domingo, 29 de mayo de 2011

En las zonas grises


El buceo scuba es practicado en algunas zonas de las islas Galápagos.

Desde Las Encantadas 
Paula Tagle 
nalutagle@eluniverso.com

La línea cuenta

“Cuando las normas no existen, o yacen en la zona gris surge el conflicto. ¡Eso es bueno! Nacen entonces el cuestionamiento, el diálogo hasta que finalmente se formulan nuevas normativas...”.


¿Dónde se traza la línea? Si mal no recuerdo, en El tercer Chimpancé, de Jared Diamond, se trata el asunto. Compartimos el 98% de material genético con los chimpancés, y aun así los utilizamos en experimentos, con las ratas es apenas un 96%. Entonces, ¿es condenable realizar pruebas con nuestros primos más próximos, mientras que con los menos es permisible? Sin embargo, todos somos seres vivos, deberíamos tener los mismos derechos.

En qué punto aceptamos ciertos procedimientos, y vetamos otros. Es el eterno conflicto de valores. Si hablamos del aborto, y si se permite, ¿a partir de cuántos días luego de la fertilización del óvulo se considera un ser humano? Comer pescado, ¿qué especies son sustentables? Considerando además que esa sustentabilidad depende del lugar geográfico. Porqué comer atún en Galápagos podría reconocerse mejor práctica que ingerir tilapia, distinguiendo que el atún es resultado de la pesca local, con técnicas artesanales, cuando la tilapia ha tenido que ser transportada del continente utilizando quién sabe cuántos galones de combustible.

Para quienes desean una vida consecuente, el decidir dónde trazar la línea cuenta. El Parque Nacional Galápagos dispone reglas para la visitación de las islas que rigen el comportamiento de los visitantes y de nosotros mismos. En general, son muy claras, muy simples, y no hay que dar dos vueltas para entender que no se debe tocar a los animales, ni coger, ni introducir nada a las islas.

Pero todavía existe un tanto de zonas grises. Sobre todo, en lo que respecta a actividades bajo el agua, sea buceo de superficie o buceo scuba. Sabemos que a mayor profundidad, es más escasa la luz solar, que es imposible tomar fotografías o realizar filmaciones.

Si luces bajo el agua estuvieran prohibidas, documentales excepcionales como Galápagos de BBC y National Geographic jamás se habrían podido llevar a cabo, ni las magníficas fotografías que permiten que el hombre, ciento por ciento animal terrestre, vislumbre las maravillas del océano, y desee protegerlas. Sin difusión, no hay aprendizaje, y sin aprendizaje, a quién le va a importar preservar las riquezas del mar, de por sí, tan poco conocidas, y tan poco exploradas.

No se puede negar que el flash molesta, y que en nuestra sensibilidad de respeto total a la naturaleza, y queriendo ser consecuentes, no deberíamos interferir, ni por un segundo, en la vida o comportamiento de ningún animal. Hay unos que dicen, que flash en scuba sí, pero en snorkeling no; ¿es que un animal de aguas someras tiene más derechos que uno de grandes profundidades? ¿Dónde se traza la línea y basados en qué argumentos?

Intento poner las cosas en la balanza, qué se gana, qué se pierde, qué es más importante a gran escala. Y claro, a nivel personal podemos tener nuestras propias opiniones, pero cuando pertenecemos a una comunidad donde hay reglas ya establecidas, es solo cuestión de seguirlas.

Cuando las normas no existen, o yacen en la zona gris surge el conflicto. ¡Eso es bueno! Nacen entonces el cuestionamiento, el diálogo hasta que finalmente se formulan nuevas normativas, que nos salvan de caer en la interpretación personal de las realidades. Es parte de la evolución de toda sociedad.

Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

domingo, 15 de mayo de 2011

Súper Diego, padre de más de mil crías que repueblan la isla Española

Diego, de más de 130 años, debe su nombre al Zoológico de San Diego (California, EE.UU.), desde donde retornó hace 14 años.

BBCMUNDO
Súper Diego, como lo llaman por su fama de reproductor, es el padre de más de mil crías de tortugas españolas, convirtiéndose en la esperanza de una especie en peligro de extinción.

Su historia contrasta con la del famoso Solitario George, una tortuga gigante única en su especie que no ha logrado tener descendencia, a pesar de múltiples esfuerzos por parte de investigadores.

