Papagayo de Guayaquil. Imágen: FUNDACION PROBOSQUE
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Pro Bosque trabaja en escuelas concienciando sobre la extinción de esta ave.
Es viernes, y en la Fundación Pro Bosque, ubicada en el km 16 1/2 vía a la Costa, algunos de los miembros analizan la actual situación del Ara ambiguus guayaquilensis, conocido como el papagayo de Guayaquil o guacamayo verde mayor.
La preocupación de Eric Von Horstman, director ejecutivo de la fundación, es que quedan aproximadamente 70 individuos de esta especie, que están distribuidos en el bosque húmedo de la provincia de Esmeraldas y en los secos de Santa Elena y Guayas.
Anteriormente, según Von Horstman, a esta ave también se la localizaba en las provincias de Pichincha, Los Ríos y El Oro.
“Pero por la destrucción de los dos tipos de bosques han desaparecido”, dice el director del ente, quien explica que los animales dependen de árboles maduros y bosques primarios, para alimentarse y anidar.
Anteriormente, según Von Horstman, a esta ave también se la localizaba en las provincias de Pichincha, Los Ríos y El Oro.
“Pero por la destrucción de los dos tipos de bosques han desaparecido”, dice el director del ente, quien explica que los animales dependen de árboles maduros y bosques primarios, para alimentarse y anidar.
El año pasado, en una propiedad privada de Cerro Blanco se encontró un nido. La acción inmediata fue darle protección de los guardabosques, para evitar que los pichones sean vendidos como mascotas.
Como retribución e incentivo a la vez, a la persona que dio aviso del nido se le hizo un reconocimiento económico de US$ 125, que es más o menos el precio al que venden las aves bebés.
Dentro de los programas para preservar esta especie, la fundación ha dictado cursos de capacitación a comuneros de la zona, que se han convertido en guardaparques honorarios o comunitarios.
“Ellos han decidido apoyar el programa de conservación de las especies”, resalta Von Horstman.
En tanto que Paúl Cun, biólogo y coordinador del programa de conservación, indica que hasta finales de enero trabajaron en 7 escuelas del sector, donde capacitaron a cerca de 2.000 niños, de las comunas Voluntad de Dios, Chongón y Casas Viejas.
La actividad estuvo compuesta por charlas introductorias, para que los estudiantes conozcan el papagayo de Guayaquil.
A estos eventos se sumaron los trabajos manuales con material didáctico, funciones con títeres y concursos de pintura, todos alusivos a la conservación del ave.
Otras especies que también se extinguen, según los biólogos de Pro Bosque, son los venados, las guatusas y los saínos, animales que, según Von Horstman, eran muy comunes en los cerros Blanco y Colorado, donde ahora se observan prácticamente solo ardillas.
La idea de capacitar a los comuneros y convertirlos en guardaparques honorarios es que apoyen en los patrullajes y que denuncien cualquier anomalía, en forma anónima, como el caso de los incendios forestales.
Como retribución e incentivo a la vez, a la persona que dio aviso del nido se le hizo un reconocimiento económico de US$ 125, que es más o menos el precio al que venden las aves bebés.
Dentro de los programas para preservar esta especie, la fundación ha dictado cursos de capacitación a comuneros de la zona, que se han convertido en guardaparques honorarios o comunitarios.
“Ellos han decidido apoyar el programa de conservación de las especies”, resalta Von Horstman.
En tanto que Paúl Cun, biólogo y coordinador del programa de conservación, indica que hasta finales de enero trabajaron en 7 escuelas del sector, donde capacitaron a cerca de 2.000 niños, de las comunas Voluntad de Dios, Chongón y Casas Viejas.
La actividad estuvo compuesta por charlas introductorias, para que los estudiantes conozcan el papagayo de Guayaquil.
A estos eventos se sumaron los trabajos manuales con material didáctico, funciones con títeres y concursos de pintura, todos alusivos a la conservación del ave.
