empresa para proteger el medio ambiente, con el permiso para extender el programa de exploración y perforación.

“Los gobiernos, antes de pensar en las rentas económicas que puede generar con la explotación de minerales en este sector, debe considerarlo como un recurso de vida para la humanidad”, concluye Estrella.

Detalles: Lo encontrado
Recursos 
Se han identificado 8,52 millones de toneladas de roca mineralizada que contienen 1,8 millones onzas de oro, 10 millones onzas de plata, 79 millones de libras de cobre. 

Superficie
El cuerpo mineralizado tiene una dimensión de 1.200 m de largo por 400 m de ancho. Este material se extraerá con el uso del método subterráneo.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Identifican 21 nuevas especies dentro de la cordillera del Cóndor

Los Tepuyes, de 4.232 hectáreas, están ubicados dentro del Bosque Protector de la Cuenca Alta del río Nangaritza, en la Cordillera del Cóndor.
Diez nuevas especies de insectos “palo” y tres insectos “hoja”, de esos que se mimetizan entre los árboles; cuatro nuevos anfibios, tres plantas y un reptil, veintiuno en total. Esos son los últimos descubrimientos que acaba de presentar el Programa de Evaluación Rápida (RAP, por sus siglas en inglés), realizados por la Fundación Conservación Internacional en el área de conservación Los Tepuyes, dentro del Bosque Protector de la cuenca alta del río Nangaritza, en la cordillera del Cóndor.

El Programa de Evaluación Rápida consiste en que un grupo de científicos especializados en diferentes áreas se interne en el sitio a estudiar, realizar conteos de plantas, aves y demás elementos dentro del ecosistema; recoger la mayor cantidad de muestras de la flora y fauna para luego analizarla en un laboratorio y diagnosticar el estado de conservación del lugar. En el 2009, un equipo de 20 científicos se internó durante dos semanas consecutivas en Los Tepuyes, de 4.232 hectáreas, en la provincia de Zamora Chinchipe; y después de analizar las muestras extraídas, el 7 de septiembre pasado, se presentaron los resultados.

Se identificaron 17 especies de reptiles, una de ellas nueva.
“Afirmar que encontramos una nueva especie es una gran responsabilidad, por ello la aparente demora. Imagínese comparar todo lo que encontramos con todo lo que ya existe”, explica Juan Guayasamín, investigador y editor del RAP.

En el denso bosque que forma este sitio de la frontera suroeste del país se registraron 274 especies de plantas, 65 mamíferos, 205 aves, 27 anfibios, 17 reptiles, 51 hormigas, 27 insectos con apariencia de hoja y 15 insectos semejantes a un palo.


“La cordillera del Cóndor, por ser un área aislada, es una zona de alto endemismo (con especies únicas de ese hábitat), y el lograr identificar tal diversidad y más de 20 nuevas especies es una forma de revalorizar la zona con el objetivo de que sea protegida”, añade Guayasamín, doctor en Biología Evolutiva y parte del Centro de Investigación de la Biodiversidad y del Cambio Climático de la Universidad Indoamérica.

De 27 especies de anfibios encontradas en Los Tepuyes (Zamora Chinchipe), 4 son nuevas para la ciencia.
Las principales amenazas para la cuenca alta del río Nangaritza, administrada por la Asociación de Centros Shuar Tayunts y la Asociación de Trabajadores Autónomos San Miguel de las Orquídeas, que identificó este estudio, se relacionan con las actividades mineras que se desarrollan en los alrededores de la zona.


Alfonso Ortega, presidente de la Asociación de Trabajadores de la comunidad Las Orquídeas (ubicada a unos dos kilómetros del área de conservación), asegura que su agrupación, junto con el pueblo shuar, han impedido que empresas mineras ingresen a la zona.

