sábado, 26 de febrero de 2011

El ‘jardinero de los bosques’, captado en imágenes inéditas

Se le llama también danta de montaña porque vive en los páramos y bosques montanos de los Andes de Colombia, Ecuador y norte de Perú.
Imágenes inéditas, captadas a través de trampas cámara colocadas en San Antonio de Puntzán, norte del Parque Nacional Sangay (parte oriental del volcán Tungurahua) muestran a diferentes tapires andinos en actividad, en el que podría ser uno de sus últimos refugios de esta especie en Ecuador.

Las fotos son el resultado del Proyecto de Conservación del Tapir Andino (PCTA), que con apoyo del Grupo Especialista de Tapires de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Finding Species, Centro Ecológico Shanca Arajuno y la Fundación Óscar Efrén Reyes, se enfocan en el estudio y cuidado de las poblaciones de esta especie en las estribaciones orientales de los Andes centrales. 

El plan, que se ejecuta desde junio del 2007, se concentra en unas 24 mil hectáreas y además del Sangay incluye al Parque Nacional Llanganates.

El tapir andino (Tapirus pinchaque) es un tímido y mítico herbívoro, al que también se llama danta de montaña porque reside en los páramos y bosques de los Andes de Colombia, Ecuador y el norte de Perú. Sin embargo, por la extensa colonización humana ha visto reducido su hábitat hasta el punto de estar confinado a zonas de difícil acceso.

Según datos de la UICN, el tapir está en la lista roja de especies amenazadas del planeta y otros estudios estiman que no quedan más de 2.500 en los Andes de los tres países, por lo que se lo ha catalogado en peligro de extinción.

Hugo Mogollón, director ejecutivo de Finding Species, explica que los parques Sangay y Llanganates, y el corredor que existe entre ellos desde la ciudad de Baños (Tungurahua), representa uno de los remanentes más grandes de hábitat del tapir. Las fotografías con trampas cámara, en total 14 instaladas por ahora en Sangay, son las primeras logradas en el país con esta investigación.
Desde diciembre del 2010 se colocaron en un área del Parque Nacional Sangay cámaras con un sensor de movimiento. Aquí aprecia un tapir adulto con una cría (suelen ser animales solitarios, según estudios).
Una experiencia similar y con esa tecnología se dio en Perú, en julio del 2010, con las primeras fotos de tapires captadas en el Santuario Nacional Tabaconas Namballe (SNTN), un área natural protegida.

Luis Sandoval, experto del Grupo de Especialistas en Tapires de la UICN, cuenta que los equipos son colocados en sitios estratégicos del bosque, de manera que pasan desapercibidos para el animal. Funcionan mediante un censor infrarrojo que dispara cuando algo pasa frente a ellos. Una vez captadas las imágenes, se analizan características como manchas o cicatrices para reconocer diferentes individuos y estimar la cantidad de tapires que están en ese sitio, así como sus patrones de comportamiento y actividad.

Andrés Tapia, uno de los investigadores que dirige la Estrategia Nacional de Conservación de los Tapires, añade que gracias a las fotografías los datos sobre la presencia de la especie dejaron de ser anecdóticos, es decir, basados en entrevistas o encuestas a la población; e indirectos (con la observación de huellas o rastros), por lo que el estudio adquiere mayor valor científico.

De hecho, los análisis preliminares basados en lo captado por las cámaras revelan que en las tardes y madrugadas los tapires tienen mayor actividad. Adicionalmente, se han ido trazando los lugares en donde los tapires pueden estar con la búsqueda de huellas, heces, rastros de plantas comidas, proceso conocido como “ramoneo”, y poco a poco construyendo la historia natural de este animal.

La danta cumple una función vital en el funcionamiento de los bosques. Además de ser el alimento de carnívoros como los pumas y osos, se encarga de dispersar especies vegetales de las que se alimenta. Las semillas pasan por su sistema digestivo y salen listas para germinar. Por eso también se le conoce como “el jardinero de los bosques”.

