El biólogo Xavier Cornejo, quien labora en el herbario de Nueva York
ha descubierto varias especies de árboles en la costa occidental del Ecuador.
La exuberante vegetación casi no existe, los pocos bosques nativos cada vez son más desplazados por la frontera agrícola expansiva, la tala, la extracción de madera... Pero entre los escasos remanentes de bosques, la naturaleza aún se muestra virgen y el descubrimiento de una nueva especie es todo un acontecimiento para quienes la desentrañan.
Eso ocurrió en los cantones Quevedo y Babahoyo, en la provincia de Los Ríos, una de las más intervenidas en el país, donde el biólogo Xavier Cornejo descubrió dos de las tres nuevas especies de árboles. Se trata de la Amyris Centinelensis y Zanthoxylum Bonifaziae, mientras a una tercera, la Pentagonia Lanciloba, la encontró en Esmeraldas y Manabí.
Son tres árboles endémicos de los bosques muy húmedos en la región occidental del Ecuador que pueden medir hasta cinco metros de altura y están en riesgo por la deforestación, cuyas funciones en el ecosistema se desconocen a falta de estudios.
Eso ocurrió en los cantones Quevedo y Babahoyo, en la provincia de Los Ríos, una de las más intervenidas en el país, donde el biólogo Xavier Cornejo descubrió dos de las tres nuevas especies de árboles. Se trata de la Amyris Centinelensis y Zanthoxylum Bonifaziae, mientras a una tercera, la Pentagonia Lanciloba, la encontró en Esmeraldas y Manabí.
Son tres árboles endémicos de los bosques muy húmedos en la región occidental del Ecuador que pueden medir hasta cinco metros de altura y están en riesgo por la deforestación, cuyas funciones en el ecosistema se desconocen a falta de estudios.
Partes correspondientes a la especie Zanthoxylum Bonifaziae.
Las muestras están en el herbario de la U. de Guayaquil.
Cornejo refiere que estas plantas fueron colectadas desde 1980 y los especímenes reposaron en los herbarios, pero que recién se realizaron los estudios taxonómicos (clasificación que determina a las nuevas especies), los que revelaron que se trataban de especies no registradas hasta ahora.
Al árbol Amyris Centinelensis, perteneciente a la familia Rutaceae (de la naranja), se lo conoce solo por los remanentes de vegetación nativa que quedan en el cerro Centinela, en el cantón Quevedo, Los Ríos.
El cerro Centinela biológicamente era una rica área de bosque muy húmedo, donde se han descubierto más de 40 especies de plantas y debido a la deforestación, hace más de dos décadas, solo quedan las colecciones en los herbarios, dice Cornejo.
El biólogo trabaja en la investigación botánica, desde 1993, como curador asociado al herbario de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil y desde el 2007 en el herbario del New York Botanical Garden, donde se desempeña como mánager de un proyecto sobre la flora de la Península de Osa, en Costa Rica.
Al árbol Amyris Centinelensis, perteneciente a la familia Rutaceae (de la naranja), se lo conoce solo por los remanentes de vegetación nativa que quedan en el cerro Centinela, en el cantón Quevedo, Los Ríos.
El cerro Centinela biológicamente era una rica área de bosque muy húmedo, donde se han descubierto más de 40 especies de plantas y debido a la deforestación, hace más de dos décadas, solo quedan las colecciones en los herbarios, dice Cornejo.
El biólogo trabaja en la investigación botánica, desde 1993, como curador asociado al herbario de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil y desde el 2007 en el herbario del New York Botanical Garden, donde se desempeña como mánager de un proyecto sobre la flora de la Península de Osa, en Costa Rica.
Hojas, flores y frutos de la Pentagonia Lanciloba.
La especie Zanthoxylum Bonifaziae, perteneciente a la familia Rutaceae, se encuentra también en Los Ríos, en el bosque protector cerro Samama, Babahoyo, uno de los últimos que contiene la flora original de esta provincia. “La primera vez que colecté esa especie fue en 1996, pero no se sabía que era nueva hasta que estudié los especímenes. Hace un mes estuve nuevamente en cerro Samama, y esa especie sigue ahí”, cuenta Cornejo.
Las muestras de los árboles son parte de la colección de más de 22 mil especies identificadas y registradas en el herbario de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, donde a futuro se prevé crear un vivero, en particular de las especies más amenazadas, refiere la decana del área, Carmita Bonifaz.
Mientras que la Pentagonia Lanciloba, que pertenece a la familia Rubiaceae (del café), se ubica en varios bosques muy húmedos de la provincia de Esmeraldas y Manabí, incluso en áreas intervenidas o parcialmente deforestadas, cuyas flores y frutos atraen a colibríes y otras aves, según las observaciones generales realizadas durante el trabajo de campo.
Por sus grandes hojas y colores podría ser utilizada como planta ornamental, dice Cornejo y advierte la necesidad de ampliar los estudios para conocer el rol de estas especies dentro de los ecosistemas.
El proceso de identificación implica colectar los especímenes, esto es obtener ramas con hojas, flores o frutos a los cuales se les asigna un número de colección con la información respectiva para ingresar a una base de datos.
