miércoles, 4 de agosto de 2010

La ruta férrea más breve del mundo

El Tambo ha cobrado nueva vida con la llegada del autoferro.

Por Moisés Pinchevsky

El Tambo - Coyoctor


Tan solo 3,5 kilómetros componen el paseo en autoferro entre las poblaciones de El Tambo y Coyoctor, en la provincia del Cañar. Paisajismo, cultura y arqueología se suman en esta aventura austral.
En la categoría de longitud, la ruta férrea en Cañar resulta pequeña comparándola incluso con las montañas rusas. Por ejemplo, con la Steel Dragon 2000, considerada la más larga del mundo con 8,1 kilómetros de paseo, y la que actualmente se construye en el parque de diversiones Vértigo Theme Park Buga, a media hora de Cali (Colombia), con 4,1 kilómetros de longitud.
Pero en la categoría de entretenimiento, este recorrido férreo de 3,5 kilómetros puede asomarse con orgullo en cualquier ranking por extenderse con gracia por algunos de los más simpáticos paisajes de la provincia del Cañar.
El autoferro opera desde abril del año anterior.
El “todos a bordo” suena con entusiasmo a 2.500 metros sobre el nivel del mar, particularmente en la remodelada estación férrea de El Tambo, ubicada diagonal al Municipio de esta tradicional población que luce asomada en las montañas a aproximadamente dos horas de Cuenca o cuatro horas desde Guayaquil.

El poblado tiene nueva vida desde el 19 de abril del año anterior, cuando fue reinaugurado este paseo férreo con obras que incluyeron la reconstrucción de 3,5 kilómetros de la línea férrea, la rehabilitación de ambas estaciones del ferrocarril, la restauración del antiguo hotel Nissa y la construcción de la contigua Plaza de las Artes.

Cuando las ruedas del autoferro comienzan a girar con dirección al sur empieza una aventura que, durante quince minutos, avanza a una tímida velocidad para exhibir metro a metro, durmiente a durmiente, el carácter agropecuario de esta zona sembrada de plantaciones de maíz, papa, melloco y otros cultivos nativos, y pastoreada por gordas vacas concentradas en extraer la hierba de estos verdes campos.
Los Baños del Inca son el principal atractivo arqueológico de Coyoctor. Operadoras locales ofrecen la visita a las ruinas de Ingapirca viajando a caballo desde Coyoctor. Distancia: 4 kilómetros.
El frío puede ser intenso (temperatura media de 5 grados), así que vale ir bien abrigado para llegar motivado a la estación de Coyoctor y emprender el recorrido pedestre en el parque arqueológico denominado Baños del Inca.

Este “recinto sagrado” de 20 hectáreas, recostado en las faldas del gran murallón del Nudo del Azuay, se extiende en un entorno que provoca las remembranzas de los inmemoriales cultos cañaris y los posteriores incas.

Los ecos del pasado de esta zona se vuelven más intensos al recorrer los distintos testimonios arqueológicos que guarda este complejo cultural, como la montaña sagrada del culto cañari llamada Yanacauri, el adoratorio cañari, un ancestral observatorio de los cuerpos siderales y las piscinas de roca conocidas como Baños del Inca, probablemente las construcciones más antiguas en nuestro territorio destinadas a los cultos ancestrales, primordialmente del Sol y de la Luna y a festividades vinculadas con el agro.

Este complejo arqueológico y su centro de interpretación lucen renovados, ya que también fueron parte del gran proyecto de restauración de esta vía férrea que, como si fuera poco, está a unos cuatro kilómetros de las famosas ruinas de Ingapirca. (M.P.)

Pistas
El paseo completo, incluido el recorrido en el complejo de Coyoctor y el retorno en autoferro a El Tambo, dura una hora. Los horarios de las salidas son: 09:00, 10:30, 14:30 y 16:00 los viernes, sábado y domingo. Tarifa: $ 5 para adultos y $ 2,5 para niños y tercera edad. Pasaje en bus desde Guayaquil, por la vía a La Troncal: $ 5 (4 horas). Pasaje en bus desde Cuenca: $ 1,80 (2 horas). Informes y reservas: Alcaldía de El Tambo, (07) 223-3116/3506, 08-424-2426.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

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