Sin embargo, Ortega comenta que es muy difícil proteger el área sin recibir alguna retribución económica. Relata que su asociación ha solicitado, desde hace unos cinco años, al Ministerio del Ambiente (MAE) que se la reconozca como propietaria del área. “Nosotros no queremos trabajar (sembríos o ganadería) en el área protegida, sino conservarla. Pero con un papel de propietarios podríamos incluirnos en el programa Socio Bosque”, dice el presidente de la asociación, refiriéndose al proyecto impulsado por el Ministerio del Ambiente, que consiste en entregar un valor económico a los propietarios de bosques para los que se destina la conservación. Además, añade que su asociación incursionaría en el turismo comunitario.

Sobre este requerimiento, el documento resultante de la Evaluación Rápida recomienda que se implementen planes de reforestación y la inclusión en el Programa Socio Bosque.

Además, en las recomendaciones generales, el documento propone delimitar el área protegida, incluyendo zonas intangibles, científicas y turísticas. “Se deben establecer sanciones claras para aquellas personas que violenten la zona protegida”, enfatiza.

Los insectos palo llevan ese nombre porque se mimetizan entre las ramas. En Los Tepuyes se hallaron quince tipos.

Además propone la creación de un Parque Nacional que incluya las cordilleras del Cóndor y Cutucú. “Este proyecto permitiría la conservación de una de las zonas biológica y culturalmente más diversas de Sudamérica. Sin embargo, para que la creación de este parque realmente sea significativa, se debería prohibir la explotación de su subsuelo”, detalla el documento, refiriendo que en las proximidades del área existe extracción petrolera, además de la minería artesanal y a gran escala.

Mientras tanto, los datos expuestos por el Programa de Evaluación Rápida pretenden ejercer presión sobre las autoridades locales para proteger de mejor manera esta área, expresa Guayasamín, quien resalta la importancia biológica del lugar, pues Los Tepuyes, de la cuenca alta del río Nangaritza, según el informe científico, se conserva intacto en el 98%.

“En nuestros bosques pueden estar las curas para muchas enfermedades, existentes o futuras. Su conservación es esencial”, expone Guayasamín.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Playas ecológicas

Las playas de arena blanca son un atractivo turístico en el mundo.
Desde Las Encantadas 
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com

Otras maravillas 

“Si me preguntan, Galápagos tiene litorales hermosos. Unos de arena roja, otros de arena blanca, o inclusive verde y negra, pero sobre todo, son playas limpias. Inimaginable encontrarse con una colilla de cigarrillo, ni escarbando”. profundo”.

¿Dónde están las playas de arena blanca? ¿Las que se promocionan en propagandas de cigarrillos y cervezas, idílicas y perfectas? ¿Existen en Galápagos? ¿Largas, nítidas, de granos cristalinos?

Pues no, no es precisamente eso lo que prima en las islas. Son contadas, y sí, son muy bellas. Como el estereotipo caribeño, tal vez playa Gardner, en la isla Española, o Tortuga Bay en Santa Cruz, y como olvidar Puerto Villamil, en Isabela, con olas largas reventando en límpidas arenas color espuma, con manglares y flujos de lava en sus linderos.

Pero me pregunto, por qué nos dejamos influenciar por ideas preconcebidas, que nuestros gustos también se “globalicen”, sin permitirnos apreciar que en cada geografía, con morfología y texturas únicas, existen maravillas para embelesarnos.

Yo prefiero mil veces un balneario con rocas llenas de vida marina que una aburrida, interminable playa de arena uniforme. Que haya colores, muchos, mangles de raíces rojas, basaltos negro azabache, verdes montes salados, y en el agua, damiselas de labios naranja, peces ángeles con bandas blancas de cuerpos azulados, de vez en cuando una alegre tintorera. Y sobre todo, cero basura, ni una funda plástica, ni una colilla de cigarrillo, ningún vestigio de visitación humana irrespetuosa, sin sensibilidad ni buenas costumbres.

