martes, 30 de noviembre de 2010

Reserva Los Illinizas, una fuente de agua, flora y fauna, en riesgo

MEJÍA, Pichincha. La Laguna Verde, ubicada en medio de los cerros Illiniza norte (foto) y el Illiniza sur, situados en territorio de Cotopaxi.
Áreas protegidas
Su nombre se debe a dos cumbres rocosas cubiertas de nieve, se dice que la una es el varón y la otra es la hembra. Se trata de la Reserva Ecológica Los Illinizas (REI), dueña de una riqueza particular en flora y fauna en sus 149.900 hectáreas. 

Aquí se da la palma de ramos, también el árbol de incienso, esta especie que al alcanzar la madurez entre los 30 a 40 años, contiene una goma que se extrae tras cortar la corteza y al secarla se convierte en el material aromático utilizado especialmente en festividades religiosas. La explotación indiscriminada de este recurso pone en riesgo la vida de otras especies como el loro oreji-amarillo. 
Personal de la REI participa en cursos de capacitación sobre manejo de áreas protegidas.
Las zonas del río Toachi, los páramos occidentales de los cerros Illiniza y Corazón, la laguna volcánica del Quilotoa, Zarapullo, cerro Azul, Jaligua Alto y Tenefuerte, pertenecientes a los cantones Mejía, La Maná, Sigchos, Pangua y Pujilí son parte de la REI, ubicada entre Pichincha y Cotopaxi y establecida en diciembre de 1996 por el Instituto Ecuatoriano Forestal, de Áreas Naturales y Vida Silvestre, año en el que también fue declarada área protegida.

Geológicamente, la mayor parte de la Reserva presenta rocas volcánicas antiguas. Estar ubicada en el ramal occidental de los Andes ecuatorianos, y en un rango altitudinal entre los 800 y 5.265 metros sobre el nivel del mar, ha permitido a la REI el desarrollo de una gran riqueza de especies de mamíferos, aves, anfibios, reptiles, peces e invertebrados terrestres.

Esas características permiten identificar cuatro tipos de ecosistemas: el páramo, fuente de agua en cantidad y calidad que está apta para el consumo humano y agrícola. El bosque de ceja andina, que limita con los páramos y su presencia disminuye por el avance de la frontera agrícola. En esta área se encuentran especies nativas endémicas de plantas como pumamaqui, quishuar o el árbol de papel (Polylepis) que también están amenazados. Otro de los ecosistemas son los bosques de neblina, donde existen diversas especies maderables, cuya extracción no cesa y amenaza la supervivencia del olivo, podocarpus, el colorado, cedro y el arrayán, explotado para la elaboración del carbón. Finalmente está el bosque subtropical.
Fuente de aguas termales ubicada en los páramos del Illiniza sur, en la parroquia San Juan de Pastocalle, perteneciente a Latacunga.
La extracción descontrolada de la madera, la deforestación, la expansión de la frontera agrícola y la minería amenazan el futuro de esos ecosistemas. La tenencia de tierras aparece también como uno de los mayores problemas, según el plan de manejo elaborado el año pasado. Muchas de las propiedades de la zona cuentan con títulos de propiedad, incluso desde antes de la declaratoria de área protegida, otros con derechos a posesión y los invasores, quienes explotan los recursos naturales sin control ni planificación, indica el plan.

El estudio, que entró en vigencia en enero de este año, evalúa que respecto a la fauna hay alrededor de 400 especies de aves, de las cuales, 25 se encuentran en alguna categoría dentro del Libro Rojo del Ecuador, 43 especies de anfibios, 23 especies de reptiles. Mientras que la herpetofauna (reptiles y anfibios) del área protegida se compone por el 42% de especies endémicas y el 40% de estas especies se encuentran en alguna categoría de amenaza.
Árbol de palma de ramos, una de las especies en peligro de extinción.
“En forma general se evidencia que la gestión de manejo en el área es débil, no hay presencia y peor aún acción o gestión en diferentes puntos estratégicos dentro y en las zonas de influencia del área. La presencia más regular se localiza exclusivamente en El Chaupi, en la zona alta, pero en otras como Ramón Campaña, Moraspungo, El Corazón, Zumbahua, Quilotoa, Guasaganda, Pucayacu, Sigchos, Palo Quemado, Las Pampas, Sarapullo, son totalmente nulas”, indica el plan.