Diego corresponde a la especie Geochelone hoodensis (tortuga española), de la isla Española, al suroeste del archipiélago de Galápagos. El centenario animal retornó a las Islas Encantadas en 1977, después de que un grupo de expertos descubrió que una especie nativa del archipiélago de Galápagos se encontraba en el Zoológico de San Diego, en California (Estados Unidos), y agilizó los trámites para que esta retorne a su hábitat natural.

A su arribo, Diego se integró en un grupo de dos tortugas machos y 12 hembras, que al ser los únicos sobrevivientes de su especie, fueron conducidas al Parque Nacional Galápagos (PNG), en la isla Santa Cruz. Esta tortuga de más de 130 años es el menor y más activo de los tres únicos machos de la especie.

Según los investigadores, el programa de reproducción de isla Española hasta el momento ha logrado el nacimiento de más de 1.700 crías, que ya habitan la isla del suroeste. 
Diego, principalmente, y otros dos machos han logrado procrear aproximadamente 1.700 crías que ya habitan la isla Española.
Investigadores ecuatorianos y estadounidenses han seguido de cerca este proceso, en el cual la capacidad reproductiva de Diego ha quedado en evidencia. “Ha estado muy activo y ha sido uno de los pilares fundamentales para la reproducción de su especie”, dijo Sixto Naranjo, responsable de Conservación y Restauración de Ecosistemas Insulares del PNG.

De regreso al entorno natural, Diego será reintroducido en la isla Española a fines de este año, según informó Naranjo, quien enfatizó en que dicha tortuga mantiene su potencial reproductor sobre los otros dos machos, siendo el más joven.

La reinserción de Diego y del resto de tortugas de su especie, hasta ahora mantenidas en cautiverio, contribuirá al desarrollo de nuevas crías en estado natural, con una diversidad genética más amplia, lo cual ha sido un tema de interés para varios investigadores.

“Es importante que los descendientes tengan cuantos padres diferentes sea posible. Así que el hecho de que Diego está llevando a cabo la mayoría de la reproducción no es necesariamente una buena cosa, pues reduce la diversidad genética de las siguientes generaciones, y de esa forma su potencial para evolucionar y responder a los cambios ambientales”, dijo Gisella Caccone, profesora de la universidad estadounidense de Yale.

Caccone considera al programa de reproducción de las tortugas Geochelone hoodensis como una experiencia exitosa que puede ser replicada en otras especies de tortugas gigantes.

“Estamos ayudando al PNG a establecer programas de reproducción adicionales para otras especies de tortugas gigantes de Galápagos que están en peligro extremo de extinción”, señaló.
Este año nacieron 45 tortugas españolas, que permanecerán hasta los cuatro años en el centro de crianza del Parque Nacional Galápagos y luego serán trasladadas a la isla Española.
Extremos opuestos
Mientras se prepara la reinserción de Diego al entorno natural, los técnicos del PNG y de la Universidad de Yale mantienen esperanzas de que el Solitario George y las dos nuevas compañeras que fueron colocadas en su corral hace semanas logren procrear durante la época de apareamiento, entre mayo y octubre próximos, aspirando a que no las rechace, como ha sucedido con las anteriores.

George fue encontrado en la isla Pinta en 1971, e identificado como el único sobreviviente a la invasión de cabras que sufrió el lugar y trasladado a la Estación Científica Charles Darwin, donde la dirección del PNG lo cuida hasta hoy.

Se estima que la edad de George oscila entre los 60 y 90 años, y está en su etapa reproductiva. Sin embargo, durante décadas no ha demostrado el menor interés en la compañía femenina, según el Parque Nacional, que en su web www.galapagospark.org menciona que por ahora la esperanza de la especie de tortugas gigantes de la isla Pinta está en manos de la ciencia.

A decir de la investigadora de Yale, el caso de George se encuentra en el extremo opuesto del espectro en cuanto al éxito reproductivo de Diego.

sábado, 14 de mayo de 2011

Aumenta la población de flamingos en Galápagos

Los flamingos toman su color rosado debido al tipo de peces de los cuales se alimentan, que contienen alta pigmentación.

La población de flamingos en las islas ecuatorianas de Galápagos aumentó a 391 individuos, según un censo realizado durante el primer trimestre de este año, lo que mantiene en un “nivel estable” la situación de esas aves en el archipiélago, informó el Parque Nacional Galápagos (PNG).