Eso vale para mí mucho más que cien litorales de sílice transparente, que en nuestra costa continental existen, y ciertamente admirables, pero inundados de basura. Por todos lados, botellas de cerveza, envolturas de “tangos”, que ni a los niños se les enseña desde pequeños a respetar y cuidar lo que debería ser tesoro nacional.

En las noches las playas se convierten en discotecas, que está bien divertirse, sin embargo, el estruendo espanta e igualmente contamina; y luego de la fiesta quedan todavía más pilas de desperdicios indescriptibles.

Muy romántico hacer fogatas, cantar a todo pulmón junto a algún amigo guitarrista con talento. Pero hay que percatarse de si estamos en sitio de anidación de tortugas, que no solamente Galápagos es rico en vida silvestre, y hay que cuidar que las rastreras no se quemen, que ellas evitan la erosión y justamente se encargan de la construcción misma de las playas.

Me encanta mi país, y amo Canoa, antes tan aislada y tan fresca, hoy cubierta de carpas coloridas, y con quioscos ruidosos y en desorden. Punta Carnero, mi sitio encantado desde que era niña, y ya quedándose sin arena porque o se la llevan o cortan sus Ipomeas para hacer canchas de vóley o “malles” de temporada que duran apenas meses, cuando su impacto se siente por lustros. Salango, que podría ser grandiosa, tiene una fábrica de harina de pescado en sus orillas que por décadas ha emanado gases con ácido sulfhídrico y trimetilamina. No es agradable, ni estéticamente ni para el olfato, que la pestilencia cubre millas cuadradas a la redonda. 

Sí, si me preguntan, Galápagos tiene litorales hermosos. Unos de arena roja, otros de arena blanca, o inclusive verde y negra, pero sobre todo, son playas limpias. Inimaginable encontrarse con una colilla de cigarrillo, ni escarbando profundo. ¿Por qué no pueden ser así todos los balnearios de nuestro país?
 
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

domingo, 21 de agosto de 2011

En Galápagos habita un gigante misterioso, el tiburón ballena

El tiburón ballena tiene manchas en la parte superior del cuerpo, únicas en cada individuo. Estas facilitan su identificación.
Impresionante. Esa es la palabra repetida por aquellos que han buceado cerca de un tiburón ballena. Jonathan Green, científico, fotógrafo marino y buzo con 25 años de experiencia, comenta: en 1989 fue la primera vez que vi un tiburón ballena (al que descubrió en las Encantadas). Pregunté sobre su biología y comportamiento, pero nadie sabía nada. Ahora, al fin, a través del Proyecto Tiburón Ballena de Galápagos, empezamos a estudiarlo.

Green ha buscado financiamiento para investigar a esta especie por más de diez años y en el 2009 su idea empezó a consolidarse. Después de acompañar a George y Kymberly Rapier, dos estadounidenses de la fundación WellMed que quedaron fascinados tras bucear entre tiburones ballena en las Galápagos, les propuso aportar económicamente con el estudio científico y estos donaron más de $ 250.000. Además, el proyecto recibe apoyo de la Fundación Conservación Internacional.

En junio pasado, el Parque Nacional Galápagos (PNG) de Ecuador, las fundaciones Charles Darwin y WellMed y la Universidad de California Davis, de Estados Unidos, emprendieron lo que hasta ahora se denomina el más ambicioso proyecto para desentrañar los misterios que rodean al tiburón ballena, una especie gigantesca que ha estado en los océanos desde hace al menos 60 millones de años y de la que se conoce casi nada, aseguran las instituciones.

Mathías Espinosa, buzo con más de 20 años de experiencia en Galápagos, dice que cuando vio por primera vez al pez más grande del mundo su corazón se quedó paralizado. “Ver a un tiburón ballena es el sueño de todo buzo”, asegura. Describe que las reacciones de los turistas que ha acompañado a esa expedición son diversas: algunos se quedan quietos bajo el mar y otros mueven todas sus extremidades, como saltando dentro del agua. 