Diana Bermúdez, bióloga asociada a Finding Species, cuenta que este herbívoro se alimenta de más de 300 especies vegetales, por lo que su desaparición significaría una pérdida del equilibrio para otras especies. La danta sufrió una intensa cacería en décadas pasadas, pues su carne, según creencias locales, es apetecida porque se cree que tiene propiedades curativas, “mágicas” e incluso afrodisiacas.
Desde diciembre del 2010 se colocaron en un área del Parque Nacional Sangay cámaras con un sensor de movimiento. Aquí otra especie alimentándose.
Segundo Rodríguez, habitante de la parroquia El Triunfo, cantón Patate, zona de influencia del Parque Llanganates, comenta que cuando llegaron los primeros comuneros a esta zona había tantos tapires que pudieron vivir mucho tiempo de su carne mientras sus tierras estaban listas para producir y sus potreros aptos para el ganado.

Hoy, él es uno de los principales conservacionistas locales de la especie y quien impulsó junto a otros comuneros la creación del bosque protector que en 1996 se convirtió en el Parque Llanganates. Nelson Palacios, habitante de San Antonio de Puntzán y de unos 60 años, es otro conocedor del bosque. Guía a los científicos por las montañas y protege a la especie de cacerías.

Aunque para Juan Pablo Reyes, de la Fundación Óscar Efrén Reyes, hay amenazas más peligrosas, como la construcción de carreteras, proyectos hidroeléctricos, la minería y la ampliación de monocultivos agrícolas y forestales, lo cual debería considerarse antes de otorgar licencias ambientales.

Conscientes de que las comunidades situadas en el área de influencia de los parques son actores determinantes en la conservación, el PCTA ejecuta programas educativos para orientar a la población, dirigidos a niños y adultos.

Sin embargo, a criterio de Verónica Quitigüiña, analista de Políticas de Finding Species, las autoridades también deben involucrarse. Mogollón afirma que se ha trabajado en coordinación con el Ministerio del Ambiente y las administraciones de los Parques Nacionales involucrados, así como con algunas entidades extranjeras y locales que hacen posible el financiamiento de este estudio.

“Los datos científicos y las fotografías refuerzan nuestro trabajo, pero esta especie será protegida donde las comunidades la aprecien. El PCTA trabaja para crear ese aprecio”, expresa.

miércoles, 23 de febrero de 2011

El tren ulula en seis provincias y en la Nariz del Diablo se renueva

El tramo ferroviario Alausí-Estación Palmira (descendiendo por la Nariz del Diablo), que fue inaugurado oficialmente el pasado miércoles, se suma a las siete rutas rehabilitadas en los últimos tres años.
José Olmos | PALMIRA, Chimborazo
El motorista hace sonar la bocina del tren, tres veces seguidas; la última, prolongada. No es el sonido de antaño, profundo, como un soplo agudo, pero su eco rebota en los cerros y se disipa por la neblina, por el río Chanchán, que nace en los páramos del sur de Chimborazo. El sonido en el ambiente, que compite con el gélido viento andino, anuncia que el tren, compuesto por una locomotora y tres vagones con capacidad para cien pasajeros, vuelve a descender y a escalar por un acantilado de una altura de 300 metros hasta las orillas del río. Pasa por un filudo cerro conocido desde hace décadas como la Nariz del Diablo.

El tren vuelve por estos peñascos luego de casi un año de pausa. Regresa al tramo Alausí -Estación Palmira, descendiendo por la Nariz del Diablo, para constituirse en el impulsor de la reactivación económica de esta zona, según Jorge Carrera, gerente de la empresa estatal Ferrocarriles del Ecuador.

Esta ruta, que volvió a operar el 2 de febrero del 2011 y se la inauguró oficialmente el pasado miércoles, se suma a las siete rehabilitadas en los últimos tres años y que están dedicadas exclusivamente al turismo. Son tramos de entre 10 km a 40 km, donde operan trenes o autoferros (tipo bus sobre rieles), localizados en Cañar, Guayas, Chimborazo, Cotopaxi, Pichincha e Imbabura.

Cada tramo tiene un nombre significativo, como “El sendero de los arrozales”, como se denomina al único de la Costa, que va de Durán a Yaguachi. El ministro de Turismo, Freddy Ehlers, dice que se está reviviendo la obra de Eloy Alfaro, que hace un siglo puso a andar el ferrocarril que unía a la Sierra con la Costa. Pero sobre todo, destaca que ahora impulsa el turismo, fuente de ingresos para las comunidades locales.

