jueves, 10 de diciembre de 2009

Un médico danés, el sexto sentido y los reptiles de Galápagos

Desde Las Encantadas
Paula Tagle
Toda criatura, sea linda o fea (y eso depende de los ojos que la vean), venenosa o benigna, trepadora o nadadora, en fin, cada especie animal o vegetal tiene el mismo derecho a compartir este planeta con nosotros”. 

Existen personas que desarrollan aversión por cierto tipo de criaturas, están los que no pueden ver una araña o un murciélago, y, aunque suene sorprendente, también hay los que no soportan ni lagartijas ni iguanas, reptiles de lo más inofensivos.

Galápagos no es precisamente un lugar recomendable para los que no gustan de reptiles, o digamos que lo es, porque de tanto verlos y constatar su pasividad, cualquiera termina por enamorarse de ellos. En este archipiélago existe preponderancia de reptiles sobre mamíferos, y más aún sobre anfibios (no hay ninguna especie de rana o sapo que haya llegado a las islas en forma natural).


Hay siete grupos de reptiles que están representados en cada rincón del archipiélago; además, toda criatura, sea linda o fea (y eso depende de los ojos que la vean), venenosa o benigna, trepadora o nadadora, en fin, cada especie animal o vegetal tiene el mismo derecho a compartir este planeta con nosotros, humanos, por tanto merece respeto. ¡Y tenemos tanto en común! Compartimos, por ejemplo, el órgano de aquel mitológico “sexto sentido”.

¿Oyeron alguna vez hablar a una iguana? O, para formular la pregunta de una manera más apropiada, ¿han escuchado a las iguanas emitiendo sonidos?

Pues resulta que la mayoría de reptiles son silenciosos, porque tampoco pueden escuchar muy bien; para ellos el sentido del oído tiene poca importancia. El oído reptil detecta básicamente tonos de baja frecuencia y en la mayoría la oreja ni siquiera se puede reconocer externamente.

De los sentidos el más importante es el de la vista, así es cómo distinguen a su presa,  a su pareja o sus rivales. Señales visuales tales como patrones de color o sacos gulares que se extienden en la época de reproducción son indicadores de que muchos reptiles parecen poder distinguir colores.

Olfato especial
Existe otro órgano importante para los reptiles, el órgano de Jacobson, localizado en la base de la cavidad nasal y capaz de percibir ciertas sustancias químicas del ambiente. Tiene forma de luna creciente y está separado en dos pares encapsulados dentro de estructuras óseas o cartilaginosas.

Lleva el nombre de Jacobson por el científico danés, Ludvig Jacobson,  que lo detectó en uno de sus pacientes en 1813, a pesar de que ya había sido reportado en humanos por F. Ruysch en 1703. También conocido como vomeronasal, se consideró por muchos años un órgano vestigial en humanos (es decir, sin ninguna función en el presente). Sin embargo, se ha comprobado que ciertas personas son capaces de detectar feromonas, además de bajas concentraciones de otros químicos en el aire a través de tal órgano.

Este sería el famoso “sexto sentido”, al que se ha calificado fabulosamente como de “extrasensorial”. Sin embargo, esta es una consideración inapropiada puesto que el órgano de Jacobson está conectado al cerebro y emite información del ambiente básicamente de la misma manera que cualquiera de los otros órganos de los cinco tradicionales sentidos. De todas maneras, este “sexto sentido” guarda un halo de misterio, porque es todavía difícil de describir en los humanos, haciendo de su presencia y funcionalidad un tópico bastante controversial.

Lengua bifurcada
Pero para iguanas, tortugas y lagartijas es un órgano de suma importancia. Utilizando Jacobson, las tortugas marinas  son capaces de retornar a las playas donde una vez eclosionaran, para anidar. Gracias a él, las iguanas marinas vuelven a sus rocas favoritas donde se apilan en grandes grupos para conservar el calor de su cuerpo tras sumergirse en las aguas frías de Galápagos.

La lengua de iguanas, lagartijas, culebras capta, al salir de la boca, sustancias odoríficas del ambiente. Luego las dos puntas de esta lengua bifurcada (en unos reptiles más que en otros) calzan exactamente dentro de los ductos en la base de la cavidad nasal que comunican con el órgano de Jacobson llevando la información al cerebro. Y así, sencillamente, el reptil percibe mucho del mundo que lo rodea.

Existe entonces relación entre un médico danés, el sexto sentido y los reptiles de Galápagos.

Pintura de: Graciela Legarda Brückmann, tomada del blog Colofón

Fuente: La Revista


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