Scalesia affinis, una planta endémica de Santa Cruz.
Desde Las Encantadas
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com
Supervivencia en Galápagos
Publicaciones internacionales hacen una alerta sobre los peligros ocasionados en las islas por varias razones, incluyendo el turismo desmedido.
En junio 5 del 2010 se publicó en la revista The Economist: Sobre la extinción de las especies. El turismo está amenazando un paraíso de vida silvestre. En un contexto parecido, también apareció otro reportaje en TIME de mayo 31.
En The Economist se narra cada aspecto negativo de las islas, y se lo relaciona con el turismo, pero sin mayor evidencia (a mi parecer). Sin embargo, mi intención no es expresar mi particular opinión sino la de los turistas, venidos en su mayoría de los EE.UU., con quienes se organizó un fórum para tratar el artículo en mención.
The Economist hace referencia, por ejemplo, a los cientos de miles de pollos que llegan del continente para el consumo humano en las islas y que pueden haber introducido enfermedades aviares a las especies de Galápagos. Asegura que solo quedan 71 especímenes de Scalesia affinis, una planta endémica a Santa Cruz, que aproximadamente 40 botes pequeños realizan actividades no reguladas por el Parque Nacional, entre otras cosas. Concluye afirmando que, paradójicamente, la información sobre el deterioro de las islas incentiva la visita de mayor número de turistas; viajan con la intención de verlas antes de que desaparezcan.
Participaron del fórum aproximadamente cuarenta personas. Estaban en su sexto día en las Galápagos, habiendo recorrido casi 500 millas, visitado 8 islas y un sitio poblado. Es decir, habían vivido ya su propia experiencia.
El fórum arrancó con la pregunta de por qué debíamos mantener las islas intactas, cuando todo en el planeta está en constante cambio; que sería el equivalente a Disney Land, un mundo falso aislado de la realidad.
Se explicó que no se trata de custodiar un ecosistema congelado en el tiempo, porque el cambio es justamente parte de lo natural, no en vano las islas son conocidas como Laboratorio de Evolución. Que lo que se intenta es restaurar los ecosistemas como fueron antes de la llegada del hombre; las especies que arribaron a las islas por intervención humana, jamás lo habrían logrado naturalmente.
Un joven de 14 expuso que Galápagos es el lugar donde ha comprendido que los sistemas están interconectados, y cómo un solo ser humano puede afectar el curso del planeta, para bien o para mal. Nos sorprendió con la frase: "Entendiendo las conexiones que existen, podemos tomar conciencia y luego tomar acción".
Un pasajero expuso que le había sorprendido ver tantas tiendas, que en pocos años las islas podrían convertirse en Cancún, con un turismo más invasivo.
Otro dijo que en cualquier lugar del mundo donde se hable de “ecoturismo”, siempre habrá cierto tipo de impacto. Que lo óptimo es concentrar negocios y población en sitios específicos. Que con el interés por mantener su trabajo, los habitantes se inclinarán a conservar los ecosistemas naturales, que son los que atraen a los visitantes que generan las fuentes de empleo. Lo que hay que cuidar es el tipo de turismo que se realice, que esté bien regulado.
Se habló que lo adecuado es crear un balance entre turismo y naturaleza. Que el turismo es un medio para mantener las islas, financiar programas de crianza y restauración y que es necesario incluir a la población local en la ecuación total.
Muchos coincidieron en que el artículo solo enfoca una parte de la realidad, y no el cuadro completo. Al fin y al cabo, las malas noticias siempre venden mejor que las buenas.
En junio 5 del 2010 se publicó en la revista The Economist: Sobre la extinción de las especies. El turismo está amenazando un paraíso de vida silvestre. En un contexto parecido, también apareció otro reportaje en TIME de mayo 31.
En The Economist se narra cada aspecto negativo de las islas, y se lo relaciona con el turismo, pero sin mayor evidencia (a mi parecer). Sin embargo, mi intención no es expresar mi particular opinión sino la de los turistas, venidos en su mayoría de los EE.UU., con quienes se organizó un fórum para tratar el artículo en mención.
The Economist hace referencia, por ejemplo, a los cientos de miles de pollos que llegan del continente para el consumo humano en las islas y que pueden haber introducido enfermedades aviares a las especies de Galápagos. Asegura que solo quedan 71 especímenes de Scalesia affinis, una planta endémica a Santa Cruz, que aproximadamente 40 botes pequeños realizan actividades no reguladas por el Parque Nacional, entre otras cosas. Concluye afirmando que, paradójicamente, la información sobre el deterioro de las islas incentiva la visita de mayor número de turistas; viajan con la intención de verlas antes de que desaparezcan.
Participaron del fórum aproximadamente cuarenta personas. Estaban en su sexto día en las Galápagos, habiendo recorrido casi 500 millas, visitado 8 islas y un sitio poblado. Es decir, habían vivido ya su propia experiencia.
El fórum arrancó con la pregunta de por qué debíamos mantener las islas intactas, cuando todo en el planeta está en constante cambio; que sería el equivalente a Disney Land, un mundo falso aislado de la realidad.
Se explicó que no se trata de custodiar un ecosistema congelado en el tiempo, porque el cambio es justamente parte de lo natural, no en vano las islas son conocidas como Laboratorio de Evolución. Que lo que se intenta es restaurar los ecosistemas como fueron antes de la llegada del hombre; las especies que arribaron a las islas por intervención humana, jamás lo habrían logrado naturalmente.
Un joven de 14 expuso que Galápagos es el lugar donde ha comprendido que los sistemas están interconectados, y cómo un solo ser humano puede afectar el curso del planeta, para bien o para mal. Nos sorprendió con la frase: "Entendiendo las conexiones que existen, podemos tomar conciencia y luego tomar acción".
Un pasajero expuso que le había sorprendido ver tantas tiendas, que en pocos años las islas podrían convertirse en Cancún, con un turismo más invasivo.
Otro dijo que en cualquier lugar del mundo donde se hable de “ecoturismo”, siempre habrá cierto tipo de impacto. Que lo óptimo es concentrar negocios y población en sitios específicos. Que con el interés por mantener su trabajo, los habitantes se inclinarán a conservar los ecosistemas naturales, que son los que atraen a los visitantes que generan las fuentes de empleo. Lo que hay que cuidar es el tipo de turismo que se realice, que esté bien regulado.
Se habló que lo adecuado es crear un balance entre turismo y naturaleza. Que el turismo es un medio para mantener las islas, financiar programas de crianza y restauración y que es necesario incluir a la población local en la ecuación total.
Muchos coincidieron en que el artículo solo enfoca una parte de la realidad, y no el cuadro completo. Al fin y al cabo, las malas noticias siempre venden mejor que las buenas.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador
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