Otras especies que también se extinguen, según los biólogos de Pro Bosque, son los venados, las guatusas y los saínos, animales que, según Von Horstman, eran muy comunes en los cerros Blanco y Colorado, donde ahora se observan prácticamente solo ardillas.
La idea de capacitar a los comuneros y convertirlos en guardaparques honorarios es que apoyen en los patrullajes y que denuncien cualquier anomalía, en forma anónima, como el caso de los incendios forestales.
El Concejo Cantonal del Municipio local, el 22 de julio de 2005, declaró al papagayo de Guayaquil como ave símbolo natural de la ciudad.
Mientras que en el capítulo dos, de las especies amenazadas, en peligro de extinción y veda, del acuerdo ministerial 244, del 28 de agosto de 2007, indica que los organismos competentes declararán la veda de las especies.
Es decir, de aquellas que no constan en las listas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Convención Internacional de Tráfico de Especies Silvestres (Cites).
Otra de las actividades que realiza la fundación para evitar que el papagayo se siga extinguiendo es la reforestación de pastizales abandonados o madereros.
En este año se tiene previsto sembrar 90 mil árboles, de especies como el pechiche, cocobolo y pigio, que sirven de alimento y anidación al papagayo.
La idea de la reforestación surgió en 1993. A la fecha se han restaurado cerca de 300 hectáreas. Algunas de las especies sembradas han alcanzado los 6 y 7 metros de altura, y ya producen semillas, las cuales sirven para colonizar nuevas áreas.
Hasta 2009, Pro Bosque ha sembrado 257.000 árboles de más de 35 especies endémicas (nativas).
El año anterior, y bajo la misma perspectiva de apuntalar la conservación del Ara ambiguus guayaquilensis, en el Bosque Protector Cerro Blanco se realizó el primer campamento vacacional, para la formación de guardaparques junior, con niños.
Para el segundo campamento, que se lo realizará del 8 al 20 de marzo de este año, entre los temas a tratarse está la reforestación, el agua, el suelo, el manejo de desechos sólidos, la flora y fauna de Cerro Blanco, entre otros.
“El objetivo es sembrar en los niños el amor hacia el bosque y la protección del medio ambiente”, indica Julia Lamilla, guía del campamento.
Desde 1990, el papagayo es el símbolo del Bosque Protector Cerro Blanco.
Mientras que en el capítulo dos, de las especies amenazadas, en peligro de extinción y veda, del acuerdo ministerial 244, del 28 de agosto de 2007, indica que los organismos competentes declararán la veda de las especies.
Es decir, de aquellas que no constan en las listas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Convención Internacional de Tráfico de Especies Silvestres (Cites).
Otra de las actividades que realiza la fundación para evitar que el papagayo se siga extinguiendo es la reforestación de pastizales abandonados o madereros.
En este año se tiene previsto sembrar 90 mil árboles, de especies como el pechiche, cocobolo y pigio, que sirven de alimento y anidación al papagayo.
La idea de la reforestación surgió en 1993. A la fecha se han restaurado cerca de 300 hectáreas. Algunas de las especies sembradas han alcanzado los 6 y 7 metros de altura, y ya producen semillas, las cuales sirven para colonizar nuevas áreas.
Hasta 2009, Pro Bosque ha sembrado 257.000 árboles de más de 35 especies endémicas (nativas).
El año anterior, y bajo la misma perspectiva de apuntalar la conservación del Ara ambiguus guayaquilensis, en el Bosque Protector Cerro Blanco se realizó el primer campamento vacacional, para la formación de guardaparques junior, con niños.
Para el segundo campamento, que se lo realizará del 8 al 20 de marzo de este año, entre los temas a tratarse está la reforestación, el agua, el suelo, el manejo de desechos sólidos, la flora y fauna de Cerro Blanco, entre otros.
“El objetivo es sembrar en los niños el amor hacia el bosque y la protección del medio ambiente”, indica Julia Lamilla, guía del campamento.
Desde 1990, el papagayo es el símbolo del Bosque Protector Cerro Blanco.
Fuente: El Telégrafo
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