AfrodisIaco marinero |
Tres opciones que atrapan el paladar de los numerosos visitantes que llegan a este popular destino de surf y farra eterna en la provincia de Santa Elena.
AfrodisIaco marinero
Su presencia llama la atención a lo largo de la avenida principal de Montañita y de la franja de playa. Son catorce carretillas con forma de barco que desde hace un año sirven a los visitantes cebiches de camarón, mixtos (camarón y pescado) y completos (camarón, pescado, pulpo, concha y ostra) que son promocionados por los nativos como el Viagra de Montañita, según dicen, por sus poderes afrodisiacos. “Les advertimos a los clientes que este plato es poderoso y que si lo comen deben estar dispuestos a todo”, indica jocosamente José Villao (35 años, foto a la izq.), uno de los vendedores miembros de la Asociación Ostras son Salud.
Durante la temporada de playa y en feriados llegan a vender hasta cien platos diarios a $ 5 cada uno, señala Pedro Salinas (49 años), quien trabaja en la playa desde hace quince años, aunque antes lo hacía en triciclo. Él, al igual que la mayoría de sus compañeros, también es un buzo aficionado que personalmente se sumerge dos veces a la semana para obtener los mariscos que luego sirve acompañados de cebolla, tomate, ají y demás ingredientes de esta fórmula deliciosa en el paladar y, según dicen, poderosa en el amor.
Cocteleros |
Caipiriña, piña colada, mojito, sex on the beach, saltamontes, daiquirí... La lista continúa hasta sumar una treintena de bebidas ofrecidas a los turistas en la llamada “calle de los cocteles”, al norte de la población y perpendicular a la playa.
Allí operan desde hace cuatro años una veintena de rústicos quioscos que tienen su lapso de mayor movimiento entre las 18:00 y 02:00. No es necesario atraer a los clientes con el clásico dos tragos por el precio de uno, porque el módico valor de $ 2 por coctel ya tiene conquistados a los turistas que llegan a cualquier hora del día.
Los microempresarios cocteleros resultan incluso una raza privilegiada, según Mariana García (50 años), quien está en el negocio hace dos años. “Yo trabajaba en quehaceres domésticos en un hotel. Me sentía siempre cansada y ganaba poco. Ahora mis amigos y conocidos siempre me dicen que estoy de buen humor y entusiasta, mientras que mis clientes extranjeros, que me ven sonreída trabajando junto a este paisaje oceánico, me dicen que con gusto cambiarían su trabajo por este”, indica Mariana (foto, a la der.), para luego destacar la sensación de disfrutar un suave coctel acompañado del susurro de las olas.
Hola Ola |
Shahar Matza (31 años) terminó sus tres años de servicio militar obligatorio en su natal Israel con la intención de viajar por el mundo. Esta aventura lo llevó, por ejemplo, a Nueva York, donde continuó sus estudios de gastronomía y trabajó como chef, y luego a Ecuador, particularmente a este balneario donde se quedó enamorado de su vida relajada. “Por eso quise abrir mi negocio en este sitio donde no hay problemas con nadie”, señala sobre esta decisión compartida con su compatriota Tomer Madmoni.
Hoy ambos son los propietarios del restaurante-bar Hola Ola, en la calle Guido Chiriboga, paralela a la playa, en tiempos cuando todo el movimiento se concentraba en la avenida principal, que conecta el carretero con el océano. “Trajimos la energía a esta calle con nuestro propio estilo y muchos negocios nos siguieron”, indica este aficionado al surf que destaca platos como las papas de la casa ($ 3,50), las alitas de pollo ($ 4,80) y su limonada con hierba buena ($ 1,25). Estos platillos suelen ser servidos por meseros de distintos países. “Muchos viajeros nos solicitan trabajo temporal para pagar su hospedaje. Los ubicamos en la atención a los clientes para afianzar el toque internacional de este negocio que suma 40 empleados, la mayoría ecuatorianos”, indica Shahar (sentado, a la izq.), que orgullosamente dice llevar siete años como hijo adoptivo de este balneario ecuatoriano. (M.P.)
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador
1 comentario:
Mui bom conhecer tu patria! mirei os coquetel da praia...Mui bom.
Perdona-me pero que no ablas espanhol.
Dio que te abençoe por toda vida.
bjos Cléo Borges
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