Pero la historia que más le ha impactado se remonta a 1990, cuando acompañó a una pareja suiza. “Álex y Eva (esposos) salieron encantados y se regresaron a su país muy felices”, recuerda. Cinco años después, Álex volvió a Galápagos y tomó el mismo tour para bucear con el pez más grande del mar. Mathías preguntó por Eva y Álex dijo: Está en mi mochila.

Eva había muerto de cáncer al pulmón y su último deseo fue que sus cenizas sean depositadas en el mar que rodea a la isla Darwin, donde había nadado con el tiburón ballena. “Ella me dijo que había sido el lugar que más le había impresionado en la vida”, le comentó Álex.

En la Reserva Marina de Galápagos (RMG), estos tours no son muy comunes, pues solo llegar hasta estas islas toma catorce horas de navegación, casi ninguna empresa va por menos de siete días y el costo oscila entre cuatro y cinco mil dólares, explica Espinosa.

Hasta ahora, los datos estimados del tiburón ballena refieren que puede medir hasta 18 metros, que puede llegar a vivir unos 70 años, que alcanza su madurez sexual como a los 30, que se alimenta de plancton (microorganismos que viven en el mar), principalmente, y que prefiere las aguas tropicales de Australia o el Caribe. 
El tiburón ballena, que se encuentra en la categoría de especie vulnerable en la lista roja de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (IUCN), llega a las islas Darwin y Wolf, en el norte del Archipiélago de Galápagos, entre junio y noviembre, cuando el agua está más fría, tiempo que aprovechará el Proyecto Tiburón Ballena de Galápagos. 
Eduardo Espinoza, científico del proyecto, relata que la primera expedición empezó el miércoles 6 de julio y duró doce días. En este tiempo, un grupo de siete científicos de las instituciones nombradas logró marcar (colocar dispositivos satelitales) a catorce tiburones ballena, de los cuales trece son hembras y once están preñadas.

Con este marcaje, los científicos podrán rastrear a los tiburones a unos 1.000 kilómetros de la costa de Ecuador, en aguas del océano Pacífico, y empezar a procesar la información que les permita cumplir los principales objetivos del estudio: conocer los patrones de migración, identificar el índice de abundancia de la especie y saber por qué la mayor parte de tiburones hallados son hembras y están preñadas, además de descubrir dónde alumbran a sus crías.

Alex Hearn, científico de la Universidad de Davis, relata que una de las particularidades que viven durante el marcaje del tiburón ballena es que este aparece de repente. “Primero vemos solo una sombra, no sabemos si es un tiburón o un cardumen de peces, y de pronto, lo vemos, enorme”.

Este proyecto está enmarcado dentro de un plan estratégico de monitoreo de las principales especies de tiburones en la Reserva Marina de Galápagos, que se lleva a cabo desde hace cuatro años, donde ya se han marcado tiburones de otras especies como por ejemplo el tiburón martillo.

La primera etapa de marcaje se completó el 20 de julio y tienen previstas otras dos de unos doce días cada una; la siguiente será entre septiembre y octubre y la última entre noviembre y diciembre de este año.

Mientras tanto, las marcas instaladas ya han emitido las señales de las posiciones donde ahora se encuentran estos tiburones y muestran que la mayoría de ellos se ha dirigido hacia el oeste del Archipiélago. 

Las primeras informaciones reveladas por los tiburones marcados arrojan resultados sorprendentes, dice Espinoza: una hembra joven de 4,2 metros en una semana se alejó 2.500 kilómetros al oeste de Galápagos, en un recorrido coincidente con corrientes marinas, mientras que otros tres adultos siguen en el Archipiélago.

En tanto, Green resalta la importancia de esta investigación, pues según el científico, el riesgo de extinción se evidencia porque “en los últimos años se han visto cambios en la población de los tiburones ballena tanto en el tamaño (reducción) como en la frecuencia de avistamientos”.