Cuestiona también la débil gestión y acción de los administradores del Área Protegida para detener el mal uso de la tierra, así como la falta de alternativas productivas y de sobrevivencia de la gente local.

Según los responsables del área, una de las tareas en las que están empeñados es la capacitación a la población con charlas de educación ambiental.
No obstante, Miriam Heredia, quien labora en la hostería Nina Rumí, señala que pese al trabajo de los operadores de turismo y autoridades, la gente sigue quemando pajonales de la Reserva, en particular en verano, época en que el fuego consume grandes extensiones, lo que afecta en la disminución de agua. “Se debe invertir más en campañas de concienciación”, dice la moradora del sector, visitado por unos 2 mil turistas anuales.

La falta de personal es uno de los graves problemas, pues la Reserva apenas cuenta con dos guardaparques, más otro proporcionado por el Municipio de Quito que son insuficientes para controlar las 149.900 ha.

A ello se suma la falta de presupuesto, pues aunque en el plan de manejo se indica que se requiere un financiamiento de $ 3’260.000 en cinco años; sin embargo, lo único seguro con lo que se cuenta es con un promedio de $ 10 mil anuales.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Manabí multidestino

En plena temporada vacacional, esta provincia costera se presenta al turismo bajo el eslogan “Ven a Manabí... ¡te espero!”, mensaje que llega acompañado de un variado combo de atractivos que mezcla la oferta tradicional con algunas novedades muy interesantes.
Natural
La cordillera de Chongón Colonche abraza diversos tramos de la franja costera manabita para, desde puntos privilegiados, brindar la oportunidad de contemplar paisajes agrestes que parecen servidos teniendo al brillante océano como bandeja. La hostería Atamari (locación de la foto), a 2 kilómetros de la comuna de Ayampe, aprovecha esa particularidad al encaramarse en una cumbre y servir de “mirador” a tal espectáculo paisajístico, tanto en varias de sus doce habitaciones como en espacios apartados con hamacas al aire libre, los cuales pueden convertirse en románticas habitaciones. 

La cercana Alándaluz también penetra en bellos escenarios oceánicos y montañosos que inspiran el compromiso ecológico que le ha permitido a esa hostería ganar premios internacionales.

Informes: Atamari, vía Santa Elena-Puerto López, km 83, (04) 278-0430, (09) 951-5213; Alándaluz, 500 metros al sur de la comuna de Puerto Rico, (04) 278-0690/86.

Arqueológico
Esta provincia se caracteriza por la gran cantidad de restos arqueológicos que alberga. Chirije, a 15 kilómetros al sur de Bahía de Caráquez, es un sitio de gran importancia histórica y enaltecido por su entorno de playa y bosque seco tropical, características que lo hacen propicio para el ecoturismo y el turismo arqueológico relacionado con las culturas Bahía, Chirije y Manteña. La hostería Chirije atiende en el área con cinco cabañas, un museo de sitio, playa, lugares de excavaciones y senderos. Opera conjuntamente con el hotel boutique CasaGrande, frente al mar de Bahía de Caráquez.

Informes: Hostería Chirije, (09) 917-1935, hotel boutique CasaGrande (05) 269-0257.

Lujoso
La mayor novedad de Manabí es este centro de hospedaje de lujo emplazado a 5,5 kilómetros de la ciudad de Bahía de Caráquez. Inaugurado oficialmente en octubre anterior, Casa Ceibo alberga 18 amplias habitaciones con vitrales y decoradas con muebles de fina madera de la zona, elaborados por artesanos locales, mientras que los muros están adornados con obras de los mejores artistas plásticos del Ecuador.

