Brian y Belén, personas que comparten su afinidad por la fotografía. |
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Desde Las Encantadas
Paula Tagle
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Encuentros vitales
“Belén es la ganadora del concurso de fotografía organizado por el Parque Nacional Galápagos. Brian utiliza su cámara como instrumento para celebrar la vida en el mar”.
Belén Córdova tiene 12 años, reside en Puerto Ayora, provincia de Galápagos, donde cursa el séptimo curso. Brian Skerry tiene 46 años, vive errante por el mundo, es fotógrafo periodista, especializado en la vida marina. ¿Qué tienen en común? Su amor por la fotografía. Belén apenas empieza a dar sus primeros pasos, mientras Brian es uno de los expertos de la revista National Geographic donde publica su trabajo desde 1998.
Belén es la ganadora del concurso de fotografía organizado por el Parque Nacional Galápagos. Su premio es una semana a bordo del National Geographic Endeavour. Brian Skerry se embarca en la misma nave para dar charlas a los pasajeros sobre su fascinante trabajo en los rincones más remotos del planeta. Aquí se encuentran, se conocen y se crea un vínculo.
Brian muestra varias de sus historias publicadas en National Geographic. Es un hombre que utiliza su cámara como instrumento para celebrar la vida en el mar, pero a la vez para crear conciencia, mostrando los problemas ambientales que enfrentamos. Mientras narra los detalles de sus historias, va mostrando imágenes que nos dejan sin aliento; muchas inenarrablemente bellas, que parecen más bien acuarelas de un mundo imaginario, otras que nos desgarran el corazón, como la de un tiburón atrapado en una red de pesca, que aparenta estar en posición de crucifixión. Brian ha ganado muchos concursos, ha sido mencionado en varias revistas en todo el mundo y tiene un libro publicado, Fotografía exitosa bajo el agua.
Belén lo escucha, sin perderse ni una sola imagen, ni una palabra. Sus pupilas se van dilatando a medida que pasan las fotos en la pantalla: una ballena gigante frente a un pequeño buzo, ambos apenas flotando sobre un fondo de arena blanca, y alrededor el azul profundo. O el mercado de pescado en Japón, donde a diario se venden cientos de atunes de aleta azul, criaturas majestuosas de las que apenas queda el 10% en los mares.
Belén se acerca tímidamente a Brian, le dice cuánto le ha gustado de su trabajo y le pide consejo. Le trae las cinco fotografías con las que ganó el concurso para que él le dé su opinión. Así, una joven de las islas se sienta junto al famoso reportero que con afecto y excelente disposición le va contando los secretos de la profesión, los detalles que debe tomar en cuenta y las técnicas por utilizar.
“A esta foto la llamé Supervivencia”, dice Belén mostrando una sayapa rodeada de espuma, sobre una negra y brillante lava. Brian le recomienda que pruebe otro tipo de luz, que la mejor es la de muy temprano en la mañana o al atardecer, que así las texturas se resaltan. Pero a la vez la elogia, que tiene “ojo” de fotógrafa, que sabe ubicar el objeto en el marco de la foto, que logra una buena composición.
Brian le dice que un fotógrafo de la naturaleza necesita sobretodo paciencia. Que él pasa 8 meses al año en el campo, toma hasta 40.000 fotos para seleccionar apenas 10 o 15 para un reportaje. Que debe jugar cambiando los ángulos, prestando mucha atención al fondo, que no interfiera con la imagen principal. Brian habla con cariño, con real interés de compartir su mundo con esta pequeña que ya está muy clara en lo que quiere hacer de su vida. Galápagos los ha encontrado, y quién sabe si en unos años más se volverán a topar, el aún reportero de prestigio, y Belén, famosa fotógrafa del archipiélago.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador
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