Green explica que los tiburones ballena son víctima de caza debido a la demanda del mercado asiático por las aletas de tiburón. “Un juego de aletas del tiburón ballena puede llegar a venderse entre quince y veinte mil dólares, por eso debemos protegerlos”, comenta. 

Pero los científicos se muestran optimistas. “Si las cosas salen bien este año el proceso de investigación se puede extender por tres o cuatro años”, dice Espinoza, y añade que este programa tiene como finalidad el impulso de estrategias de conservación para el misterioso gigante de gigantes.

sábado, 13 de agosto de 2011

Cutín de bambú, nueva especie hallada en Ecuador

El cutín de bambú mide entre 20 y 25 milímetros.
Su cuerpo café claro le había permitido camuflarse entre la abundante hojarasca de la Reserva de Vida Silvestre Mazar, ubicada en Cañar, en los alrededores del Parque Nacional Sangay. Sin embargo, sus resplandecientes pintas rojas y amarillas ¬entre el abdomen y las patas¬ la delataron ante los ojos de Alejandro Arteaga, estudiante de segundo año de Biología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

Se trata de una nueva especie de rana, de entre 20 y 25 milímetros de longitud, que, según lo que se conoce hasta ahora, se encuentra exclusivamente en esta zona de Ecuador. 

Arteaga, un venezolano de 19 años que reside en Ecuador desde hace cuatro, visitó por primera vez la Reserva de Vida Silvestre Mazar a mediados del 2009. Fue “por simple curiosidad”. Pero cuando ingresó a esta zona ¬1.800 hectáreas manejadas por la Fundación Cordillera Tropical¬ asegura haber pensado que, en aquel denso bosque, seguramente habitaban especies aún no descubiertas. Este amante de los anfibios no se equivocó.

Un año más tarde, aproximadamente, Arteaga concretó una visita con propósitos investigativos. Apoyado por la Fundación Cordillera Tropical y la PUCE, hizo un estudio de tres semanas en el que identificó a la especie denominada cutín de bambú (Pristimantis bambu). Cutín, por el género de anfibios al que pertenece; y bambú, por el bosque donde habita, lleno de esta especie vegetal.

El cutín de bambú es una de las más de 400 ranas del género pristimantis, el más numeroso del mundo. Las especies de este grupo viven generalmente en los bosques tropicales de América Latina y la cutín de bambú es exclusiva de los parches de bambú dentro de los bosques montanos (de altura), en la Reserva de Vida Silvestre Mazar, según especifica una publicación de Cordillera Tropical. 

Entre las particularidades de este anfibio se destaca su forma de reproducción. Estos no presentan el estado de renacuajo, como generalmente sucede en estas especies. En su lugar emergen de los huevos que han sido depositados en el bosque con la forma de una pequeña rana.

Los bosques y páramos que alberga la Reserva de Vida Silvestre Mazar están ubicados entre los 2.800 y 3.600 metros sobre el nivel del mar, donde ya se ha identificado a otras especies de anfibios. En el 2008, los biólogos Martín Bustamante y Joseph Mendelson, también de la PUCE, descubrieron y nombraron a la rana cutín de Mazar (Pristimantis gagliardoi), referida en investigaciones como “cachuda” por las pequeñas puntas en su cabeza y espalda. 
A inicios del 2010 se encontró la especie ahora denominada cutín de bambú en la Reserva de Mazar, en Cañar.
Después, en el 2009, Arteaga encontró tres individuos de la rana venenosa andina (Hyloxalus anthracines) en un pequeño arroyo de montaña, en una altitud cercana a los 3.000 metros. Se creía que la especie estaba extinta y ahora se la considera en peligro crítico.
 
Para nombrar formalmente a la rana cutín de bambú, Arteaga y Juan Guayasamín, doctor en Biología y catedrático de la Universidad Tecnológica Indoamérica, estudiaron sus rasgos físicos, cantos y preferencias de hábitat. Pero para tener la certeza de haber identificado realmente una nueva especie, se necesitaron análisis genéticos. 