Sixto Naranjo, responsable de la conservación y restauración de ecosistemas insulares de la Dirección del Parque Nacional, dijo que el censo del año pasado determinó la existencia de 320 flamingos, según publicó la agencia Efe.

En la isla Isabela, la población de flamingos sobrepasa los 250 individuos, señaló Naranjo, quien informó que el censo parcial se realiza cada año para determinar el estado de salud de las aves y los hábitats donde anidan y se reproducen en estado natural.

Asimismo, se evalúa el espacio donde se desarrolla la especie y se miden los niveles y salinidad de lagunas, así como la presencia de especies introducidas, como perros, gatos o ratas. “Actualmente no tenemos problemas (en los sitios evaluados) con renuevo poblacional, por ejemplo, con destrucción de nidos o matanza de pichones por parte de perros, gatos o ratas”, aseguró.

Indicó que por el último aguaje, como consecuencia del tsunami que se originó en Japón tras el terremoto del pasado 11 de marzo, se registraron daños en la laguna El Garrapatero, donde habitaban entre tres y cinco flamencos, que migraron de la zona.

Sin embargo, en las últimas semanas estos han regresado paulatinamente a estas aguas, según reportes del PNG.

martes, 3 de mayo de 2011

Ruta de Darwin

El naturalista conoció las tortugas gigantes.
Por Moisés Pinchevsky 
La sociedad científica mundial fue sacudida en 1859 cuando el naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) presentó su teoría para explicar el origen de las especies, que en resumen señala que los seres vivos de hoy no siempre lucieron así, sino que son el resultado de un largo periodo de cambios sufridos por sus antepasados en forma y comportamiento.
Volcán Cerro Azul, en el suroeste de la isla Isabela.
Darwin llegó a delinear sus ideas evolucionistas al quedar impresionado por las especies que observó en su viaje de cinco años en el HMS Beagle como miembro de una expedición dedicada a investigar lugares aislados difícilmente visitados, entre ellos, el Cabo de Hornos, Australia, Nueva Zelanda y Tahití.
Darwin  estudió las iguanas y otras especies.
Pero especial importancia tienen sus observaciones durante su paso por las islas Galápagos, a las cuales llegó el 15 septiembre de 1835, particularmente por las sutiles diferencias en los picos de los pinzones. A partir de tales observaciones, Darwin con el tiempo dedujo que esas diferencias podían estar conectadas con el hecho de que cada especie vivía en un medio natural distinto, con distinta alimentación y distintas necesidades para reproducirse y transmitir sus rasgos a su descendencia, según lo explica en El origen de las especies (1859).

El texto señala que al paso de las generaciones, los rasgos de los individuos que mejor se adaptan a las condiciones naturales se vuelven más comunes y la población evoluciona. Darwin llamó a este proceso “descendencia con modificación”, mientras que el proceso en que la naturaleza selecciona a las especies mejor adaptadas para sobrevivir y reproducirse se conoce como “selección natural”, que considera su raíz en un antepasado común.
Las diversas clases de pinzones  y sus picos  inspiraron la teoría de la evolución. Por ejemplo, las especies de pico corto y robusto comen semillas, y las de pico largo, insectos.
El naturalista vio al archipiélago como un inmenso laboratorio natural, “un lugar remoto y biológicamente no contaminado”, como escribió en sus registros del viaje, hoy recopilados junto con sus memorias en el libro The Voyage of Charles Darwin (1978).

Ese texto nos permite aquí realizar un homenaje fotográfico a las islas observadas por el naturalista inglés, junto con citas de su registro científico sobre tales lugares. (M.P.)
Lobos marinos en San Cristóbal.

Charles Darwin: Extractos de su diario de viajes, 1835

“En espacio y tiempo parecería que nos aproximáramos a ese gran momento –el misterio de misterios–: la primera aparición de nuevos seres sobre la Tierra…”.
Charles Darwin, 29 de septiembre de 1835, refiriéndose a las islas Galápagos.