Su patio exterior se distingue por su piscina, restaurante al aire libre y, sobre todo, una amplia zona de jardines que bellamente conducen a un largo muelle sobre el estuario del río Chone, desde donde pueden partir los paseos náuticos hacia la cercana isla Corazón.

Informes: Casa Ceibo, km 5,5 av. Sixto Durán-Ballén, (05) 239-9399/401/404.

Deportista
Lo usual es llegar a Puerto López para tenderse bajo el sol, realizar un tour hacia las islas de La Plata o de Salango, o penetrar en el Parque Nacional Machalilla. Hoy, la Dirección de Turismo del Municipio local suma otra opción al invitar a los aficionados al kayak. 
Busca promocionar este deporte entre los turistas que deseen agitar su adrelanina con sano ejercicio en este balneario.


Salvaje
A solo veinte minutos de las playas de Manta y su malecón escénico, el Refugio de Vida Silvestre Marino Costero Pacoche atrae a los visitantes que buscan un encuentro con el carácter primitivo de esta área protegida que se constituye en un importante pulmón para Manta, Montecristi y la costa central de la provincia de Manabí. 

Esta zona protegida tiene 5.045 hectáreas de bosque húmedo tropical y 8.500 hectáreas de área marina. En tierra habita una impresionante diversidad de aves y monos (foto) que se asoman al turista que recorre la red de senderos de este lugar arrullado por fuentes naturales de agua.

La zona marina resulta también un hábitat admirable ya que permite observar ballenas jorobadas (de junio a septiembre), tortugas marinas, variedad de peces y corales.

Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

jueves, 25 de noviembre de 2010

Alumnos impulsan plan de aviturismo

FOTO: CARLOS POZO/ El Telégrafo
El vivero es parte de las actividades de conservación que se realizan en el colegio Vicente Anda Aguirre.
María Augusta Sandoval
msandoval@telegrafo.com.ec
Reportera Sociedad
Colegio de San Miguel de Los Bancos saca provecho a su entorno con propuesta medioambiental.
A casi dos horas, al noroccidente de Quito está el colegio más grande de la zona, el  Vicente Anda Aguirre, en San Miguel de Los Bancos, que   forma parte del Grupo de Apoyo Local de Aves y Conservación.

En este plantel cada fin de semana se reúnen sus estudiantes para trabajar y proponer alternativas turísticas  de cuidado al medio ambiente. “Por ahí (en el bosque) canta una tangara y otras cuatro especies de aves”, afirma  Rolando Hipo, el promotor comunitario de la zona de Mindo, que trabaja con la organización ambientalista y que  capacita a los estudiantes en identificación de especies.  
Los datos de las prácticas de los estudiantes   entran a la base de datos de Aves y Conservación luego de ser verificados

No es extraño ver como  en las ramas de los árboles   se  pasean cientos de aves de colores que le dan matices al verde de los bosques.Una pequeña ave amarilla de pico azul, la tangara, llama la atención con un trino sutil.

El objetivo de su participación  es que los estudiantes puedan reconocer las especies del entorno para que las cuiden y que lo hagan con la misma experticia que  Hipo; así dan un siguiente paso, que es convertirse  en guías turísticos, pero dentro de las áreas verdes del  colegio.

“Lo más importante no es solamente que los chicos tengan conciencia de preservación, sino que aprendan a reconocer su espacio”, señala el docente y coordinador del grupo, Peter Cedeño.

Mauricio Rea, estudiante del establecimiento, expresa que para realizar este trabajo (identificar aves) es necesario contar con concentración y práctica, técnicas que se desarrollan paulatinamente. “Al inicio es difícil, pero con el tiempo el oído se va acostumbrando a distinguir los sonidos”, afirma.