Estos se realizaron en Estados Unidos, desde donde les confirmaron que no se había registrado antes el ADN de una rana con pintas rojas y amarillas entre el abdomen y patas.

Con esa certificación, Arteaga y Guayasamín difundieron la descripción de la especie en la revista científica Zootaxa, una publicación de circulación internacional que se especializa en animales. El artículo fue incluido en la edición de mayo. 

Aunque Arteaga reconoce que hace falta investigar más sobre la población, la alimentación y los hábitos de esta rana, él espera que este descubrimiento incentive a diferentes organizaciones a aportar económicamente en proyectos de exploración científica, ya que hasta ahora solo se puede especificar que esta especie es nocturna porque es más activa durante la noche. 

Encontrar a la rana cutín de bambú en esta área muestra que las tierras ubicadas en la parte sur del Ecuador, tanto públicas como privadas, son sitios críticos para la conservación de la biodiversidad, debido a la presencia de especies vulnerables y amenazadas de plantas y animales. Así lo alertan los comunicados de la Fundación Cordillera Tropical, 

“La promesa de futuros descubrimientos en la zona es una opción tentadora a ser contemplada por los investigadores y sirve como una motivación para que grupos de conservación apoyen y colaboren con la administración privada de tierras”, comenta Catherine Schloegel, directora ejecutiva de esta organización. 

Después de la publicación internacional en la revista Zootaxa, reconocida por la comunidad científica, Arteaga es optimista y espera que sea el inicio de muchas exploraciones y estudios en esta zona de Ecuador, donde cree aún queda mucho más por descubrir.

miércoles, 10 de agosto de 2011

El inodoro ecológico seco, una propuesta ecuatoriana

La Fundación In Terris, de Guayaquil, es una de las instituciones seleccionadas por la Fundación Bill & Melinda Gates, como parte del programa Grand Challenges Explorations (Explorando Grandes Retos) que financia investigaciones innovadoras que ayuden a promover la salud y el desarrollo.

La organización recibió 2.600 propuestas de todo el mundo, pero solo se escogieron 88. Seis de ellas provienen de Sudamérica y solo una de Ecuador. Cada una recibe $ 100 mil.

El ecuatoriano Marcos Fioravanti y los estadounidenses Chris Canaday y Charles Henry, investigadores en saneamiento y desarrollo sostenible, propusieron, a través de In Terris, ahondar durante 18 meses en una investigación para promover la salud global a través del desarrollo de un sanitario ecoeficiente que no use agua ni energía y que, además, produzca abono para plantas.

Fioravanti explica que el concepto del inodoro seco está basado en el diseño tradicional de una letrina, pero que, a diferencia de ella, su propuesta añade un sistema de procesamiento de desechos que mezcla estos residuos con aserrín o algún material secante, acelerando así la transformación de estos en abono orgánico.

Desde que recibieron el dinero, en mayo pasado, los investigadores exploran en la creación de un inodoro de una sola pieza de plástico reciclado y que pueda ser instalada en cualquier lugar, especialmente en zonas rurales sin acceso a redes sanitarias. En estas zonas se busca también incentivar la creación de empresas comunitarias que se encarguen de recolectar el abono producido para que pueda ser usado en la agricultura, en programas de reforestación, entre otros.

Pero, ¿qué sucede con los desechos almacenados? Después de haber sido procesados por un sistema continuo que transforma aquellos desechos orgánicos en abono, estos caen en una caja subterránea. Desde ese lugar ya se puede tomar el material sin riesgo alguno de contaminación, señala la propuesta ecuatoriana. Este proceso toma alrededor de un mes.

Pero el planteamiento tiene una visión intercontinental. In Terris busca que el inodoro ecoeficiente pueda ser producido en serie y distribuido en Latinoamérica, África y Asia.