Septiembre 17
San Cristóbal

El 17 por la mañana desembarcamos en la isla Chatham (se refiere a San Cristóbal, él usaba los nombres en inglés). Como todas las demás, es redondeada y no tiene más de particular que unas cuantas colinas, restos de antiguos cráteres… El Beagle rodeó la isla Chatham y ancló en varias bahías. Pasé una noche en tierra, en una parte donde había un gran número de conitos truncados negros y poco elevados; conté hasta sesenta y todos coronados por cráteres más o menos perfectos…

Hacía un calor horroroso; sentía increíble angustia arrastrándome sobre aquella superficie rugosa; pero el extraño aspecto de una escena ciclópea compensaba con exceso mis fatigas. Durante el paseo encontré dos tortugas, cada una de las cuales debería pesar 200 libras; una de ellas se comía un pedazo de cactus, y cuando me acerqué me miró con atención y se alejó lentamente; la otra dio un silbido formidable y escondió la cabeza bajo el caparazón. Estos reptiles inmensos, rodeados de lavas negras, de arbustos sin hojas y de colosales cactus me parecieron verdaderos animales antidiluvianos. Los pocos pájaros, de colores oscuros, que encontré no se ocuparon de mí más que de las grandes tortugas.
Sinsonte en Floreana.
Septiembre 23
Floreana
Desde hace mucho tiempo es bastante frecuentado este archipiélago; primero, por los bucaneros y ahora por los balleneros; pero casi no hace más que seis años que se ha establecido una pequeña colonia. Hay doscientos o trescientos habitantes.

La colonia se ha instalado a 4,5 millas (7,2 kilómetros) tierra adentro y a unos 1.000 pies (305 metros) de elevación. La primera parte del camino que conduce a ella está entre arbustos sin hojas, parecidos a los que hemos visto en la isla Chatham (San Cristóbal). Un poco más arriba se presentan más verdes, y al llegar a la cumbre o vértice de la isla se disfruta una fresca brisa del sur y descansa la vista una hermosa vegetación verde. 

Aunque los habitantes se quejan sin cesar de la pobreza, se proporcionan sin gran trabajo todos los alimentos que necesitan. En los bosques encuentran muchos jabalíes y cabras monteses; pero su principal alimento son las tortugas. 
Paisaje de la isla Isabela, quizás muy similar al que el naturalista observó al llegar a ese escenario.
Septiembre 29
Isabela

Doblamos la extremidad sur occidental de la isla Albemarle (Isabela), y al siguiente día estaba calmado entre esta y la isla Narborough (Fernandina). Las dos están cubiertas por inmensos diluvios de lava negra, que han fluido desde los bordes de las enormes calderas, como cuando una olla desborda su contenido cuando esta es hervida o ha salido expulsado desde pequeños orificios en los flancos...

En las dos islas se conoce que ha habido erupciones, y en Albemarle vimos una pequeña fumarola saliendo desde la cumbre de uno de los grandes cráteres. Por la noche anclamos en Bank’s Cove, en la isla Albemarle. A la siguiente mañana me fui a caminar.

Las rocas en la costa estaban invadidas de grandes iguanas negras, de entre 3 y 4 pies de largo (0,90 m y 1,2 m) y en las montañas, una especie similar, fea de color café-amarillento era también muy común. Vimos muchas de estas últimas especies, algunas corriendo fuera del camino y otras escondiéndose en sus madrigueras.
Restos de lava  volcánica en la costa de Santiago.
Octubre 8
Santiago

Como en todas las demás islas de este archipiélago, la región inferior de James (Santiago) está cubierta de arbustos que casi no tienen hojas; pero los árboles crecen aquí mejor que en las otras... En la parte superior, conservan las nubes la humedad y por eso la vegetación es muy hermosa.

La mayoría de las producciones orgánicas son esencialmente nativas, y no se las encuentra en ninguna otra parte; hasta entre los habitantes de las diferentes islas se encuentra cierta diversidad. Todos los organismos tienen, sin embargo, cierto grado de parentesco más o menos marcado con los de América. En una palabra, este archipiélago forma por sí solo un pequeño mundo, o más bien un satélite adjunto a América, de donde ha sacado algunos habitantes y de donde procede el carácter general de sus producciones nativas.

No hay cosa tan sorprendente como verse rodeado de pájaros nuevos, nuevos reptiles, conchas nuevas y nuevos insectos, lo mismo que de plantas también nuevas, y sentirse, sin embargo, transportado, por decirlo así, a las templadas llanuras de la Patagonia o a los muy cálidos desiertos del norte de Chile por innumerables pequeños detalles de conformación y hasta por la voz y el plumaje de los pájaros.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

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