El trabajo se dificulta por la riqueza ornitológica del lugar, especialmente porque distintas especies se pueden agrupar en un mismo lugar .  “Deben  identificarlas solo con el oído para poder contarlas sin que se repitan. Hay algunas  que tienen varios tipos de vocalización”, explica Hipo, encargado de preparar a los adolescentes.

Para esto es fundamental que los jóvenes estén en constante recorrido en el medio; el trabajo se realiza fuera del aula, la mayoría del tiempo.

Pese a la dificultad se tienen resultados positivos, “por el  empeño que ponen,  facilitan el aprendizaje, no les importa madrugar cuando hay que hacer conteo”, dice Cedeño. 

La información que recogen los estudiantes es válida para medir la variedad de especies; pero esos datos solo  entran a las bases  de la entidad Aves y Conservación una vez que hayan sido verificados. “Cuando se sube  la información  a la  página web de la organización, ellos se motivan, ven con orgullo  sus crédito; esto para ellos es muy importante”, explica Rolando Hipo.
Foto: Derek Kverno 
Alternativas turísticas
Paka Sayu, un sendero agroturístico, es otro de los atractivos con los que cuenta el colegio. A través de este proyecto se promueve  el turismo y se evita la deforestación.

En una hora de recorrido, los visitantes pueden encontrar dos cascadas de hasta 25 metros de caída y un bosque de arazá, además de diversidad de orquídeas y pájaros.

El sendero fue construido entre los alumnos del establecimiento y la colaboración de estudiantes de la Universidad Central del Ecuador.
Foto: Derek Kverno 
Trabajo de reforestación
 En un espacio de 40 por 50 metros se encuentra un vivero, al cual se llega luego de pasar un sendero de lodo que tiene gradas hechas con llantas viejas y dos improvisados puentes de bambú.

Allí se encuentran cerca de 8 mil plantas de distinto tipo, entre ornamentales, frutales, medicinales y forestales. Cada estudiante tiene bajo su responsabilidad aproximadamente 200 plantas.  

Miguel Güila, uno de los estudiantes responsables  del vivero, mezcla con cuidado gallinaza, arena y tierra negra para hacer el abono y enfundar las plantas; a esto se le denomina camas calientes y sirve para vigilar el proceso de crecimiento de las semillas antes de ser plantadas directamente en la tierra.

Para Mauricio Rea trabajar en el vivero es  importante,  ya que estas plantas servirán para reforestar el medio  ambiente y de esta manera  evitar la contaminación. “Colocamos solo plantas propias de la localidad para mantener el hábitat” afirma, Elías López, docente coordinador del vivero.

 Las semillas se consiguen a través de donaciones y recolección.  Las especies más comunes son el marañón, mamey, tangaré, canelo, guayacán, balsa; todas nativas de la zona.
PETER CEDEÑO
Docente del colegio Vicente Anda Aguirre

“Lo más importante no es solamente que los chicos tengan conciencia de preservación, sino que aprendan a reconocer su espacio”
MAURICIO REA
Estudiante del colegio Anda Aguirre

“Al inicio es difícil, pero con el tiempo el oído se va acostumbrando a distinguir los sonidos de los pájaros”
Fotos: Derek Kverno del Blog Birding Ecuador 

Fuente: El Telégrafo 
GuayaquilEcuador.

martes, 23 de noviembre de 2010

Fotógrafos de la naturaleza

Brian y Belén, personas que comparten su afinidad por la fotografía.

Desde Las Encantadas
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com

Encuentros vitales

“Belén es la ganadora del concurso de fotografía organizado por el Parque Nacional Galápagos. Brian utiliza su cámara como instrumento para celebrar la vida en el mar”.


Belén Córdova tiene 12 años, reside en Puerto Ayora, provincia de Galápagos, donde cursa el séptimo curso. Brian Skerry tiene 46 años, vive errante por el mundo, es fotógrafo periodista, especializado en la vida marina. ¿Qué tienen en común? Su amor por la fotografía. Belén apenas empieza a dar sus primeros pasos, mientras Brian es uno de los expertos de la revista National Geographic donde publica su trabajo desde 1998.