PALMIRA, Chimborazo. En las orillas del río Chanchán, en medio de dos grandes montañas está la estación Palmira.
Pero en el caso de la reinaugurada ruta hacia la Nariz del Diablo, la promocionada reactivación económica sigue siendo solo ilusión y pasa a convertirse en desengaño para los alauseños. “Rebajen los pasajes, $ 20 es muy caro, por eso no viene mucha gente y de nada nos sirve”, gritó un comerciante de Alausí, el pasado miércoles, justo cuando al inaugurar el tramo intervenía Ehlers.

Lorena Cortez, propietaria del restaurante El Mesón del Tren, ubicado cerca de la estación de este cantón chimboracense, asegura que la reanudación del servicio ferroviario hacia la Nariz del Diablo, a partir del 2 de enero, no ha significado ingresos económicos para su local ni el de sus vecinos. Ella señala que como la tarifa del viaje de $ 20 por persona incluye refrigerio en la estación de Palmira, quienes llegan para hacer el paseo ya no consumen en la cabecera cantonal.

“Para los turistas nacionales, el valor del pasaje es alto”, se queja la mujer, que añora el servicio que hasta hace un año se ofrecía desde Sibambe a la Nariz del Diablo, con un receso en Alausí. El valor del pasaje entonces era de $ 7,80 por persona. Por eso, agrega, hay viajes que el tren con capacidad para cien pasajeros viaja con menos de diez ocupantes.
El gerente de Ferrocarriles del Ecuador dice que los reclamos son válidos pero, acota, que es un proceso que recién empieza. “Hay que ir mejorando, pero no es que en diez días todo mundo va a solucionar su situación”, menciona Carrera. Agrega que, como cantón, Alausí debe ir potenciando el sistema turístico y ofrece llevar adelante un proceso con las autoridades locales y nacionales. Del costo, indica que el autoferro también recorre y cobra $ 6,50.

Quienes se sienten esperanzados son los integrantes de siete comunidades rurales aledañas a la estación Palmira, que han formado grupos para comercializar sus productos y artesanías en esa terminal, ubicada bajo la Nariz del Diablo, en la ribera del río Chanchán.

Aunque los resultados no son visibles. María Margarita Tene está a cargo de un puesto de venta de tejidos de un grupo de la comunidad Tolte. Las mujeres tejen y envían para comercializar en la estación férrea. Tene gana un dólar por cada prenda que comercializa. “Poco he vendido, como unas 10 cosas desde que comenzó a llegar el tren (2 de febrero). Ojalá mejore”, asegura la mujer indígena.

Esa expectativa también tienen sus vecinos de otras comunidades, como Mario Tapay, de la comunidad Nisag, quien invita a hacer paseos a su comunidad, desde la estación.

Un viaje para quien no sufre de vértigo

PALMIRA, Chimborazo. Un museo funciona en esta estación.
PALIMRA, Chimborazo
Desde la ventana del tren, parece que este viaja hasta el precipicio en la Nariz del Diablo. Llega de frente a lo que se diría la punta de la nariz, donde hay una Y de rieles. Detiene su marcha al filo del precipicio; el ayudante mueve una palanca de las rieles y hace una señal.

Entonces, el ferrocarril comienza a retroceder, pero de retro. Así avanza 1,7 km y en menos de cinco minutos ha descendido unos 250 metros de altitud, hasta una minicuenca del Chanchán, en medio de dos gigantescas montañas coronadas por neblina gran parte del año. Allí hay otra Y. La máquina retoma su recorrido de frente. En el retorno hace el mismo proceso, pero al revés.

Aquel viaje, desde Alausí a Palmira, no toma más que 35 minutos, pero está lleno de emociones. Luis Orlando Centeno, uno de los guías, indica que la montaña donde está la Nariz del Diablo es conocida como Chiripungo, “puerta del viento” en español, porque allí hay siempre nubes, por el choque de vientos que provienen de la Costa y de la Sierra.

La Y de rieles. Aquí el tren cambia el sentido del recorrido.

Cuando se construyó el trayecto, hace un siglo, alrededor de 2.000 obreros, entre ellos jamaiquinos, murieron por la rigurosidad de los trabajos y el clima de la zona. Toda la línea férrea (13 km) y sus durmientes se reemplazaron a un valor de 4,6 millones. El tren, movido por una locomotora a electrodiésel y con vagones tipo colonial, tiene asientos cómodos, servicio de guías.