Fioravanti expone que por el momento están trabajando, principalmente, en tres frentes: establecer alianzas con universidades, para realizar monitoreos científicos del abono resultante de los inodoros abono; generar acuerdos con las industrias, para lograr la producción masiva del inodoro; y coordinar estrategias con el sector financiero, para que este otorgue créditos a los posibles usuarios de inodoro ecológico seco.

domingo, 7 de agosto de 2011

Festín en Galápagos

Desde Las Encantadas 
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com

Pingüinos de cacería  

”No quedan más que mil doscientos individuos en las islas, por tanto, el pingüino de Galápagos es una especie en peligro de extinción, y se teme que este año su población se vea aún más afectada”.


Hoy los pingüinos estaban de fiesta, o más bien digamos, hicieron la fiesta con nosotros. Pasó esta mañana, y otra vez, en la tarde. Mientras los turistas hacían buceo de superficie en la isla Bartolomé, un par de pingüinos se acercaron curiosos. No podemos estar seguros si era por la gente en el agua, o por la cantidad de pececitos, la mayoría sardinas pequeñas, que constituyen un manjar en su dieta.


Los huéspedes no se movieron de su sitio, flotando silenciosos para admirar la persecución de estas aves, que vuelan bajo el mar, tras estos peces que se refugiaban en cardúmenes espesos, pues estando en montón el riesgo de convertirse en presa disminuye.


Luego las sardinitas se escabulleron también entre las personas, y como para los pingüinos, como para casi todas las criaturas de Galápagos, los humanos somos simplemente una pieza más del ambiente, sin ninguna pena o consideración, empezaron a picotear a los buzos en busca de su botín.


Son pingüinos chiquitos los de Galápagos, para unos autores los segundos, para otros los terceros más pequeños del planeta, así que sus picotazos nunca pueden ser demasiado dolorosos. La gente estaba fascinada, las sardinas aterradas, y los pingüinos inmutables dedicados a lo suyo, conseguir alimento.


Parece que no ha sido un buen año para los pingüinos de Galápagos. El agua está un poco más caliente que lo normal, disminuyen los afloramientos marinos, por tanto el sustento en el océano escasea. Algunos compañeros guías están seguros de que los pingüinos se ven más delgados (yo, la verdad, no puedo decir que me haya percatado de estas justas diferencias), pero eso sí, han dejado de “cantar”, y si no hay canto es porque no existe interés por reproducirse, y el único motivo para eso, es la falta de comida.


Científicos de la estación Charles Darwin nos han pedido que reportemos cualquier anomalía en su comportamiento. Que si los oímos hacer ese sonido tan particular de la época de reproducción, tal como el gemido de un burro, que si disminuyen los números, si notamos la presencia de juveniles. No es fácil tener control sobre lo que ocurre en este archipiélago.


Las islas son muy distantes unas de otras, se necesitarían recursos increíbles para poder enviar científicos o guardaparques en todas las direcciones a tomar datos. Para eso estamos nosotros, los guías de Galápagos, los ojos del Parque Nacional, tanto como para hacer respetar sus reglas, con la obligación de informar cualquier irregularidad o falta observada, como para ayudar con reportes de comportamiento animal, cambios en la vegetación, avistamientos marinos.


En Sombrero Chino, otro pequeño islote donde existe una diminuta población de pingüinos, los vimos otra vez pescando como locos. Otra vez se mezclaron entre la gente, pero en esta ocasión fueron un poco más avezados, ahora mordiscaban cabellos, prefiriendo largos y rubios, y buscaban dedos, tal vez con la ilusión de que se convirtieran en sardinas, al punto que la gente tuvo que esconder las manos.


Una fiesta para los turistas, no sé qué tanto para los pingüinos, que este rato no están para pasarla bien, su prioridad es buscar alimento. No quedan más que mil doscientos individuos en las islas, por tanto, el pingüino de Galápagos es una especie en peligro de extinción, y se teme que este año su población se vea aún más afectada

Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

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