Belén es la ganadora del concurso de fotografía organizado por el Parque Nacional Galápagos. Su premio es una semana a bordo del National Geographic Endeavour. Brian Skerry se embarca en la misma nave para dar charlas a los pasajeros sobre su fascinante trabajo en los rincones más remotos del planeta. Aquí se encuentran, se conocen y se crea un vínculo.

Brian muestra varias de sus historias publicadas en National Geographic. Es un hombre que utiliza su cámara como instrumento para celebrar la vida en el mar, pero a la vez para crear conciencia, mostrando los problemas ambientales que enfrentamos. Mientras narra los detalles de sus historias, va mostrando imágenes que nos dejan sin aliento; muchas inenarrablemente bellas, que parecen más bien acuarelas de un mundo imaginario, otras que nos desgarran el corazón, como la de un tiburón atrapado en una red de pesca, que aparenta estar en posición de crucifixión. Brian ha ganado muchos concursos, ha sido mencionado en varias revistas en todo el mundo y tiene un libro publicado, Fotografía exitosa bajo el agua.

Belén lo escucha, sin perderse ni una sola imagen, ni una palabra. Sus pupilas se van dilatando a medida que pasan las fotos en la pantalla: una ballena gigante frente a un pequeño buzo, ambos apenas flotando sobre un fondo de arena blanca, y alrededor el azul profundo. O el mercado de pescado en Japón, donde a diario se venden cientos de atunes de aleta azul, criaturas majestuosas de las que apenas queda el 10% en los mares.

Belén se acerca tímidamente a Brian, le dice cuánto le ha gustado de su trabajo y le pide consejo. Le trae las cinco fotografías con las que ganó el concurso para que él le dé su opinión. Así, una joven de las islas se sienta junto al famoso reportero que con afecto y excelente disposición le va contando los secretos de la profesión, los detalles que debe tomar en cuenta y las técnicas por utilizar.

“A esta foto la llamé Supervivencia”, dice Belén mostrando una sayapa rodeada de espuma, sobre una negra y brillante lava. Brian le recomienda que pruebe otro tipo de luz, que la mejor es la de muy temprano en la mañana o al atardecer, que así las texturas se resaltan. Pero a la vez la elogia, que tiene “ojo” de fotógrafa, que sabe ubicar el objeto en el marco de la foto, que logra una buena composición.

Brian le dice que un fotógrafo de la naturaleza necesita sobretodo paciencia. Que él pasa 8 meses al año en el campo, toma hasta 40.000 fotos para seleccionar apenas 10 o 15 para un reportaje. Que debe jugar cambiando los ángulos, prestando mucha atención al fondo, que no interfiera con la imagen principal. Brian habla con cariño, con real interés de compartir su mundo con esta pequeña que ya está muy clara en lo que quiere hacer de su vida. Galápagos los ha encontrado, y quién sabe si en unos años más se volverán a topar, el aún reportero de prestigio, y Belén, famosa fotógrafa del archipiélago.

Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

lunes, 22 de noviembre de 2010

Vegetación entre volcanes y lagunas, en latente amenaza

Desde el río Napo es posible observar los volcanes Sumaco y Antisana, ambos dentro de la Reserva de Biosfera, otorgada 
únicamente a las áreas protegidas de gran valor cultural y natural.
Alexandra Ávila | SUMACO, Napo
Áreas protegidas
Se ha convertido en un laboratorio natural restringido para los apasionados de la montaña y de la investigación científica. El Parque Nacional Sumaco Napo-Galeras (Pnsng), creado bajo resolución en marzo de 1994, es considerado como una de las áreas protegidas más agrestes e inexploradas de todo el Sistema de Áreas Protegidas del Ecuador. Su vegetación enmarañada, estructuras geológicas especiales, ambientes diversos y aislados y las pendientes imposibilitan todo acceso al área.