Este tren viaja de martes a domingo, en horarios de 08:00, 11:00 y 15:00. También circula un autoferro en ese mismo horario, pero con pasaje más económico. En la estación de Palmira, comuneros locales venden artesanías, productos de la zona y hasta funciona un museo.

Para ir de Guayaquil se debe tomar la carretera El Triunfo-Huigra-Alausí, cuyo recorrido toma unas tres horas.

viernes, 18 de febrero de 2011

Playas para viajes soñados

Bahía  de Puerto López.
Volando por San Pedro
¿Buscando al santo de barba blanca que supuestamente guarda las llaves del cielo? Nada de eso. ¿Buscando sentir la brisa marina mientras se vuela a más de cien metros de altura sobre el océano? Eso sí. La comuna de San Pedro y el Gobierno Provincial de Santa Elena inaugurarán el jueves 30 de diciembre un punto de despegue de vuelos en parapente para que los visitantes disfruten de ese deporte extremo.
Los colombianos Álex Vélez y Roger López, oriundos de Medellín, y que operan con el nombre de La Aventura Continúa–Centro de Deporte Extremo, ya brindan a diario el servicio desde esa pista, llamada 23 de Abril San Pedro, generalmente a partir del mediodía ya que los vientos de la tarde son mejores para elevar las alas de esos aparatos.
Vuelo de parapente sobre la comuna de San Pedro.
Álex, con cuatro años volando en la zona, considera que San Pedro brinda condiciones insuperables para este deporte. “Sueño con que llegue el día en que sea normal ver docenas de parapentes volando por aquí”, dice este deportista.

El ingreso al nuevo punto de parapentes, que cuenta con baños públicos, está a mano izquierda de la carretera, poco antes de ingresar a San Pedro, para luego avanzar unos 200 metros por una vía lastrada. El vuelo de entre 20 y 25 minutos cuesta $ 35.
Informes: (08) 901-7782 y (08) 965-9870.
Dos líderes de la farra
Montañita se distingue, entre otras características, por sus bares y vida nocturna. Dos locales destacados de la comuna y que presentan novedades para esta temporada son Hola Ola y Nativa Bambú.

El primero cambió su ‘look’ al trasladar su restaurante, antes operativo en una zona interior y con mesas en la vereda, al amplio patio con piscina que solían utilizar para eventos y conciertos. “Ahora todo luce más abierto y confortable. Nos remodelamos totalmente para modernizarnos y brindar mayor comodidad a los turistas”, señala el israelí Shahar Matza, uno de los propietarios de este negocio considerado entre los mejores restaurantes y pioneros de la ‘movida’ nocturna en Montañita.
Nativa Bambú.
En el malecón de la comuna, justo frente al océano, se levanta el amplio local de dos pisos del bar Nativa Bambú, que cumplirá ahora su primera temporada operando al 100%, según indica su administradora. “La temporada pasada estuvimos a ‘media llave’ porque seguíamos organizando y decorando los espacios del local, pero ahora sí estamos listos con todo”, indica sobre ese negocio considerado entre los más vanguardistas y modernos del poblado.

Ambos locales, Hola Ola y Nativa Bambú, anuncian que tendrán fantásticos eventos para cerrar el año, con música y espectáculos, los cuales serán habituales durante toda la temporada playera.

Informes: Hola Ola, calle Segunda y 10 de Agosto, 206-0118, 09-111-7777. Nativa Bambú, calle Primera y Malecón, 206-0095. Ambos negocios también cuentan con hoteles en Montañita.
Montañita Canopy.
Canopy en Montañita
Simplemente hay que dejarse llevar. Cerrar los ojos y dejarse llevar. Aunque puede ser mejor idea mantener los ojos abiertos para contemplar el verde intenso del bosque seco tropical de la cordillera Chongón-Colonche, mientras dura el desplazamiento por las líneas de metal que componen el Montañita Canopy, atractivo turístico encaramado en una colina.

