lunes, 26 de marzo de 2012

Aguas más frías: Eventos climáticos

Desde Las Encantadas 
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com
“El clima de Galápagos está determinado por las corrientes marinas que lo bañan. Visitantes del mundo entero se sorprenden que en pleno Ecuador deban sumergirse con wet suits de al menos 3 mm de espesor”.
El viento sopla del Sur, con fuerza, a tal punto que hay que cancelar kayaks. Nos refugiamos a la vuelta de bahía Bucanero, donde protegidos por la pared de escoria volcánica podemos ofrecer buceo de superficie. La gente empieza a saltar al agua y por las mismas retorna al bote. Está simplemente helada.
En Tagus, al oeste, y apenas un día atrás, la temperatura era tres grados centígrados más baja, estaba en 16 Celsius. Y se supone que por estas épocas el mar debería empezar a calentarse.
El clima de Galápagos está determinado por las corrientes marinas que lo bañan. Visitantes del mundo entero se sorprenden de que en pleno Ecuador deban sumergirse con wet suits (traje acuático) de al menos 3 mm de espesor. Ellos quieren calorcito caribeño, vienen por soles tropicales y arrecifes de colores. Y aunque al principio puede ser chocante, la decepción se transforma en agradable sorpresa; gracias a estas condiciones únicas, hay especies de diferentes hemisferios, conviviendo en plena mitad del mundo.
Entre mayo y diciembre viene del Sur la corriente de Humboldt, con aguas ricas en nutrientes, de bajas temperaturas, que vuelven felices a pingüinos, lobos y piqueros. Entre diciembre y mayo tenemos la influencia de un flujo de agua caliente, el flujo de Panamá, que aumenta la temperatura en varios grados y, con ello, empiezan las lluvias y el calor, y las criaturas terrestres hacen su fiesta, con semillas, flores e insectos, se dedican al cortejo y la reproducción.
Del Oeste, de manera constante, nos llega la corriente submarina de Cromwell; muy profunda, al toparse con la plataforma de Galápagos, aflora a la superficie convirtiendo las zonas donde emerge en sitios de alta productividad marina.
Los ciclos se repiten año tras año. Pero de vez en cuando hay eventos donde todo funciona al revés. Llegan El Niño/La Niña - Oscilación del Sur (ENSO) con intervalos de dos a siete años, y que pueden durar de nueve meses hasta dos años. Se reporta un Niño/Niña, cuando las temperaturas de la superficie del mar son más calientes (o frías) al menos en 0.5°C que el promedio de temperatura.
Si dura de siete a nueve meses se conoce como “condiciones de Niño/Niña”, pero si persiste hablamos entonces de un “episodio Niño/Niña”.
Este año las aguas son bastante frías comparadas con el promedio normal, y los vientos alisios del Sur mucho más intensos; se trata de un “anti-Niño/a”, que viene acompañado de sequías en la costa oeste de América y en Galápagos.
A mí me encantan “las Niñas”, porque hay abundante comida para peces, pingüinos, ballenas. Las criaturas que dependen del mar viven su mejor momento, y sobre todo mi cuerpo pierde varias calorías al nadar en aguas a 18°C.
Tanto Niño como Niña son eventos naturales que han ocurrido por miles de años. La gran interrogante es si es que el cambio climático, producido por el hombre, ha influido en el nuevo patrón de las últimas décadas: los Niños más largos e intensos, y las Niñas menos frecuentes.
Habrá que seguir haciendo observaciones, creando modelos, y de paso, para prevenir cualquier catástrofe climática, controlar las emisiones de CO2 y las acciones que alteran el clima de nuestro planeta. Por el momento aquellos que planean una inminente visita a las islas, empaquen wet suits y chompas, que la NOAA predice que La Niña continuará durante varios meses del nuevo año.
¡Feliz año de productividad marina para las islas!
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador 

lunes, 19 de marzo de 2012

Aves seductoras: Piratas del aire

Desde Las Encantadas 
Paula Tagle
nalutagle@eluniverso.com
“Como no producen suficiente aceite para impermeabilizar sus plumas, sería suicidio zambullirse en el océano a pescar. Roban alimento, de quien pase, se trate de piquero, pájaro tropical, e incluso de lobos despistados...”.
Esta no es una foto montada y lastimosamente no estoy muy segura de a quién, a bordo del National Geographic Islander, dar el crédito. ¡Fragata agarrando por el ala a un piquero de patas azules! Lo sacude en el aire hasta que el pájaro regurgita su presa, para robársela. Ocurre, y con bastante frecuencia, digamos que el 60% de las veces que una fragata común se alimenta, y el 40% para una fragata real.
Como no producen suficiente aceite para impermeabilizar sus plumas, sería suicidio zambullirse en el océano a pescar. Roban alimento, de quien pase, se trate de piquero, pájaro tropical, e incluso de lobos despistados que a veces se ponen a desmembrar sus presas, sacudiéndolas contra el mar.
Las fragatas van tras lo que esté disponible. Pueden recoger peces de la superficie gracias a sus largos picos ganchudos, sin embargo, cardúmenes en aguas tan someras nunca abundan, por eso los “piratas del aire” cuentan con una estrategia alternativa, y esa es hurtar. También se aprovechan de polluelos pequeños sin la protección de sus padres, huevos, e incluso placenta de lobo, que en los meses de octubre y noviembre predomina en ciertas playas de Galápagos.
En un par de ocasiones he presenciado la salida de tortuguitas marinas de sus nidos. Apenas logran desenterrarse, corren al océano. Normalmente ocurre en la noche, cuando hay menos depredadores, pero si por desgracia emergen en el día, las fragatas perciben inmediatamente su aparición, y sin saber de dónde ni cómo arriban en montón, y se las llevan una por una.
Los pasajeros lloran, piden que interceda, se quejan. Todos piensan en las indefensas tortuguitas. Pero hay que recordar que las fragatas también deben alimentarse, que poseen a su vez polluelos y crías que nutrir y cuidar. Los humanos no contamos con ningún derecho para interferir, ni para bien, ni para mal, en este asunto puramente natural; que ya es otra cosa cuando hablamos de arreglar los daños que nosotros mismos hemos causado al ambiente.
Entonces, odiadas por quienes creen que la naturaleza gira alrededor de morales humanas, pero admiradas por otros tantos por su maniobrabilidad en el aire, su peso, que las plumas son más pesadas que los mismos huesos, las fragatas cursan los cielos de las islas, y también del continente. Tienen una larga vida, de hasta cuarenta años. Una sola cría por vez, a la que ambos padres alimentan y dedican cuidados.
En el aire lucen como siluetas negras, de hasta 2 metros de envergadura de ala, a veces con la cola abierta, en forma de tijera, a veces junta como fina flecha. En época de apareamiento los machos se posan sobre arbustos pequeños, inflan su magnífico buche color rojo, y esperan a ser elegidos por las hembras que desde los cielos buscan al adecuado. ¿Será que les atrae el buche más grande, o el más brillante, o el sitio que la pareja ha elegido para el nido?
Es fascinante presenciar un cortejo de fragatas, así como impresiona ver la manera en que se precipitan en el aire hacia una presa, o como usan las corrientes térmicas para mantenerse sin esfuerzo y en lo más alto, atentas a cualquier posibilidad de alimento.
Fragatas, piratas, tijeretas, son aves seductoras de nuestras islas y de la costa del Ecuador.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

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