La cordillera de Chongón Colonche contiene un chispeante conjunto de ríos, cascadas y lagunas de aguas transparentes que nos invitan a visitarlas. |
Por Moisés Pinchevsky
La cordillera de Chongón Colonche contiene un chispeante conjunto de ríos, cascadas y lagunas de aguas transparentes que nos invitan a visitarlas. La comuna Dos Mangas (Santa Elena) brinda una aventura que puede iniciarse a lomo de caballo.
Lo más complicado es “sacarlos del agua. Quieren quedarse todo el tiempo posible. Yo les digo que no se puede, que ya es hora, que se hace tarde, que debemos regresar, pero ellos siguen. Entonces yo insisto en que debemos irnos, que vayan saliendo, ¡que se acabó!, pero realmente me da gusto verlos divertirse”.
Juan Suárez, de 52 años, confiesa que tiene ese feliz contratiempo con los visitantes desde hace dos años, cuando decidió sacar sus manos de la tierra bendita donde desde siempre había sembrado pimiento, cebolla, tomate, plátano, yuca, maíz y sandía, para clavarlas profundo en el también bendito campo turístico.
Hizo los cursos como guía nativo, aprendió el oficio, obtuvo el permiso correspondiente, reclutó a sus tres caballos para que sean sus principales socios e inició una labor que le permite exhibir con claro orgullo, genuina amabilidad y voz pausada los atributos naturales del tramo de la cordillera Chongón Colonche en la zona próxima de la comuna de Dos Mangas, su hogar.
Aprendió de todo en su nuevo trabajo, menos a convencer a los turistas para la retirada cuando llega el momento de alejarse de las caricias del agua clara que se desplaza desde las cumbres de la cordillera, formando un serpenteante riachuelo que alimenta una docena de pequeñas cascadas y piscinas naturales.
Spa natural
La ruta hacia la zona de los chapuzones comienza en el centro de interpretación de la comuna Dos Mangas, ubicado a unos 10 minutos tierra adentro tomando un desvío que nace al norte de Manglaralto, antes de llegar a Montañita.
Juan Suárez es uno de los guías que atienden un promedio de 30 visitantes semanales que, a lomo de caballo o a pie, emprenden un recorrido a través de un bosque húmedo donde se asoman las tórtolas, los periquitos del Pacífico y los pájaros brujo, al igual que la tagua, la paja toquilla, la caña guadúa, el pechiche y el mamey.
Pero, sobre todo, se impone la presencia de un estrecho y serpenteante riachuelo que por dimensiones no logra hacerle mérito a su nombre: río Grande. Mayor justicia le supondría denominarse río Vivo (es hábitat de pequeñas lisas y otros peces), Cristal (sus aguas transparentes permiten ver su fondo) o Susurrante (su canto acompaña en todos sus tramos).
Una hora y media puede durar el apacible paseo hasta la primera de las cuatro piscinas que se observan en la ruta. A 10 minutos queda la siguiente, y muy próximas las otras dos. Cualquiera de ellas luce como un jacuzzi natural que bien podría engalanar la zona más ‘chic’ de cualquier club privado.
Es entonces cuando Juan Suárez se resigna a sentarse a un costado de las piscinas para descansar del trayecto, narrar leyendas como la del duende Tintín y su silbido enamorador de mujeres, echarles un ojo a los bañistas que gozan del agua y observar las copas de los árboles para detectar la presencia de los monos aulladores, que indica revolotean en la zona.
Así pasan los minutos más refrescantes de la jornada, cuyo fin comienza cuando Juan con fina amabilidad anuncia a los turistas que se hace tarde, que ya vayan saliendo del agua, que ya es hora de regresar... ¡que se acabó!
La ruta hacia las “pozas”, tal como los comuneros llaman a las piscinas naturales, se cumple a caballo y, el último tramo, a pie. |
Pistas
• La comuna Dos Mangas cuenta con una hospedería comunitaria que brinda alojamiento por una tarifa de $ 8 diarios, incluido el desayuno.
• Los habitantes han montado rústicos puestos para la venta de artesanías elaboradas con tagua, semillas y otros materiales naturales.
• La comuna ha adecuado dos rutas para el turismo: el sendero de las Cascadas (realizado para elaborar esta nota) y el de las Pozas.
• Los habitantes de Dos Mangas y otras comunas cercanas protegen el bosque de los taladores y de la caza ilegal.
• El último tramo del paseo debe hacerse obligatoriamente a pie debido al tipo de terreno.
• Resulta recomendable que el turista lleve botas de caucho para atravesar zonas lodosas. Los mosquitos no son comunes, pero también es acertado llevar repelente por si aparecen.
Tarifa: El paseo cuesta $ 10 por la guianza de ocho personas, $ 5 por cada caballo y $ 1 por el ingreso a la zona.Informes: 08 697-9654, 09 202-0348. Comunas cercanas con otras rutas en la montaña: Sinchal: 08 862-2690; Loma Alta: 09 327-6024; San José: 09 938-1898; La Entrada: 08 882-4186.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador
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