Esta será la primera temporada invernal que cumpla el “canopy más largo del país”, compuesto por un total de 2.840 metros de cables o líneas, distribuidos en seis tramos de 580, 620, 630, 650, 175 y 185 metros, en ese orden, instalados a alturas que fluctúan entre los 60 y 100 metros. La ruta de cuatro cables cuesta $ 15; la de 4 metros $ 10. “El canopy (llamado también tirolina o tirolesa) es un deporte ecológico que implica pasear por las copas de los árboles. Nació en Costa Rica (inventado) por biólogos que necesitaban estudiar el dosel de los árboles”, indica Walter Segovia, propietario de esta iniciativa, cuyo desarrollo e instalación estuvieron a cargo de técnicos expertos de Costa Rica, mientras que los equipos fueron traídos de Francia.Para llegar a Montañita Canopy hay que girar a la derecha por el camino de tierra ubicado junto al puente de Montañita, en la carretera, y avanzar unos 1.200 metros hacia la colina (barrio El Tigrillo). Es recomendable subir en carro 4x4. Quienes vayan con otros vehículos o en transporte público, vale llegar al poblado y coger un taxi que los aproxime a una zona donde el ascenso se cumple por escalinatas. Inf.: (09) 782-6906, (09) 307-3382,montanitacanopy@hotmail.com 
Pescado de la Abuela  y Yaguarlocro costeño.
Libertadores del sabor
Los restaurantes que operan en rústicas cabañas de caña y madera a un costado de la carretera brindan un ambiente acogedor a la comuna de Libertador Bolívar.Su deliciosa oferta clásica está en el pescado frito o apanado, el camotillo (pescado que se sirve entero), el arroz marinero, los cebiches, el camarón apanado o al ajillo… Sin embargo, esos negocios también saben innovarse, tal como lo hacen los restaurantes Caída del Sol y Rafaelito, que operan a poca distancia entre sí. La Caída del Sol presenta su plato inédito denominado Pescado de la Abuela. “Queríamos brindarle al turista algo más que simplemente un pescado a la plancha con patacones y salsa. Por eso rescatamos el tradicional sudado criollo con camarones, calamar, concha, pulpo y cangrejo, preparados con ajo, tomate, pimiento y jengibre, para sumarlo a la corvina de roca a la plancha. ($ 6,50)”, indica Juan Parrales, propietario de este local que augura una excelente recepción del plato en su ingreso a su primera temporada playera.

El restaurante Rafaelito se ha destacado como el creador del yaguarlocro costeño ($ 6,50), delicia que parte del tradicional plato de la zona andina (aunque sin sangre) para agregarle el sabor de los mariscos más frescos de la provincia de Santa Elena. “Hemos tenido un gran éxito con esta creación, que ya se está volviendo tradicional en Libertador Bolívar”, señala Julio Lainez, quien ha trabajado como chef en restaurantes en Guayaquil y ahora labora feliz brindando los sabores del mar en su propia tierra.
Informes: Caída del Sol 08-946-7771. Rafaelito 08-536-5712.
Playa Rosada.
Más ‘pink’
Los tonos característicos de la llamada Playa Rosada suelen atraer a los vacacionistas a ese balneario ubicado en la parroquia Palmar. Su ingreso es posible por sendos caminos de tierra desde la carretera o entrando por el lado sur de Ayangue, por una vía conectada al hotel Cumbres de Ayangue, que opera los servicios turísticos en Playa Rosada. La creciente popularidad de esa zona ha motivado la suma de beneficios para el turista, entre ellos restaurante de mariscos al aire libre, sillas tumbadoras y mesas con parasoles de paja. La última adición es un parqueadero para un centenar de vehículos, una cancha de baloncesto y dos de fútbol de playa. Sobre la colina opera una hostería llamada Playa Rosada, que brinda otros servicios al visitante.
Fuente: La Revista Guayaquil, Ecuador

viernes, 11 de febrero de 2011

Del cautiverio al bosque, posibilidad aún incierta

Esta especie de rana arlequín, en Ecuador conocida como jambato de las tres cruces, iniciará el proceso de reproducción en cautiverio en los próximos meses, dentro de La Balsa de los Sapos.

Limón y Elegants son dos pequeñas ranitas que se creyeron extintas en el Ecuador, pues gran parte de los bosques donde vivían fueron reemplazados por carreteras o dañados por la explotación minera, o porque muchos de sus familiares no soportaron el alza de la temperatura, los cambios climáticos y una terrible plaga de hongos. 