A esta región de 207.040 hectáreas la rodean volcanes como el Sumaco, Pan de Azúcar, Cerro Negro y la cordillera Galeras. Al menos tres provincias tocan a este parque: Napo, Orellana y Sucumbíos. Con climas que van desde el páramo andino a los 3.732 metros del volcán Sumaco hasta llegar al Bosque Húmedo Tropical, a 600 metros sobre el nivel del mar.

Bolívar Torres, coordinador local del Programa Gestión Sostenible de Recursos Naturales, GTZ/Gesoren, refiere que ingresar a la zona es tan complejo que llegar desde la población más cercana al volcán Sumaco puede demorar seis horas de camino y tres días para subir y bajar. Esa travesía, usando el único sendero, la han realizado en el último año en promedio cien personas que son amantes de la caminata o que buscan estudiar las especies naturales.
Dentro del Parque Nacional se han registrado 654 especies de aves, los plumíferos coloridos se destacan entre la verde y espesa vegetación.
Según el Ministerio del Ambiente, en la zona norte del Sumaco se han observado 81 especies de mamíferos; en la zona sur, 101 clases de mamíferos, 36 de reptiles y 31 de anfibios. En la parte norte de los Andes se han registrado 654 especies de aves. 

La fauna ictiológica (peces), especialmente rica por debajo de los 500 metros sobre el nivel del mar, principalmente, en la cuenca del río Napo, la hace una de las más diversas del mundo, con más de 470 especies.

El 10 de noviembre del 2000, la Unesco elevó al Parque Nacional Sumaco-Napo-Galeras y su zona de influencia a la categoría internacional de Reserva de Biosfera, otorgada únicamente a las áreas protegidas de gran valor cultural y natural. 
El Parque Nacional Sumaco-Napo-Galeras es una de las zonas con mayor diversidad de avifauna del país.
Esta reserva cuenta con una extensión de 901.930 ha y comprende el Parque Nacional Sumaco-Napo-Galeras, el volcán Sumaco y la cordillera de Galeras y su zona circundante. Aquí existen 7 de las 25 zonas de vida del mundo. Alrededor de esta viven cerca de 80.000 habitantes, de los cuales el 70% es de origen quichua y el 30% es mestizo, colono, según los propios estudios del Ministerio del Ambiente.

Sin embargo, las amenazas sobre este parque están latentes. El Plan de Manejo 2007-2011, elaborado por esta cartera de Estado, identificó al menos ocho problemas relevantes como la falta de directrices y políticas para manejar el ambiente, insuficiente capacidad gerencial, limitados recursos, métodos y técnicas que no incorporan la dimensión ambiental, ausencias o limitado liderazgo, entre otras. Además, el documento determinó que los recursos naturales de la Reserva de Biosfera Sumaco se ven afectados principalmente por la explotación de petróleo y la explotación minera; la expansión de la frontera agrícola y ganadera; la deforestación; la cacería y el tráfico de especies. Torres reconoce que la falta de guardaparques, la cercanía de los bloques petroleros e incluso el creciente turismo también amenazan a la zona.

Theofilos Toulkeridis, director del Centro de Geología, Vulcanología y Geodinámica de la Universidad San Francisco de Quito, explica que “estos proyectos atraen a grandes cantidades de personas y la migración es la que produce un acelerado deterioro de las condiciones ambientales locales. Lamentablemente hay muy poco control de estas actividades y el poco que hay no es bien fundado, es decir, falta una política clara de asuntos ambientales como del ordenamiento territorial”, agrega.
El coatí de montaña o cusumbo es un mamífero característico del norte de los Andes ecuatorianos, venezolanos y colombianos.
En el caso del turismo, según el plan de manejo 2007-2011, “no existe una estrategia institucional para fomentar el desarrollo del turismo comunitario favoreciendo a quienes dependen en forma directa de la presencia del parque nacional”. 