Las muestras de los árboles son parte de la colección de más de 22 mil especies identificadas y registradas en el herbario de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, donde a futuro se prevé crear un vivero, en particular de las especies más amenazadas, refiere la decana del área, Carmita Bonifaz.
Mientras que la Pentagonia Lanciloba, que pertenece a la familia Rubiaceae (del café), se ubica en varios bosques muy húmedos de la provincia de Esmeraldas y Manabí, incluso en áreas intervenidas o parcialmente deforestadas, cuyas flores y frutos atraen a colibríes y otras aves, según las observaciones generales realizadas durante el trabajo de campo.
Por sus grandes hojas y colores podría ser utilizada como planta ornamental, dice Cornejo y advierte la necesidad de ampliar los estudios para conocer el rol de estas especies dentro de los ecosistemas.
El proceso de identificación implica colectar los especímenes, esto es obtener ramas con hojas, flores o frutos a los cuales se les asigna un número de colección con la información respectiva para ingresar a una base de datos.
Muestras de la especie Amyris Centinelensis.
Los especímenes son trasladados al herbario, puestos en prensas a presión y deshidratados por temperatura. Una vez secos son montados en cartulinas especiales con toda la respectiva información y tras lo cual pueden ser estudiados para proceder a una identificación y determinar si se trata de una nueva especie o no, explica el biólogo Cornejo.
La falta de estudios botánicos (taxonómicos) hace que numerosas especies no sean descubiertas, no solo en la Amazonía, sino en la costa occidental.
En ocasiones, nuevas especies se encuentran aún junto a la carretera y en lugares donde los bosques han sido intervenidos (parcialmente o selectivamente cortados), dice Cornejo. Faltan estudios botánicos serios de la flora de Ecuador que vayan más a la de las listas o inventarios superficiales de las especies, agrega.
Solo en el 2009, incluidas las especies nuevas publicadas en cuatro revistas de taxonomía más importantes en el extranjero, quince especies recientemente descubiertas corresponden a Ecuador.
“Hay muchas más especies por ser descritas. En cada salida a los bosques de la región occidental he encontrado desde orquídeas diminutas de una pulgada de alto”, refiere el biólogo, quien desde 1993 comenzó a reunir plantas y hasta la fecha ya supera las 8.100 coleccionadas.
La falta de estudios botánicos (taxonómicos) hace que numerosas especies no sean descubiertas, no solo en la Amazonía, sino en la costa occidental.
En ocasiones, nuevas especies se encuentran aún junto a la carretera y en lugares donde los bosques han sido intervenidos (parcialmente o selectivamente cortados), dice Cornejo. Faltan estudios botánicos serios de la flora de Ecuador que vayan más a la de las listas o inventarios superficiales de las especies, agrega.
Solo en el 2009, incluidas las especies nuevas publicadas en cuatro revistas de taxonomía más importantes en el extranjero, quince especies recientemente descubiertas corresponden a Ecuador.
“Hay muchas más especies por ser descritas. En cada salida a los bosques de la región occidental he encontrado desde orquídeas diminutas de una pulgada de alto”, refiere el biólogo, quien desde 1993 comenzó a reunir plantas y hasta la fecha ya supera las 8.100 coleccionadas.
Mario Camba se encarga del proceso de archivo de las
especies en el herbario de la Universidad de Guayaquil.
Otras especies: Árboles
Eugenia churutense (Myrtaceae, de la familia de la guayaba), arbolito descubierto cerca de Churute.
Croton churutense (Euphorbiaceae), del área de Churute, conocido como sangre de drago (hay varias especies de árboles llamadas con el mismo nombre) de uso medicinal.
Capparidastrum bonifazianum (Capparaceae, de la familia de las alcaparras), de frutos comestibles, especie distribuida en la región occidental del Ecuador.
Inga colonchensis (Fabaceae-Mimosoideae, de la familia del samán), de frutos comestibles, del área de la cordillera Chongón-Colonche.
Pentagonia clementinensis (Rubiaceae), endémica del occidente de Ecuador.
Forestiera ecuadorensis (Oleaceae, de la familia del olivo), endémica del bosque seco, cerca del área protegida del manglar de Churute.
Meliosma gracillis (Sabiaceae), endémica de los bosques muy húmedos de la región occidental del Ecuador.
Eugenia churutense (Myrtaceae, de la familia de la guayaba), arbolito descubierto cerca de Churute.
Croton churutense (Euphorbiaceae), del área de Churute, conocido como sangre de drago (hay varias especies de árboles llamadas con el mismo nombre) de uso medicinal.
Capparidastrum bonifazianum (Capparaceae, de la familia de las alcaparras), de frutos comestibles, especie distribuida en la región occidental del Ecuador.
Inga colonchensis (Fabaceae-Mimosoideae, de la familia del samán), de frutos comestibles, del área de la cordillera Chongón-Colonche.
Pentagonia clementinensis (Rubiaceae), endémica del occidente de Ecuador.
Forestiera ecuadorensis (Oleaceae, de la familia del olivo), endémica del bosque seco, cerca del área protegida del manglar de Churute.
Meliosma gracillis (Sabiaceae), endémica de los bosques muy húmedos de la región occidental del Ecuador.
Fuente: eluniverso.com
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