De esto ya hace al menos dos décadas. Pero mientras Limón y Elegants luchaban por sobrevivir y darle continuidad a su especie, unos amantes de las ranas decidieron emprender un viaje. A la travesía la llamaron La Balsa de los Sapos, un proyecto de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) financiado, entre otros, por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología y la Corporación Financiera Nacional. 

Esta balsa, que lleva seis años navegando, encontró a Limón y Elegants a fines del año pasado, en Morona Santiago y entre Esmeraldas y Cotopaxi, respectivamente.

Andrés Merino, actual responsable del proyecto La Balsa de los Sapos, explica que el programa se inició, liderado por Luis Coloma, porque se dieron cuenta de que para algunas especies no existía otra opción que la reproducción en cautiverio, mientras se intenta solucionar o al menos apaciguar los problemas de sus hábitats.

Cuando Limón y Elegants llegaron al laboratorio, los científicos probaron muchas técnicas para lograr que se reproduzcan; sin embargo, la que dio resultados fue la inyección de hormonas estimulantes.

En la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, todos los días se monitorea el estado de las 600 ranas nacidas en cautiverio.
Las hembras de ambas especies se reproducen cada mes, aproximadamente, y dejan entre 700 y 1.000 huevos. Estos, en estado natural, serían depositados en un río y apenas el 2% sobreviviría, explica Merino; mientras, en el laboratorio se ocupan de que casi el 80% de los huevos se desarrollen como renacuajos y emprendan el camino hacia la adultez. 

Por primera vez en Ecuador, desde que se inició el proceso de reproducción en cautiverio, las especies casi extintas Limón y Elegants tienen descendencia, una numerosa generación que ya alcanza los 600 individuos en etapa juvenil. 

Estas ranas adolescentes permanecen en las instalaciones del recinto universitario, cada una en su respectivo cajón y con un simulador de temperatura que les hace creer que están en su bosque.

Merino explica que no se puede colocar dos ranas dentro de la misma caja por varias razones: solo se puede identificar el sexo de la especie en su etapa adulta; si se colocan dos machos en la misma caja, pueden llegar a matarse; y si una rana contrae alguna enfermedad, enseguida se la contagiaría a las demás. “No podemos arriesgarnos a que se enfermen y mueran, por eso mantenemos estándares de bioseguridad muy elevados”, comenta el experto.

Sin embargo, pese a los cuidados que La Balsa de los Sapos proporciona a estas especies, la segunda etapa del proceso, la reinserción de las ranitas a su entorno natural, no está asegurada, pues su ecosistema no está apto para recibirlas, comenta Santiago Ron, especialista del equipo que trabaja con los anfibios en cautiverio.
Una de las ranas juveniles. En este periodo aún no adquieren las formas y colores intensos que las caracteriza en su adultez.
En Morona Santiago, describe Ron, la vegetación natural está destruida, hay poco bosque y las ranas no tendrían a dónde migrar, y por eso cuando se dio la ampliación de la carretera, gran parte de la población anfibia desapareció. Además, cuando los ríos se llenaron de sedimentos, producto de los desechos de la explotación minera, las arlequines, o ranas jambato, desaparecieron, excepto unas cuantas, añade. 

En el noroeste del país, entre Esmeraldas y Cotopaxi, la situación es más crítica, opina Ron, pues ahí no hay ninguna mejora en su hábitat.

Las ranas arlequines, en Ecuador conocidas también como ranas jambato, son propias de Centro y Sudamérica, pero cerca del 70% de ellas desaparecieron entre las décadas del ochenta y noventa, y en 1988 se dieron por extintas en los páramos ecuatorianos, según investigaciones de la PUCE.

Limón y Elegants son representantes de la gran diversidad anfibia que habita Ecuador, una característica que Merino y Ron destacan y también comparten en programas de educación ambiental. “Queremos frenar las extinciones de anfibios, que ellos puedan volver a la naturaleza y continúen cumpliendo su rol en la cadena alimenticia, en el control de plagas y como bioindicadores del ambiente”, concluye Ron.