Torres calcula que entre enero y agosto de este año, con el funcionamiento de la Troncal Amazónica, aumentó el turismo entre el 20% de nacionales y el 300% de los internacionales. Desde Quito hasta la población más cercana al volcán, apenas toma dos horas y media de viaje. Con el nuevo aeropuerto de Tena esa cifra se triplicará, advierte. “Si esto no es combinado con una buena acción de ordenamiento con los gobiernos seccionales, juntas parroquiales, consejos provinciales y locales habrá graves problemas de migración, deforestación y contaminación”.

A pesar de estos problemas el apoyo de la cooperación internacional está presente en la zona. Buena parte del financiamiento proviene de un fideicomiso creado con los recursos del Canje de Deuda por Naturaleza Sumaco entre Ecuador y Alemania. Con los intereses que genera este fideicomiso manejado por el Fondo Ambiental Nacional (FAN) se financia la administración (gastos operativos, básicos) del parque. Cada año recibe $ 150.000. Con estos recursos se han contratado doce guardaparques y se han realizado proyectos de conservación, manifiesta Torres. 
Otro de los organismos que apoya la gestión de las zonas aledañas del parque es la Corporación Andina de Fomento. Mauricio Velásquez, ejecutivo principal de Medio Ambiente, contó que en este año apoyaron la publicación de 3.000 ejemplares en español e inglés de la guía Ecoruta de la zona de Sumaco. Este catálogo turístico se promociona en ferias de turismo a través de la Corpei y del propio Ministerio de Turismo. En 72 páginas la guía resume los volcanes, ríos, cascadas y lagunas que se encuentran en la ruta que atraviesa Baeza, Cosanga, Hollín, Guagua Sumaco, Pacto Sumaco en Napo.

Generar la información, comunicarla y difundirla entre las comunidades fue un proceso largo que tuvo una inversión no reembolsable de aproximadamente $ 20.000.

Para los conocedores del área es necesario que desde el Ministerio del Ambiente se desarrolle un plan real de Manejo Intercultural del Parque, se canalice el desarrollo de proyectos y programas con la comunidad, de investigación científica dirigidos en el área del parque, señalética y guías capacitados, similarmente a los de Galápagos. Esos son solo algunas de las medidas que recomiendan para cuidar ese trozo de naturaleza virgen que es el Sumaco.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Comunidad se une para cuidar las aves

Foto: Carlos Pozo/ El Telégrafo
En sectores del noroccidente de Pichincha hay 
especies que estarían en riesgo de desaparecer.
Redacción Sociedad
En Pichincha un proyecto logró que los comuneros dejen la tala de árboles por el aviturismo.
ANTECEDENTES

Ecuador se encuentra entre los 17 países más megadiversos del mundo, a pesar de su extensión.

El proyecto de preservación es una segunda parte de la intervención que 
Aves & Conservación ha desarrollado en la zona desde el 2007.

Entre las especies más comunes de la zona están colibríes, tucanes, pavas, águilas, tangaras, saltarines, especies migratorias y aves rapases diurnas y nocturnas.

El zamarrito pechinegro es una especie de colibrí endémica de Pichincha, que se encuentra en peligro de extinción en el país. En su situación están miles de aves que viven en el noroccidente de esa provincia.

La citada zona de la serranía, por su riqueza natural,  concentra  a muchas especies que se ubican  en el libro rojo de las aves.  

Por esa razón, la  organización Aves y Conservación desarrolla un proyecto de protección de aves en las localidades de Mindo y Estribaciones Occidentales del volcán Pichincha, en Los Bancos Milpe y Río Caoní.

En la propuesta trabajan 28 comunidades,  cuya principal fuente de ingreso es la actividad maderera, la agricultura y la cría de ganado. “El mayor problema del sector es la  tala de árboles  y  cría desordenada de ganado”, explicó la directora del proyecto, Eugenia Endara.

