El pinzón de Darwin con plumaje blanco. |
Desde Las Encantadas
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com
Caprichos naturales
“Muchos estarán pensando en albinismo; pero nuestro pinzón es el resultado de un fenómeno conocido como leucismo, que es lo mismo que ocurre con los leones blancos y humanos también”.
Una de mis canciones favoritas de Mecano es Hijo de la luna, donde se describe el nacimiento de un niño albino de luna; de pequeña me encantaba la serie de televisión ‘Leo el león’, un rey de la selva de melena color plata, que vivía en cintas de dibujos animados, pero inspirado en una rareza de la naturaleza, un caso entre miles.
Hoy, Gilda González, naturalista de Galápagos, se topó con un pinzón de Darwin de plumaje blanco. Nunca antes había visto una criatura de aquellas, tanto que cuando mostró la fotografía, pensamos que se trataba de una foto sobreexpuesta a la luz. Pero el pinzón existe, tanto como son reales las mutaciones, las excepciones a la regla, porque la naturaleza está en constante cambio, y gracias a esos cambios se reinventa, y somos los que somos y lo que somos en este planeta.
Muchos estarán pensando en albinismo; pero nuestro pinzón es el resultado de un fenómeno conocido como leucismo, que es lo mismo que ocurre con los leones blancos y seguramente lo que explica el nacimiento de una niña rubia de una pareja de afroamericanos en Estados Unidos ocurrido pocas semanas atrás, un caso que se puede dar una vez cada cien años entre los humanos.
El leucismo es una condición que se caracteriza por la reducción de pigmentación. Se diferencia del albinismo en que se debe a una disminución de todos los pigmentos de la piel, y no únicamente de la melanina, como en el albinismo. Otra diferencia con el albinismo radica en el color de los ojos. Debido a la falta de melanina en el ephitelium de la retina e iris, los albinos normalmente poseen ojos rojos, por los vasos sanguíneos que se vislumbran a través de la piel. En el caso del leucismo, los ojos son de color normal, porque las células de la retina se forman independientemente de las causas genéticas del leucismo.
Más común que la completa ausencia de pigmentación es la hipopigmentación, que es el resultado de parches irregulares de blanco en la piel del animal. Este “leucismo parcial” se conoce como efecto piebald y es notable en caballos, vacas, perros y gatos.
El término leucismo se construye a partir del prefijo leuc, variante en latín de leuk, que proviene del griego leukos y significa blanco. Se han identificado varios genes que al mutar pueden producir leucismo, o también se da por el encuentro de dos genes recesivos.
Son estos casos excepcionales con que a veces nos topamos que nos recuerdan que cada criatura en este planeta es el resultado de muchas casualidades, y de su interacción. Si hay una mutación y con ella el individuo esta mejor adaptado al ambiente, sobrevive, se reproduce, pasa su información genética.
En un planeta de 4.500 millones de años como el nuestro, estas casualidades y cambios han ocurrido infinidad de veces, dando lugar a las especies que vemos hoy sobre la Tierra, pero que no veremos mañana, porque el cambio es constante.
Cómo negar la Evolución cuando caminando por un bosque de scalesias, único a las islas Galápagos, uno se topa con un pinzón de Darwin leucístico, prueba de que los genes sufren mutaciones y que de cambio en cambio las especies van apareciendo y desapareciendo.
Las islas, GALÁPAGOS
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador
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