Ecuador: Diversidad
443
Especies de ranas y sapos. Ecuador ocupa el tercer lugar en el mundo en diversidad de ranas y sapos, por debajo de Colombia y Brasil. Pero si se considera la extensión territorial, es el país con mayor número de especies por kilómetro cuadrado. 

139
Especies en peligro. Se estima como número mínimo en riesgo de extinción, y de este se presume que 25 ya están extintas.

jueves, 3 de febrero de 2011

3 turnos diarios para pasear por Nariz del Diablo

ALAUSÍ, Chimborazo. El tramo Nariz del Diablo es uno de los que despierta más interés en los turistas por el paisaje de la zona.
Víctor Hugo Cevallos | ALAUSÍ, Chimborazo
Con paradas especiales en los sitios Chiripungo, Piedra Grande, Zigzag Alto y Nariz del Diablo, y en medio del júbilo de pobladores, se realizó el primer viaje del ferrocarril de la ruta Alausí-Sibambe, el martes pasado, luego de casi un año de suspensión por reparaciones. 

Una hora tomó la locomotora de electro-diésel, de 80 toneladas y provista de tres coches coloniales (con capacidad para 34 pasajeros), para cubrir esa ruta que apunta a consolidarse como atractivo turístico, pues es parte de un plan que incluye oferta turística, cultural y gastronómica en coordinación con las comunidades asentadas en el sector de la línea férrea.

La obra demandó $ 4’697 mil. Entre las tareas ejecutadas consta la recuperación de la estación Sibambe que ahora cuenta con sala de proyecciones, bar, internet, museo; además, incorpora locales de comidas típicas dirigidos por indígenas de Nizac, Tolte y otras organizaciones.
Turistas viajan a bordo del tren cerca de la estación de Alausí.
Para rehabilitar los 13,5 km de vía férrea se emplearon 22 mil durmientes de madera; un promedio de 1.700 por kilómetro, dijo Freddy Cabrera, gerente regional de la Empresa Ferrocarriles del Ecuador (EFE).

Las salidas del tren en la ruta Alausí-Sibambe son de martes a domingo, a las 08:00, 11:00 y 15:00, a un costo de $ 20, dijo Magaly Villacrés, de la EFE.

Está pendiente rehabilitar los tramos férreos Palmira-Riobamba y Riobamba-Ambato, que requieren $ 18 y 24 millones de inversión, en su orden.

martes, 1 de febrero de 2011

Humedales andinos, delicados defensores de la contaminación

La Laguna de Cube, dentro de la Reserva Ecológica Mache Chindul, es considerada un Humedal Ramsar desde el 2002.

Extensiones de marismas cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros, pantanos, superficies cubiertas de agua natural o artificial, permanente o temporal, estancada o corriente, dulce o salada, estos son los humedales. Así lo define el Convenio sobre Humedales o Ramsar, firmado el 2 de febrero de 1971 a orillas del Mar Caspio, en la ciudad iraní de Ramsar.

Desde entonces, el 2 de febrero de cada año se recuerda como el Día Internacional de los Humedales. Ecosistemas que actúan como reguladores de agua, fuente de suministro para grandes poblaciones y actividades agrícolas; como regulación del cambio climático global, a través del almacenamiento de una gran proporción del carbono fijado en la biosfera, gracias a que la vegetación predominante, los bofedales, actúan como almohadillas absorbentes, entre otras funciones primordiales en la estabilidad ecosistémica del planeta.

A fines de diciembre pasado, Fundación Eco Ciencia publicó el informe final de su Proyecto de valoración económica de humedales altoandinos, una investigación de siete meses en la que se establece la función de los humedales como un servicio ambiental, y a este se le atribuye un valor económico.

Adriana Flachier, responsable del proyecto, explica que es bastante difícil asignarles una cifra a los “servicios” que presta la naturaleza, pero lo hicieron para concienciar sobre el importante trabajo que estos ecosistemas brindan.

En esa investigación se toman como puntos de estudio el sistema Oña-Nabón-Saraguro- Yacuambi, entre Azuay, Loja y Zamora Chinchipe, y el frente suroccidental de Tungurahua. 

En la primera zona de estudio, de 218 hectáreas, ¿cuánto costaría una construcción artificial (reservorio) que regule el agua de los ríos? El documento informa que el costo sería de $ 696,9 miles por año, es decir, $ 3.196,8 por hectárea. Pero este es un trabajo que los humedales de páramo lo brindan gratis.