A través del proyecto  se busca plantear otras alternativas ocupacionales que no afecten el hábitat de las aves. La activista explicó que se capacita a la comunidad para que cuide la zona para proponer que se la  defina como reserva protegida.

La conservación se extiende en un área aproximada de 200.000 hectáreas, en las que se encuentran más de  600 especies de pájaros.

Foto: Derek Kverno 
Black-Cheeked Woodpecker, Restaurant Mirador Los Bancos
Conteo de aves
Rancho Suamox, en el cantón Pedro Vicente Maldonado, es un centro turístico que se sumó  al proyecto. Su propietario Rafael Ferro fue capacitado por la organización a fin de que a su vez él detalle  al turista que esa es una  zona IBAs (Bird Important Area),  es decir, un sitio en el que se deben mantener trabajos de conservación.

El lugar, en el que se hace   investigación y conteo de aves,  tiene un sendero de 17 kilómetros que se recorre en tres estaciones, ya que está destinado también para el aviturismo.
Foto: Derek Kverno
 
Yellow-Breasted Antpitta, Refugio Paz de las Aves
Los alumnos educan
A menos de una hora de allí se encuentra el Colegio Nacional San Miguel de los Bancos, otra de las zonas de trabajo. Allí se preparan    cerca de 500 estudiantes. La actividad que realizan se relaciona con el  reciclaje de basura.

Pese a que al interior del establecimiento todos se unen a la iniciativa, ellos observan que hay personas que no se preocupan por la conservación. “Nosotros clasificamos la basura en diferentes tachos, pero los camiones recolectores unen todo de nuevo”, protestó el estudiante Aldair Suqui. 

Por ese motivo, él cree  importante llegar al resto de la comunidad. Hace pocos días ellos pintaron un mural de las aves emblemáticas del sector con la finalidad de educar a la ciudadanía. “La gente las ve y las reconoce;  al mismo tiempo enviamos el mensaje de que las deben cuidar”, advirtió.
Foto: Derek Kverno 
Golden-Headed Quetzal (Male), Old Nono-Mindo Road
No a la tala
En San Miguel de los Bancos  Eduardo Vallejo posee tres hectáreas de las 70 que componen la reserva; allí hay bosques frutales  que atraen a las aves. En el lugar tiene una pequeña casa de descanso y también forma parte del área de conservación. “No pensamos hacer nada más que conservar; gano más cuidando los bosques en vez de talarlos, eso quiero que aprendan mis hijos”, señaló.

Por este conjunto de acciones, el proyecto  hace poco recibió el Premio a la Biodiversidad y Desarrollo en América Latina 2010.
Foto: Derek Kverno
 
Booted Racket-Tail, Refugio Paz de las Aves

EUGENIA ENDARA
Directora de Proyectos de Aves y Conservación

“Impulsamos que la comunidad valore los recursos naturales de la zona y haga actividades de conservación”
Foto: Derek Kverno
Ochre-Breasted Antpitta, Refugio Paz de los Aves
EDUARDO VALLEJO
Dueño de bosque en San Miguel de los Bancos

“No pensamos hacer nada más que conservar; gano más cuidando los bosques que al talarlos,  eso quiero que aprendan mis hijos”
Foto: Derek Kverno
Black-Chinned Mountain-Tanager, Refugio Paz de los Aves
DATOS
El lugar

Las organizaciones BirdLife International y la Sociedad Española de Ornitología (SEO), con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, galardonaron a dos proyectos de la región con el Premio a la Biodiversidad y Desarrollo en América Latina 2010, de entre 50 postulantes de 19 países.

Entre los criterios considerados en la evaluación de los proyectos postulados se encuentran el fortalecimiento comunitario, el impacto positivo sobre los recursos naturales de las IBAs y la sostenibilidad.

Fotos: Derek Kverno del Blog Birding Ecuador 

Fuente: El Telégrafo 
GuayaquilEcuador.

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