En el mismo espacio, ¿cuánto costaría atrapar la misma cantidad de carbono que atrapan los suelos de almohadillas? Costaría $ 13.340,62 por hectárea, es decir, $ 2,9 millones. Servicio ambiental que estas sábanas verdes proporcionan también sin costos. 
El musgo es una de las especies predominantes en los humedales de páramo, así como las almohadillas que se forman en las superficies de suelos y pantanos.
En la segunda área de estudio, de 1.971 hectáreas, en la provincia de Tungurahua, el valor económico del servicio ambiental de provisión de agua asciende a $ 196,4 miles por año; mientras que el servicio de almacenamiento del líquido llega a $ 6,5 millones, es decir, a $ 3.299,2 por hectárea.

En casi 2.000 hectáreas de bofedales, ¿cuánto costaría igualar la retención de carbono? Ese servicio hasta ahora brindado por la naturaleza costaría $ 7.787,3 por hectárea. Un total de $ 15,3 millones, según el Proyecto de Fundación Eco Ciencia, que también realizó la comparación de la capacidad de absorción de agua y carbono de los humedales intervenidos y no intervenidos.

En las 11 provincias de la región Sierra se ubican 59 humedales altoandinos, 36 grandes sistemas y 23 asilados. Entre todos suman 661.309 hectáreas, considerando sus microcuencas de alimentación de agua. 

Con tal cantidad de humedales y las óptimas funciones que poseen podría decirse que la cantidad de agua en los ríos es la indicada y que los niveles de dióxido de carbono son bastante bajos; sin embargo, estos ecosistemas altamente sensibles son más vulnerables a la degradación ambiental y a los efectos del cambio climático.

Flachier explica que estos ambientes sufren presiones a través de actividades invasivas como la ganadería, que compacta el suelo; la expansión de la frontera agrícola, que incluye drenajes, contaminación por químicos y la eliminación de desechos; la construcción de carreteras y represas, que influye en las funciones ecosistémicas y sociales de los humedales, entre otros factores.

La investigación también compara la eficiencia de los entornos intervenidos y no intervenidos. El sistema no intervenido de Oña-Nabón-Saraguro- Yacuambi, en Loja, reflejó retener el 87,45% de humedad, en promedio. Mientras, un sitio intervenido por la ganadería, del frente suroccidental de Tungurahua, solo mantiene el 60,8% de humedad, en promedio, perdiéndose la capacidad de almacenamiento de agua.

Con la intención de llegar a las autoridades, reflejando el valor ambiental en dólares, Fundación Eco Ciencia, con el apoyo del Ministerio del Ambiente, la Universidad Técnica Particular de Loja y la Fundación Wetland International, exaltan estos complejos, diversos e importantes ecosistemas húmedos.
Reconocimiento
Según el sitio web del Ministerio del Ambiente, Ecuador tiene trece humedales reconocidos como Ramsar, es decir, de importancia internacional, entre estos están el Parque Nacional Cajas, en Azuay; el Parque Nacional Machalilla, en Manabí; la isla Santay, en Guayas; la Laguna de Cube, en Esmeraldas, entre otros.

Esta última, ubicada dentro de la Reserva Ecológica Mache Chindul, recibió el Premio Internacional de Humedales 2010 en la categoría Globo Verde: por mejores prácticas de restauración de humedales.

Este premio es un reconocimiento a la gestión de la Laguna de Cube y a sus pobladores, quienes llevan a cabo varias iniciativas para conservar este lugar tanto por sus características ecológicas como por sus valores hidrológicos. 

La Laguna de Cube fue declarada como Sitio Ramsar en el año 2002, en el marco de la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, y en sus alrededores habita una gran diversidad de plantas, aves, anfibios y reptiles. Además, en el área se constituye un reservorio natural de agua que permite controlar las inundaciones en tierras bajas. 

En el sitio, las fundaciones Conservación Internacional, El Kaimán y Jatun Sacha, mediante la ejecución de varios proyectos de reforestación, educación, saneamiento ambiental y actividades de ecoturismo comunitario, intentan fortalecer la capacidad de organización de los habitantes de la zona.

Fuente: eluniverso.com

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